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A propósito del Festival Tucumán Cine: El cine, entre la audacia del arte y los carriles más transitados

En tiempos en los que la barbarie del régimen de la motosierra ataca con particular saña al sector cinematográfico, desguazando cruelmente al INCAA, y mientras la asociación Tucumán Audiovisual le exige al Gobierno provincial el cumplimiento de la Ley de Cine para la asignación de los fondos del Fomento a la producción audiovisual, el Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo -herido por los recortes de presupuesto- tuvo una decimonovena edición reducida a cuatro días, con apenas ocho largometrajes en competencia, más uno de apertura. No obstante, la selección de filmes fue capaz de reunir un material diverso y muy interesante en sus contenidos –donde se destacaban obras de realizadores tucumanos- algo que también se aplicó al puñado de cortos en competición, junto con actividades paralelas que incluyeron una retrospectiva de ese fenómeno llamado “Nuevo Cine Tucumano”.

Para cualquiera capaz de entregarse con júbilo a la experiencia inmersiva de un festival de cine, pero sin perder la referencia al actual contexto sociopolítico, a lo largo de estas cuatro jornadas el gozo del encuentro con las películas estuvo atravesado por el escalofrío de estar presenciando la agonía de un organismo en extinción: el campo cinematográfico argentino. Ante un apocalipsis perpetrado por las furias del Gobierno nacional y celebrado por sus huestes en los medios y redes sociales, el anhelo de abrirse paso por entre esta sensación de catástrofe apenas mitigada por la alegría cinéfila se topó con otra dosis de contrariedad en el desenlace del Festival, para ser más precisos, en el momento de las premiaciones.

En la Competencia Latinoamericana se hallaban:

  • Vergüenza (Miguel Salgado, México), crónica de una joven vida devastada por la dominación del narcotráfico sobre una zona rural mexicana, donde un adolescente pueblerino es obligado por una cuadrilla de policías corruptos a cometer un violento asesinato, atrocidad que incrusta en él una corrosiva culpa.
  • El otro hijo (Juan Sebastián Quebrada, Colombia/Argentina/Francia), otro film sobre una adolescencia desgarrada por la tragedia, con un jovencito que intenta rearmar su vida familiar y social tras la enigmática muerte de su hermano mayor al caer desde la terraza de un edificio.
  • Pies en la arena (Gustavo Ramos Perales, Puerto Rico/República Dominicana), especie de thriller desvaído en una película muy pequeña, que combina drama y toques de humorismo absurdo, con la historia de una mujer dominicana y un hombre cubano, inmigrantes ilegales en Puerto Rico, unidos por circunstancias de turbio azar.
  • Barcos y catedrales (Nicolás Aráoz, Argentina), ópera prima muy personal de un realizador tucumano con amplia trayectoria teatral, inspirada en la obra poética de su madre, la gran escritora Inés Aráoz, donde el relato ensimismado destila una reflexión sobre el paso del tiempo y el anclaje de una vida –la del sexagenario personaje central- en un presente rotundo que anuda el goce erótico, las tensiones sociales y el rescate de una reliquia musical, en el marco de un pueblo de Tucumán.

Por su parte, en la Competencia Argentina se encontraban:

  •  Alemania (de María Zanetti), un coming of age dotado de conmovedora integridad narrativa y sólidas actuaciones, una oda a los años 90 en la que una adolescente atraviesa los anudamientos de una atribulada familia de clase media, mientras aprende a manejar tanto el auto de sus padres como su propia vida, ante el horizonte de una posible estadía de intercambio escolar en el país que le da título a la película.
  • La barbarie (de Andrew Sala), tenso thriller en el que un adolescente se ve absorbido por la soterrada violencia del mundo de su padre, un estanciero que gobierna sus propiedades con despótico temperamento, mientras se suceden misteriosas muertes de ganado.
  • En vos confío (de Agustín Toscano), primer documental del director tucumano de El motoarrebatador, quien se atreve aquí a correr la cortina de la cosa juzgada para adentrarse en las vidas de las dos mujeres condenadas por la desaparición y supuesto asesinato de la maestra Beatriz Argañaraz, en julio de 2006, uno de los sucesos con mayor resonancia en el historial policíaco de Tucumán.
  • Yakuman (de Pedro Ponce Uda), documental extasiado que se interna en la historia de Tucumán a lo largo de un periplo a contrapelo de la cronología, a través de capas discontinuas de temporalidad, guiado por el enigma de un espacio a la vez bello y horrible, territorio quebrado con fracturas expuestas por las tragedias políticas, sociales y económicas.

Al igual que Barcos y catedrales, también son óperas primas la mexicana Vergüenza, la colombiana El otro hijo y las argentinas Alemania y Yakuman, una notable coincidencia digna de celebrar por la oportunidad de entrar en contacto con la iniciación de universos personales de creación audiovisual en el largometraje. Con este trasfondo, sobresale en la competencia latinoamericana Vergüenza, por su energía dramática, la precisa agilidad de sus cámaras y el vigor actoral, junto con una puesta en escena que acentúa la densidad claustrofóbica de una historia que ahonda en el tormento psicológico y el testimonio de crítica sociopolítica, en la estela de películas como Noche de fuego (2021), de Tatiana Huezo. En cuanto a las películas de la Competencia Argentina, si algo distingue con nitidez tanto a Yakuman como a En vos confío –ambas producciones de realizadores tucumanos, ambas sobre Tucumán- es la potente exploración del arte cinematográfico que despliegan. Sobre estos dos filmes ya me expresé en artículos publicados en La Nota.

A contrapelo de sus cualidades, Vergüenza, Yakuman y En vos confío, fueron ignoradas a la hora de los premios. En la Competencia Latinoamericana, la decisión final favoreció a El otro hijo, un drama psicológico diluido en sus cauces erráticos que no alcanza a penetrar en el dolor del duelo, una premiación que desestima los valores de Vergüenza: la victoria del micro drama burgués sobre la tragedia testimonial acerca del estrago padecido por los sectores sociales mexicanos más humildes bajo el imperio del narcotráfico. Yendo al caso específico de los documentales de Pedro Ponce y Agustín Toscano, sus excepcionales logros de experimentación artística fueron desatendidos por el Jurado de la Competencia Argentina, que se inclinó en favor de La barbarie, una ficción de innegable consistencia narrativa y estética, pero trazada con exactitud sobre patrones clásicos convencionales. Una vez más, el documental –ese territorio de libertad creativa- es dejado de lado en beneficio de los poderes de la ficción, por una decisión que en este Festival Tucumán Cine no sólo les da la espalda a producciones altamente estimables de realizadores tucumanos, sino que también opta por los carriles más transitados en desmedro de la exploración creativa del cine como arte.

Se puede argumentar que este jurado falló en favor de una sólida película de ficción que cuenta su historia según el molde narrativo clásico, pensando en su amabilidad con el público. Sin embargo, para la estimación de este tipo de productos están los circuitos del mercado (¡donde ojalá predominara la solidez estética y narrativa!), mientras que los Festivales –sobre todo los modestos Festivales regionales en estas épocas de empequeñecimiento- deberían ser el espacio propicio para ponderar los riesgos que asume la creación artística en sus experimentaciones. No basta sólo con la programación de este tipo de obras, sino que hace falta constituir Jurados capaces de valorar sus atributos.

Volviendo (por si alguna vez nos fuimos) a los calamitosos tiempos que corren en la Argentina de hoy, cuando la quita de subsidios al INCAA se presenta como medida para dejar de financiar “las películas sin espectadores” (sobre la base mercantil de que las mejores películas son aquellas que convocan un público numeroso), mientras quienes ejercemos la docencia en los centros de formación cinematográfica procuramos alentar la creatividad -nutrida ésta de conciencia social, política e histórica- no deberíamos desviar la atención de instancias cuyos desenlaces redundan en beneficio de condiciones de producción dominantes que desalientan las valerosas audacias del arte.

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2 comentarios
  1. Coloco aquí el mismo comentario que hice al posteo de Pedro Arturo Gómez en su muro al compartir la nota. Creo necesario este debate. “Querido Pedro Arturo Gómez leí completa tu nota. Ví varias de las películas que mencionas. En algunas de tus apreciaciones coincido parcialmente, en otra del todo, en otras en nada…. Perdón pero la sinceridad ante todo: construís un nuevo canon a la hora de valorar las películas que es tan discutible como el utilizado por los jurados del Festival. El gran tema de la crítica: gustos, recorridos personales, “pertenencias” (diría Barthes) subjetividades, afinidades… En fin. Lo único que siento se puede reflexionar sobre tu nota es que cuando te toque ser jurado tendrás posibilidad de volcar tus valoraciones. Un abrazo fraterno!”. Juan Mascaró

  2. Comparto tambien una reflexion que podria leerse como antagónica, pero en realidad es complementaria de la de Pedro: El valor de la renuncia.
    En tiempos en que lo que legitima pareciera ser “el premio” (por consiguente “lo injusto” es no recibirlo) comparto tres renuncias históricas. Se dirá que todos eran grandes artistas consagrados y que “asi es facil”. Que el contexto… Mmm polemicos argumentos. Lo que queda es la actitud. Que se entienda, no es en contra de quienes reciben premios. Es a favor de repensar el “éxito”. Lo digo y me lodigo: un poco menos de lloradera, un poco más de dignidad.
    1. Godard, Truffaut y otros cineastas organizan un boicot al Festival de Cannes. Mayo de 1968. Mayo francés. https://www.youtube.com/watch?v=j__4rqvKNpY
    2. Marlos Brando rechaza el Oscar por “El padrino” Año 1973, 45º entrega de los Premios de la Academia. En representación suya asistió Sacheen Littlefeather, una activista indígena que declaró haber rechazado el galardón en nombre de Brando por el maltrato que se le da a su gente en la industria cinematográfica. https://www.youtube.com/watch?v=OpquGmS-QDs
    3. Tarkovski rechaza la invitación a hacer cine en Hollywood
    https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/03/23/andrei-tarkovski-mi-padre-se-nego-a-hacer-cine-en-hollywood-alli-no-se-puede-hacer-arte/?fbclid=IwY2xjawEjCiVleHRuA2FlbQIxMAABHSGwIbwxDLYLfVdiriN_ugjO3_N7AvaTaM-vPqXNQHxeDYuNtBmo5en5cw_aem_YQ-x7t0bshS_u5hPhfPdlg
    Y la yapa, por fuera del ámbito del cine pero dentro de la cultura. No dejen de leer la carta de rechazo de la beca Guggenheim del eterno Haroldo Conti. http://conti.derhuman.jus.gov.ar/areas/institucional/carta-rechazo-beca.shtml

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