En Tucumán, en las PASO de este domingo se juega mucho más que la elección y renovación de nuestros cinco diputados nacionales. Con una potencial nueva derrota de Germán Alfaro en manos de Mariano Campero, sumado a la estrepitosa pérdida de poder del desgastado Roberto Sánchez, el intendente de Yerba Buena buscará ser el nuevo líder de la oposición en medio de un oficialismo provincial más fortalecido que nunca. El ¿ascenso? de Mariano Campero y la irrupción de Rossana Chahla.
Apenas terminadas las elecciones provinciales del pasado 11 de junio, las maquinarias electorales comenzaban a moverse, una vez más, a la velocidad de la luz. Con la contundente victoria de Osvaldo Jaldo, por un lado, y la derrota de la senadora Beatriz Ávila por la diputada Rossana Chahla, por el otro, se presentaba el panorama de un oficialismo altamente competitivo y una oposición fuertemente desdibujada.
Pero como en política las posibilidades y los matices son tan amplios como cantidad de estrellas hay en el cielo, en ambas trincheras hubo grandes ganadores y perdedores. Es el caso de Mariano Campero, vencedor entre vencidos. Cabeza del acople Cambia Tucumán, estuvo a escasos votos de meter hasta 3 legisladores, mientras que en el Concejo Deliberante de Yerba Buena se hizo con 8 de las 10 bancas en juego.
Con su precandidatura a la Cámara de Diputados de la Nación, apuesta a una gran victoria contra el Intendente Germán Alfaro, a quien enfrenta en unas PASO fundamentales para la supervivencia política de ambos caciques. Alfaro, uno de los grandes derrotados de la elección pasada, contra Campero, uno de los grandes ganadores de aquella noche. Para entender la importancia que tiene esta elección para el candidato de Patricia Bullrich en la provincia –Alfaro es apoyado por Rodríguez Larreta– es importante conocer sus orígenes y su lento pero firme ascenso.
Campero, más que un apellido
Sólo basta con buscar en internet para trazar el origen del apellido y así tomar conocimiento de parte de lo que aquí hoy nos trae: nacido en la cuna de una familia involucrada en los destinos de Tucumán, el intendente de Yerba Buena proviene de una larga tradición de actores políticos que ya desde las épocas del Tucumán colonial resultaron fundamentales en la historia de la formación y evolución social y política de nuestra provincia. Dicho de otra manera, en la sangre de las distintas ramas de la familia Campero corren siglos de función pública y vida política.
Su tío abuelo Miguel Campero, personalidad política relevante en el proceso de modernización del Tucumán contemporáneo, fue dos veces gobernador. Su tío Rodolfo Campero fue dos veces rector de la Universidad Nacional de Tucumán. Por otro lado, su abuelo materno, Mariano Ramos, fue diputado provincial y un gran referente político en el Este.
Pero sería un error creer que los ejemplos terminan allí: mientras más fino uno va hilando, más cae en cuenta de la larga tradición burocrática de la familia. El intendente desciende de, por ejemplo, Juan Manuel Fernández Campero, gobernador de Tucumán entre 1754-1769. Y así con decenas de antepasados.
En su libro Los Campero: crónica de una familia tucumana, el politólogo Ariel Campero hace un registro histórico de la presencia de los Campero en Tucumán: desde la lejana Abionzo, en la Cantabria española, allá por el siglo XVII. Una crónica que abarca casi 300 años y acontecimientos como la expulsión de la Compañía de Jesús, el proceso revolucionario de 1810, la guerra por la independencia, las guerras civiles entre federales y unitarios, la organización nacional, la incipiente vida cívica o la epidemia de cólera de 1887, descriptos desde las vivencias de los individuos de la familia Campero. Las historias confluyen en la figura del Dr. Miguel Campero.
Es por ello que desde muy joven el intendente de la Ciudad Jardín decidió que su camino era, claramente, la política. Mientras estudiaba en la Facultad de Derecho de la UNT creó su propia agrupación radical producto de un desprendimiento de la Franja Morada; tiempo más tarde, dicha agrupación se aliaría con el PRO de dicha Facultad. Una vez recibido, entre 2007-2008 buscó formar un equipo que lo ayudase a hacer trabajo territorial en su ciudad para así, constantemente, someterse a diversos procesos electorales. Y así fue.
En las elecciones legislativas del 2009, fue uno de los espadachines para la campaña de José Cano al Senado de la Nación; en dicha elección, Cano se alzó con la banca por la minoría luego de ser derrotado por Beatriz Rojkés de Alperovich y Sergio Mansilla. En 2010, la UCR local se encaminaba a ir a unas internas para renovar sus autoridades pero a último momento se llegó a un acuerdo y el incipiente Campero fue ungido como jefe departamental de la UCR. Para 2011, Campero llega al Concejo Deliberante de Yerba Buena luego de haber derrotado en las internas del extinto Acuerdo Cívico y Social, que llevó a Cano como candidato a gobernador, a Pedro Albornoz Piossek, referente del PRO en Tucumán.
Se podría decir que la temprana irrupción electoral de Campero fue lo que en 2015 lo llevó a hacerse con la Intendencia de su ciudad, obteniendo un triunfo que en 2019 sería refrendado por sus comarcanos. En 2021, un año para nunca olvidar, se enfrentó en las internas al Senado de la Nación contra José Cano y Germán Alfaro. Acompañado por Roberto Sánchez en Diputados, sufrió una leve derrota ante el capitalino, quedando relegado del liderazgo opositor y, con ello, de formar parte de una fórmula a la gobernación –aún cuando en determinado momento sonó la opción Sánchez-Campero–. Pero como en la política argentina todo puede pasar, todo el tiempo, fue sólo cuestión de 2 años para que las urnas reformulen el panorama de poder local. El 11 de junio, su candidato a sucederlo en el sillón municipal, su Secretario de Gobierno Pablo Macchiarola, ganó con casi el 50% de los votos, mientras que su desempeño en el Oeste fue más que prometedor: logró 2 bancas a la Legislatura y estuvo a escasos votos de meter a un tercer legislador.
Hacia el liderazgo de la oposición
El intendente cuenta que en la sobremesa de su niñez sólo se hablaba de política. Quizás por todo esto, desde que abre los ojos y hasta que los cierra, detrás de su siempre relajado semblante esconde una ambición que va a tono con su origen familiar. El yerbabuenense apuesta a una campaña cuadra por cuadra, puerta por puerta como manera de afianzar un electorado que en 2021 y 2023 lo acompañó fuertemente. Hoy, en Lavalle y 9 de Julio dan casi por descontado la derrota de un Germán Alfaro duramente castigado por el recorte de boleta dentro del electorado de Juntos por el Cambio, por un lado, y en el voto castigo ejercido por la zona sur de la Ciudad, especialmente el de la populosa Villa Amalia, el histórico bastión alfarista, por el otro. En ese contexto es que el Jefe de Gabinete de Yerba Buena, Manuel Courel, al ser consultado en una entrevista, dijo que ‘’confío en que Alfaro acompañará a Campero una vez superadas las PASO’’.
¿Campero derrotará al capitalino? ¿Eso implica que los tucumanos optarán por Bullrich antes que Larreta? ¿O, en cambio, habrá, una vez más, un alto porcentaje de cortes de boletas? Sólo ese día lo sabremos.
En una campaña que buscará una expansión territorial efectiva en la Capital, en sus caminatas se lo ve constantemente acompañado de dos legisladores electos: Silvia Elías de Pérez, otra de las grandes ganadoras del pasado junio, y José Seleme, empresario agropecuario de larga estirpe radical que, en su primera elección, se hizo con una banca en la Legislatura, acompañando a la exsenadora en el acople Valores para Tucumán, el más votado en la Capital y el cual logró 2 bancas provinciales y 2 bancas en el Concejo Deliberante de la Ciudad. Hoy el intendente y la legisladora electa trabajan en conjunto, más aún desde hace unos días atrás cuando viajaron a darle su apoyo a una Bullrich con buenos números en nuestra provincia –según las encuestas en la que se apoyan las dos expresiones de la oposición tucumana–.
Proyecto 2027
Con lo anteriormente dicho, el radical Campero se encuentra ante una oportunidad única para alzarse con el liderazgo opositor, teniendo entre sus armas una gestión que fue refrendada por gran parte de su electorado; a la estructura de Sebastián Salazar en el Este y la de Alejandro Molinuevo en el sur, y los votos del Barrio Norte capitalino. Además de que Campero debe trabajar para afianzar el interior de Tucumán, también deberá hacerse con el voto de confianza de los barrios periféricos de la Capital, quienes en la última elección optaron por el peronismo de Jaldo y Manzur. Es aquí donde será más que interesante ver cómo se desenvolverá la Intendenta electa Rossana Chahla, quien llegará a la Municipalidad con todo el apoyo del Gobierno provincial, por un lado, y el apoyo de un peronismo que no puede ocultar su emoción por haberse hecho con la Intendencia.
Con un Osvaldo Jaldo de casi 70 años para 2027, es poco probable que el actual Vicegobernador vuelva a presentarse a una reelección después de 6 años conduciendo, directa o indirectamente, la provincia. Es allí donde la figura de Chahla puede ser trascendental. Si la Diputada Nacional logra realizar una gestión medianamente decente, hacerse con el beneplácito de los capitalinos y además afianzar su imagen pública, tiene todas las posibilidades de ser la candidata a la gobernación.
En este ámbito es que pueden ser de suma importancia, además, dos figuras de la Capital que fueron fundamentales en la última elección: Carlos Cisneros y Beatriz Ávila. El bancario, por un lado, fue el autor material, económico y logístico de la campaña de Chahla. De más está decir que fue uno de los principales impulsores de la candidatura de la exministra de Salud y uno de sus más cercanos asesores; tanto es así que fue Cisneros quien ofreció a la Diputada alejarse de los colores azules del PJ para hacerse con una imagen propia. Este año, Cisneros buscará renovar su banca en el Congreso de la Nación, mientras ¿piensa? en la Intendencia de la Ciudad para 2027.
La senadora Ávila, por el otro, sufrió una dura derrota en manos de la diputada. Pero, aunque muchos puedan no coincidir, lo cierto es que la pasada contienda electoral le sirvió a Ávila para hacerse más conocida ante los tucumanos –al momento de iniciada la campaña, Rossana Chahla era 10% más reconocida entre los tucumanos que Beatriz Ávila–. Así entonces, con una banca en el Senado de la Nación hasta 2027 y el piso de conocimiento más alto desde su irrupción en la política, Ávila tiene la oportunidad de hacerse con un poder político propio no sólo a nivel institucional, sino fundamentalmente de cara a (parte de) un electorado que, más allá de su derrota, la acompañó fuertemente en la pasada elección.
Este domingo 13, en Tucumán se juega la vida, la continuidad y la resiliencia política de más de un dirigente tucumano. Ante una eventual derrota, Germán Alfaro apuesta a una victoria de Horacio Rodríguez Larreta que lo haga llegar al sillón de Rivadavia para así acceder a un cargo nacional que, dicen, ya lo tiene asegurado. Beatriz Ávila, desde su todopoderosa banca en el Senado de la Nación, buscará hacerse con un perfil propio que le permita llegar competitiva a 2027. Carlos Cisneros buscará afianzar su poder desde el presupuesto de La Bancaria y hacer hincapié en una Capital que los siguientes 4 años estará teñida de azul. Rossana Chahla, con grandes chances de correr la gobernación en 2027, estará abocada a una gestión que, dice, será de la periferia al centro. Y no debemos olvidar del importante rol que pueda llegar a jugar Silvia Elías de Pérez, así como también Seleme y los concejales de su espacio, en el afianzamiento político de la Capital. Con todo esto, Mariano Campero espera dar un salto definitivo hacia el liderazgo de la oposición.
Que lo puede lograr no hay dudas. Pero, ¿sabrá preservarlo hasta 2027? Eso sólo puede contestarse con lo ya dicho: en la política argentina todo puede pasar, todo el tiempo.
