El placer sexual, nuestro derecho

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Lali Espósito no deja de causar sensación. Con su personalidad carismática, su risa suelta y su sagacidad a la hora de comunicar, cautiva a su público. En esta oportunidad, la joven música y actriz puso en agenda el derecho al placer al contar en una entrevista con la revista Vogue España que siempre lleva en su cartera un juguete sexual llamado “satisfyer”. “Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, el satisfyer es el mejor amigo de la mujer”, dijo y nos conquistó. 

Más allá de este hecho anecdótico, hablar de sexualidad siempre fue tabú y, en los últimos años, al calor de los avances del feminismo, el cuestionamiento de los roles de género y el acceso a más información, permitió ir desandando esos viejos mandatos.

Desde La Nota, conversamos con Victoria Puertas, psicóloga, especialista en salud sexual y sexología, orientadora de Educación Sexual Integral, y fundadora de su propia marca Vic Salaz y dueña del SexShop Salaz. 

Sobre su recorrido, cuenta que al estudiar sexología fue un gran desafío revisar sus propias experiencias, sus limitaciones, miedos, mapas de amor, heridas de la infancia. “Es un doble desafío, para mí es hacerme responsable de revisar mi propio desarrollo sexual, para evitar ser yo misma, un obstáculo en la responsabilidad de acompañar a otrxs, en esta temática que es tabú en la sociedad”. 

Disfunciones sexuales y problemáticas fueron las primeras consultas que recibió. “No tengo orgasmos, tengo bajo deseo sexual, no tengo erecciones o me cuesta sostenerlas, estoy a destiempo con mi pareja, tengo insatisfacción sexual. Empezaron a llegar demandas que desde el área de lo clínico hay mucha necesidad para hablar sobre el tema. Les pacientes llegan con mucha ansiedad, con angustia, con temor de sentarse a hablar con una sexóloga sobre su sexualidad. No se habla mucho sobre salud sexual, está relegada de los servicios de salud tanto pública como privada, es un indicador de que hay una necesidad que no está siendo escuchada”, explica la especialista.

Victoria además es docente. Dio clases en la facultad de psicología y actualmente en Fundasex en la formación de orientadora en ESI. Allí también ve una deficiencia en la oferta, ya que son pocos los espacios donde poder formarse en salud sexual y sexualidad, y la mayoría son privados. “¿A quiénes le llega el saber y quiénes tienen la posibilidad de acceder a los espacios de formación?”, se pregunta. 

Luego de recibirse como sexóloga creo la marca Vic Salaz que tiene como objetivo llevar educación sexual para adultos con una pizca de humor y entretenimiento. Desde allí realizó difusión en redes sociales y tuppersex, para hablar de placer sexual, erotismo, abrir un espacio de consulta mientras se muestran juguetes sexuales del sexshop. Si bien empezó en despedidas de solteras, el público se amplió y la invitaron a meriendas, cumpleaños de 60, 70. “Percibo la necesidad de hablar cara a cara con una sexóloga, junto a amigas, para conversar abiertamente sobre algo que nos atraviesa a todos que es la sexualidad”.

Se los bautizó “Tuppersex” por su similitud con las famosas reuniones de venta de tupperware que se realizaban en los ´ 90. El concepto es el mismo: reunirse en grupo en el living de una casa para conocer, aprender y consultar en total intimidad y confianza.

El tuppersex tiene la característica de ser educativo y busca potenciar el placer sexual en la vida adulta, a soles o acompañandes. A partir de la demanda creciente, Victoria se animó a dar un salto y salir de la intimidad de las reuniones privadas a los bares del centro tucumano. 

La idea del sexshop surgió luego de detectar que había pacientes y personas que buscaban acceder a un producto con la ilusión de que solucionara o disminuyera una problemática en su vida sexual. Cuando accedían al producto, se daban cuenta que allí no estaban las respuestas, entonces la frustración aumentaba. 

“Mi sexshop tiene como bandera la ética del comercio, porque estamos hablando de salud sexual. La idea es que las personas puedan acceder a productos, sabiendo cuales son las limitaciones y asesorar para que puedan acceder a los lugares donde construir soluciones. Este sexshop tiene una mirada respetuosa de la diversidad entendiendo al género como una construcción y al placer sexual como un derecho”.

Pero lo binario se cuela incluso cuando hay voluntad de cuestionarlo y desarmarlo. La especialista cuenta que es difícil salir de la hegemonía en cuanto a las imágenes de los productos, que tienen nombres y colores binarios, o que los y las modelos son de cuerpos hegemónicos en el 99% de los productos. “Tener un sexshop con perspectiva de género es difícil, desde la fábrica te ponen el envase rosa, la chica delgada y rubia en la portada de la caja. Es un desafío. La industria del sexshop es hegemónica con un sistema hétero-cisgénero binario. Esto es un gran obstáculo para quienes quieren desarrollar, aprender o experimentar a través de un producto sexual”.

Y agrega que “las personas llegan a la consulta y al sexshop con vergüenza e incomodidad. El placer sexual siempre fue relegado y es muy difícil hablar sobre lo que nunca se nos habló. Históricamente fuimos educados en la sexualidad del miedo. Nos han enseñado los riesgos de una relación sexual, en la escuela vimos las ITS y la posibilidad del embarazo. Poco se ha hecho por promocionar lo positivo de la sexualidad”. 

Para Victoria, Lali viene a traer un mensaje educativo positivo sobre la sexualidad: “la posibilidad del autoerotismo, de darse placer a sí misma, con total naturalidad siendo una figura pública y con gran alcance”. 

Por último, explica que si bien en Tucumán se puede conseguir el juguete sexual que menciona la cantante argentina, “existen variedad de succionadores, entre otros artículos, con diferentes funciones e incluso más accesibles al bolsillo. Lo importante, no es que sea Satisfayer, sino que te sientas satisfecho, satisfecha o satisfeche”. 


Para más información te podes contactar a través de sus redes sociales o en su página web. 

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