En Tucumán todo sucede con la simultaneidad y la crudeza de una pandemia. Luego del video viral de estudiantes del Instituto Privado de Tucumán y la Escuela Técnica peleando a plena luz del día en el microcentro de la ciudad, se viralizaron otros videos de estudiantes peleando en las calles de la provincia.
En este contexto, el gobernador Osvaldo Jaldo firmó un decreto en el cual instruye a las Fuerzas de Seguridad para aprender a los “jóvenes” que participen en disturbios en la vía pública, pide sanciones disciplinarias a los establecimientos educativos a los que asistan y advierte a los tutores que el Poder Ejecutivo puede sancionarlos por los actos de sus hijos. En resumen, el decreto presenta una serie de medidas regresivas y demagógicas como solución a los peleas entre adolescentes.
La norma habla de jóvenes cuando en sentido estricto estamos hablando de adolescentes y entonces debemos tener presente el Sistema de Protección Integral, la corresponsabilidad y los derechos que allí se consagran. Por todo este marco legal es necesario remarcar que el Estado provincial debe dotarse de otras herramientas para dar respuesta efectiva a este tema.
No alcanza con las medidas disciplinares para entender y abordar las peleas entre adolescentes, mucho menos teniendo en cuenta que el problema de la violencia no surge ahora y que responde a múltiples causas. Es necesario poder trabajar con las adolescencias de modo sostenido para generar otra solución de los conflictos, y para eso es necesario saber por qué pelean los estudiantes.
La ESI que supimos conseguir
Desde que existe la ley 26.150, los opositores a la Educación Sexual Integral difamaron sus contenidos y promovieron el pánico moral por la sexualidad. Pero esas posturas conservadoras no brindan soluciones y la ESI sí. Los talleres de educación sexual integral son espacios de encuentro, intercambio y diálogo entre estudiantes. No se habla de prácticas sexuales, sino que se trabaja grupalmente con conceptos basados en saberes científicos.
Durante los talleres las adolescencias pueden expresarse, circula la palabra para que puedan contar qué les pasa, qué cosas les preocupan y cómo transitan esta etapa de sus vidas. Poder poner en palabras lo que sentimos es una herramienta fundamental para evitar caer en situaciones de violencia y para promover una convivencia pacífica.
La violencia en las calles nos muestra que los grupos de adolescentes no están pudiendo resolver sus problemas de otro modo, incluir a la policía en las peleas puño a puño en la vía pública para nada evitará que los golpes se den en otros contextos, ya sea en el interior de las instituciones, en espacios cerrados, en barrios o en entornos digitales. Esto último viene sucediendo cada vez con mayor fuerza, al punto tal que lo que sucede en las redes, es el caldo de cultivo para el posterior enfrentamiento físico.
La violencia de los entornos digitales, en redes sociales y en juegos online. El desafío constante de ser hombre y los mitos en torno a la masculinidad, la presión de los pares, los estereotipos de género que promueven hombres violentos, las difamaciones, los estándares inalcanzables de belleza que atormentan a adolescentes y adultos. La imposibilidad de poder pedir ayuda cuando lo necesitamos, la falta de palabras para expresarnos, la cultura del acoso, la pornografia y sus mensajes violentos implícitos. Todos estos temas y otros más necesitan ser trabajados por toda la comunidad educativa, y la ESI es el paradigma pedagógico capaz de desarrollarlo.
El caso Piccinetti y la respuesta comunitaria
En los considerandos del decreto que firmó Jaldo se cita el caso de Matías Albornoz Piccinetti, el joven estudiante del Gymnasium que fue asesinado en una pelea entre adolescentes en el año 2017. La referencia al caso es válida porque efectivamente el riesgo de los enfrentamientos es extremo y puede costar la vida de los adolescentes, pero también es necesario observar qué pasó después de este lamentable hecho.
Jóvenes amigos de Matias dieron vida al PROYECTO M.A.P que se presenta con la frase “ante el dolor resistimos, desde el amor construimos”. Este espacio realiza anualmente un festival comunitario, promueve la convivencia pacífica entre jóvenes a través de la cultura, el arte y la formación en talleres.
La organización social y política de jóvenes es un ejemplo cercano de cómo la respuesta a la violencia necesita de múltiples aristas que van más allá del poder de policía.
Ante la consulta a sus miembros por este decreto, el grupo respondió: “Repudiamos todas las medidas que se tomaron. Están fomentando modelos de violencia que desamparan aún más a los chicos, los ponen como enemigos de la sociedad. Proyecto M.A.P no dará paso atrás en la lucha en contra de la violencia. Hoy las autoridades provinciales decidieron ser los principales gestores de violencia contra los adolescentes y jóvenes. Matías no representa eso y nunca lo hará. La prevención implica contención, acompañamiento y la protección de derechos fundamentales.”
En tiempos en los que la violencia se presenta a diario en la comunicación del gobierno nacional, y el presente de los adolescentes queda en manos del mercado que solo les propone juegos de azar y sexo, es fundamental diseñar políticas públicas locales efectivas. Las herramientas están y la comunidad lo necesita, solo falta aunar criterios y voluntad política.
Está muy buena la Nota, Bruno.
Desde mi humilde opinión creo que sería bueno ademas del ESI y M.A.P, que se implemente la Meditación y Yoga con el fin de Transmutar las energías violentas en TODES. Siempreestamos a tiempo de avanzar como sociedad hacia un cambio de paradigma, donde la Integridad y el Buen Vivir sean las referencias sociales de valor.
Evolucionar a un lugar nuevo con la Energía Femenina que propone otro entramado social.
“Cámbiate a ti mismo y cambiará tu entorno”
Buda