El Tucumán Urban Indie pasó y dejó un tendal de emociones de todas las personas que asistieron al evento. Un escenario repleto de luces, tres pantallas con visuales y el majestuoso cinturón de árboles del Parque 9 de Julio hicieron del Palacio de los Deportes una casa ideal para el disfrute de la música.
Todo el line up estuvo a la altura del evento, las bandas locales iniciaron la jornada dando cuenta del excelente nivel de producción musical y estética que tiene la provincia y los Dj acompañaron toda la jornada. Es para destacar la puntualidad con la que sucedieron todos los show y el trabajo de producción que acompañó la música con emprendedores locales varias propuestas artísticas, desde cerámica en vivo hasta los puestos gastronómicos.
Fabiana Cantilo cantó luego de C.R.O, el rapero neuquino que llevó todo al escenario, hizo saltar y gritar a los más jóvenes y sorprendió a los más grandes que también se sumaron al agite. Cuando entró ella al escenario todo se transformó en su historia, en nuestra historia y en la banda sonora de la vida de varias generaciones de argentinos.
Fabiana cantó sus grandes éxitos acompañada de una banda hermosa, con una corista que juega y completa con gran energía las frases de los éxitos. Fabiana bailó envuelta en luces con su pelo al viento y, cuando lo hacía, parecía que otra vez estaba pasando todo de nuevo. En sus movimientos hay una historia de escenarios del rock que hizo sobrevivir la imaginación de generaciones bailando y saltando en la noche.
Fabiana sobrevivió a varias movidas, ella misma cuenta sus luchas internas, su modo de ver las cosas, sus locuras y su situación económica. Lady Vaga, como se llamó a ella misma en una entrevista recién, lo dio todo en Tucumán.
Fabiana es una diosa argentina y nos representa aún en esas cosas que a muchos no nos gustan. Es contradictoria y a veces errática, es hermosa e inalcanzable y a la vez, como millones de argentinos, trabaja para pagar el alquiler. Fabi no se suma a todas las movidas, es sobrina de Patricia Bullrich, y un sinfín de cositas más que podríamos decir para criticarla. Pero ella, su música, sus poemas y toda su energía es mucho más que la suma de sus defectos.
Todo queda atrás cuando ella sube al escenario, porque suben con ella un remolino de emociones e historias, y suben también todas las otras historias tejidas en la memoria colectiva del rock nacional, y del modo argentino que siempre mezcla todo con todo.
Fabi cantó “canción sin miedo” abrazada a su corista, con imágenes de mujeres víctimas de femicidio. En tiempos donde el presidente del país niega la desigualdad de género y se desarman las herramientas del Estado para dar respuesta a la violencia se agradece el doble el sostener el mensaje en los escenarios. Se sintió como un abrazo, se vieron algunas risas incómodas de hombres que no lo esperaban, pero además se reafirmó el mensaje de que el piso desde el cual queremos partir incluye el decir NO a la violencia de género.
Fabiana es nuestra ídola del rock nacional. Aún faltan varias biopics para que la historia sea contada con justicia. Ella es además la historia de amor del rock, y es la mujer que baila con los miedos, los aciertos, los errores y las batallas ganadas y las pérdidas, todo esto envuelta en luces y con un pelo divino.
