En el marco del Día Internacional de lx Parterx, proponemos una reflexión para visibilizar la gran labor de aquellas personas que acompañan decisiones a la hora de gestar y parir. Es urgente habilitar nuevos debates sobre estas viejas problemáticas dentro del mismo campo médico, ya que, en Tucumán, la mayoría de partos son institucionales y las decisiones fundamentales y que conllevan mayor responsabilidad sobre la salud materno-infantil, son tomadas por unx médicx.
La partería es el conjunto de prácticas y saberes empíricos, heredados y transmitidos por nuestras ancestras, que propician un parto amable y cuidado. Cuando la partería se convirtió en un problema para el catolicismo, los partos empezaron a ser asistidos por curas, los cuales bautizaban a los recién nacidos. En 1768 se crea la primera escuela de partería, encabezada por varones médicos, los cuales eliminaron las prácticas ancestralmente usadas en partos por considerarlas peligrosas. Debido a ello, las mujeres tuvieron que empezar a parir acostadas en camillas incomodas, en posición totalmente antinatural en contra de la gravedad. La posición de cuclillas permite un parto con menor posibilidad de desgarro y tiene, en realidad, todo el sentido si es sabido que la gravedad nos tira hacia abajo. Parir acostadas es (exceptuando algunos casos puntuales donde mejora la condición de parto) comodidad para el personal médico que asiste, no para la mujer que pare.
El modelo actual de partería, establecido por el famoso y mal logrado Modelo Médico Hegemónico, tiene pocos años de antigüedad en contraposición con los años de partos domiciliarios acompañados y asistidos por las comadres, amigas, brujas, matronas y parteras de los territorios. A pesar de todo ese recorrido y trayecto histórico, en la actualidad las prácticas ejercidas por las parteras y doulas no están legitimadas por la medicina alopática.
El cuerpo gestante, en este sistema capitalista, es un lugar de incorporación de fuerzas económico-político-sociales. Michel Foucault analizaba la figura de la “medicalización hospitalaria”, que consiste en quitar el poder sobre su propio cuerpo a la persona enferma y darle al sistema biomédico la autoridad sobre él. Durante el embarazo, la biomedicina o medicina que todes conocemos, cede la autoridad a las manos de un médicx, el cual probablemente no tenga registro de la importancia que puede tener un parto fisiológico o natural para la subjetividad del cuerpo gestante al que se le otorga la chance de manejar sus propios recursos biológicos. Quitarle esa posibilidad, es convertir ese cuerpo en un instrumento en manos de tecnología hospitalaria, totalmente entregada a confiar en el modelo de salud prevalente paternalista, binario, verticalista, farmacológico y con sesgo de género.
Pandemias, epidemias y mala praxis por sobreintervenciones, favorece la imagen negativa que se tiene del sistema de salud. Ni hablar de las condiciones laborales de aquellxs que, puertas adentro de las instituciones, intentan remendar y reflotar con curitas las fallas del SIPROSA, las cuales están arrasando con la salud mental del personal sanitario que se encuentra precarizado, amenazado, explotado y exhausto. Es también una realidad visible que aquellas personas que cuidan de la salud de la población, no están siendo cuidadas. Esta circularidad en las violencias institucionales deviene en profesionales totalmente hartxs de sostener el sistema sanitario. A todo esto, se suma que lxs profesionales de la salud no tienen, en su mayoría, formación con perspectiva de género, lo cual recrudece las violencias que pasan totalmente inadvertidas por aquellxs mismxs que las perpetúan.
Valentina Sapag (@valesapagpartera) es partera, lesbiana, acuariana y transfeminista. Realiza un acompañamiento político y constructivista desde su lugar de partera independiente, formándose permanentemente desde hace más de 8 años, con matrícula desde hace 4. Desde su identificación con un modelo de acompañamiento que propone soberanía, independencia y autogestión, nos arrojará luz sobre cuestiones referidas a la gran tarea de acompañar procesos de gestaciones y partos.
“Como partera independiente en Tucumán, mi modelo de atención se centra en el acompañamiento personalizado y la cercanía con la persona gestante y circulo afectivo o familiar. Mi trabajo consiste en brindar atención integral durante el embarazo, parto y postparto, enfocándome en la salud física, emocional, mental y social. Trabajo proporcionando información y educación sobre el embarazo, el parto y la lactancia a través de talleres presenciales promocionando prácticas saludables y preventivas de enfermedades relacionadas con la salud integral, así como el apoyo emocional y físico durante todo el proceso.
También, brindo cuidado prenatal, incluyendo la monitorización de la salud de la persona gestante y el feto, y ofrezco asistencia durante el trabajo de parto, parto en el hogar o en la institución elegida, y el puerperio.
A pesar de nuestra importante labor, las parteras independientes a menudo enfrentamos desafíos y estigmatización por parte de algunos profesionales de la salud y de la sociedad en general, lo que puede dificultar nuestro trabajo y la aceptación de nuestras prácticas por parte de la comunidad. Sin embargo, el compromiso y dedicación a la salud ginecobstétrica y neonatal continúa siendo parte vital del sistema de atención de la salud en norte argentino.
Mi compromiso con la atención personalizada y la toma de decisiones informadas me lleva a apoyar la importancia de presentar un plan de parto en la institución donde cada persona elija parir. El plan de parto es una herramienta fundamental que permite a la persona gestante y su familia expresar sus preferencias y necesidades durante el proceso de parto y asegurarse de que sean respetadas por el equipo de atención médica, garantizando así los derechos y elecciones de la persona gestante.
Además, como partera independiente, reconozco la importancia de las leyes 25.929 y 26.485, que garantizan el derecho de las personas gestantes, neonato y acompañante a una atención de calidad durante todo el proceso de embarazo, parto y postparto. Estas leyes establecen los derechos de las personas gestantes, como el acceso a información adecuada y la libertad de elegir el lugar y el tipo de parto que desean.
Trabajo en colaboración con un equipo interdisciplinario que incluye doula y articulo con todes les profesionales de la salud que estemos acompañando en paralelo a la persona gestante para garantizar una atención de calidad y completa. Con Coti Espindola (@circulardoula) venimos trabajando en equipo, de manera interdisciplinaria y particular también.
El trabajo de una doula consiste en brindar apoyo y asistencia emocional y práctica a la persona gestante y su familia durante todo el proceso del parto y posparto para ayudar a que la experiencia sea lo más satisfactoria y positiva posible.
Para mí, ser guardiana de los nacimientos es como ser una sembradora que prepara la tierra, siembra la semilla, la cuida y la protege para que crezca y se desarrolle. Así como la sembradora, la partera y guardiana de los nacimientos ayuda a crear un entorno seguro y amoroso para que la vida pueda florecer y crecer. Es un trabajo que requiere paciencia, dedicación y entrega, pero que ofrece una gran satisfacción al ver cómo un nuevo ser humano llega al mundo y cómo se establece una conexión profunda entre la persona que ha parido, le bebé y la familia”.
¿Sabían que el útero funciona como una pequeña cajita de resonancia en la cual se transmiten sentimientos, miedos, emociones e información de todo el cuerpo?
Pues sí. como todo órgano maravilloso y del bien, necesita disponer de condiciones óptimas para, nada más y nada menos, expulsar de su interior a un ser humano. Esas condiciones óptimas no son solamente contar con personal capacitado, sino rodearse de un ambiente sano, amoroso y amigable que esté dispuesto de recibir una nueva vida como lo que merece: un derecho. El derecho a vivir una vida libre de violencias resulta un poco incongruente si repensamos los modos violentos de nacer. ¿Qué esperamos después? Si al nacer somos pinchados, traccionados, obligados a llorar, pasamos de mano en mano y al final de esta cadena sistemática de violencias, recién nos permiten acercarnos al cuerpo que nos parió. Ni hablar de los escasos minutos que se permiten, en instituciones hospitalarias, permanecer con el cordón umbilical conectado a la placenta, órgano mágico fuente de nutrición y vida, que luego es arrojado a la basura junto con los residuos patológicos hospitalarios. Es necesario despatologizar un poco la visión que se tiene del parto, la sangre, los pelos, los fluidos y la misma placenta. Seamos realistas: en la vida diaria, se está en contacto con carne cruda, vísceras animales y fluidos humanos TODO EL TIEMPO.
¿Sabían que en algunas comunidades las placentas son enterradas en los territorios donde se producen los partos domiciliarios?
El derecho a la propiedad, en muchas disputas territoriales en este país, se ha podido justificar mediante la figura de placentas-vida-territorio, como es el caso del barrio El Faldeo, en Capilla del Monte-Córdoba. La tierra es de quien la trabaja y de quien da vida en ella.
En el marco de lo antes expuesto, el próximo 17 de mayo, se realizará en Tucumán la 1ra Marcha Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica y Neonatal, en la cual más de 60 organizaciones de todo el país convocan a manifestarse en diferentes plazas para gritar “BASTA DE VIOLENCIA GINECOBSTETRICA Y NEONATAL”. La convocatoria esta prevista para las 17 hs de ese mismo día, lugar a confirmar. Se realizarán diferentes actividades de índole cultural, muestras fotográficas, exposiciones, performance con música en vivo y un ritual de cicatrización de violencia obstétrica. La consigna de ese día será llevar una prenda color rojo. Para más información consultar al 3815390799 o en las siguientes cuentas de instagram:
Soy testigo del excelente trabajo, la la pasión. Del amor del cuidado, del respeto y la vocación que pone @valesapagpartera en cada parto asistido…
Puro orgullo❤❤❤