La detención de Marcelo Corazza acusado de ser parte de una red de trata y explotación sexual dieron pié a que el tema del abuso sexual infantil ocupe la agenda mediática. A las pocas horas de la detención del productor de TV, se hizo pública una acusación hacia Jey Mammon por parte de Lucas Benvenutto, un joven que años atrás fue víctima de una red de trata y explotación sexual y en la cual fueron condenados tres hombres mayores.
Hablar de abuso sexual infantil es siempre difícil, es uno de esas temas sobre los que nadie parte desde la comodidad. Los sentimientos de horror que nos genera pensar en la vulnerabilidad de nuestras infancias genera un espasmo en la mayoría de las personas. Y la salida de esta contracción espasmódica siempre suele ser limitada y dirigida a caminos sin salida.
Cada cierto tiempo, cuando un caso logra salir a la luz en la escena mediática, nos obsesionamos con aquello que los medios proponen: el análisis al extremo de una historia y el morbo en torno exclusivamente a un solo caso, el debate sobre la causa, la pena y la cárcel da pie a abogados que poco quieren hablar de lo humano y mucho de lo técnico.
En 1987 en Argentina un caso sacudió la opinión pública, el “Bambino” Veira fue acusado de abusar sexualmente de un adolescente de 13 años. Cuatro años después fue encontrado culpable y condenado. Su causa tuvo varias idas y vueltas, el abusador pasó poco más de 3 años en prisión y luego quedó absuelto. La condena social de entonces no fue tan contundente como lo es ahora, el ex futbolista continuó durante décadas apareciendo en radio y tv. Gracias a los feminismos avanzamos unos pasos en cuanto a la escucha a las víctimas y el marco normativo necesario, pero aún hay mucho por hacer para garantizar respuestas integrales y efectivas. En aquel entonces el interés del caso viró hacia la identidad sexual de la víctima, y hasta hace muy pocos años la identidad trans era el motivo de referencia y burla y no así el delito cometido.
El análisis reiterativo de un caso tarde o temprano nos lleva a argumentaciones ancladas en el prejuicio, la persecución de los victimarios nos genera la sensación de que hay algo particular y monstruoso en ellos, y eso también es un modo de encubrir a otros victimarios. En estos días, sobre la detención de Marcelo Corazza y la acusación con Jey Mammon se despertaron aquellos viejos discursos que vinculan la homosexualidad con la pedofilia.
Durante mucho tiempo, para evitar reconocer los derechos humanos del colectivo LGBTI se lo vinculo con la pedofilia, aun cuando las cifras sobre abuso sexual infantil nos dicen que la mayoría de los crímenes suceden en entornos intrafamiliares y sus victimarios suelen ser adultos del entorno. Adultos padres, tíos y abuelos, personas con reconocida historia de heterosexualidad.
Esto no quiere decir que sean exclusivamente las personas heterosexuales las que abusan, ni tampoco exclusivamente las personas homosexuales. Para dar respuesta integral al abuso sexual infantil debemos superar el debate y la distracción sobre la orientación sexual de las personas. Porque ninguna orientación sexual hace más buena o mala a ninguna persona, y sobre todo, porque ninguna orientación sexual está intrínsecamente vinculada con la violencia que supone los delitos sexuales contra las infancias.
Y como siempre es necesario aclararlo, la pedofilia no es una orientación sexual, es un delito que vulnera la integridad y los derechos humanos.
La ESI es una herramienta
Luego de 17 años de la ley 26.150 de Educación Sexual Integral, y con la evidencia pedagógica de que los contenidos de ESI ayudaron a niños, niñas y adolescentes a denunciar situaciones de abuso sexual infantil, podemos asumir que es necesario redoblar los esfuerzos de esta política publica. Y sobre todo, dejar en claro que nada bueno puede haber en oponernos a que se trabaje ESI en las escuelas.
La ESI enseña a niños y niñas que nadie puede tocar el cuerpo sin consentimiento, enseña que hay secretos buenos, como los que se generan para dar alguna sorpresa de cumpleaños a un familiar, y que hay secretos malos que nunca deben ser guardados, como los que dicen los abusadores. La ESI hace de las salitas y de las aulas espacios de confianza para que niños, niñas y adolescentes puedan hablar si sufren maltrato, abuso o cualquier cosa que les perturbe.
Es necesario un mayor acompañamiento social hacia la educación sexual integral, más presupuesto y dispositivos de abordaje integral para contener y acompañar a las víctimas y a sus familias. Los datos que el Estado tiene sobre una problemática son el punto de partida para pensar soluciones, en ese sentido, sobre abuso sexual infantil es fundamental incrementar la construcción de esos datos.
El sistema penal en particular y el Poder Judicial en general no son los espacios en donde las respuestas a la violencia se hacen integrales ni efectivas, todo lo contrario, es el escenario de batalla entre víctimas y victimarios, en donde muchas veces ganan los victimarios.
Los movimientos feministas y de diversidad vienen dando cuenta desde hace décadas de las fallas de este Poder Judicial para dar respuesta a las víctimas de violencia sexual. Todas aquellas fallas se reproducen con mayor violencia cuando las víctimas son niños, niñas o adolescentes.
Es necesario sortear este escenario único en el que se plantean los debates sobre los abusos, y poder pensar la integralidad de la respuesta sin las distracciones que siempre buscan evitar la solución. Los discursos homofóbicos son una distracción, los discursos de pánico sexual y el conservadurismo son otras distracciones, los discursos técnicos sobre el derecho penal también lo son.
Necesitamos hablar más de esta realidad y con las mejores herramientas posibles, y sobre todo poder escuchar cuáles son los discursos, los movimientos y las prácticas que construyen respuestas y salida a las violencias, y cuáles son aquellas que solo generan ruido, morbo y confusión.
Línea 144
Es la línea gratuita que funciona las 24 horas, los 365 días del año. Por WhatsApp al 11-27716463 Por correo electrónico: [email protected] La aplicación 144 se encuentra disponible para descargar a través de la página web.
Línea 137
Es la linea gratuita destinada a brindar contención, asistencia y acompañamiento a víctimas de violencia familiar y/o sexual y de grooming. A través de sus dos opciones podés obtener asistencia y asesoramiento si sufrís violencia familiar y/o sexual, grooming o si te encontrás con obstáculos para acceder a tus derechos.