El día más injusto

Susana Trimarco

Se cumplen 8 años desde aquel 11 de diciembre de 2012, cuando la Justicia tucumana absolvió a los 13 imputados por el secuestro y desaparición de Marita Verón. Un año después, la Corte Suprema revocaría esa sentencia. Recuerdos de aquella tarde de verano

Se cumplen 8 años desde aquel 11 de diciembre de 2012, cuando el Tribunal –integrado por los jueces Alberto Piedrabuena, Eduardo Romero Lascano y Emilio Herrera Molina, de la Sala II de la Cámara Penal, decidiera absolver a los 13 imputados por la desaparición de María de los Ángeles Marita Verón.

Los acusados eran: María Jesús Rivero, la empresaria sospechada de haber ordenado el secuestro; su hermano, quien se creía había sido el encargado de capturarla; Daniela Milhein, que sería quien la mantuvo secuestrada en Tucumán; “Liliana” Medina, la gran madama de La Rioja durante la década menemista y dueña de los prostíbulos más importantes, que estaba imputada junto a sus dos hijos: El Chenga y José Gonzalo Gómez; Domingo Andrada, el policía riojano que buscaba a las chicas para llevarlas a los prostíbulos de “Liliana”. También María Azucena Márquez y María Natalia Bustos, que también formarían parte de esta red; Carlos Luna y Cintia Gaitano, regentes de prostíbulos en La Rioja; junto a los tucumanos Juan Humberto Derobertis y Andrés González, que cierran la lista de involucrados.

Los trece procesados llegaron al juicio acusados de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento agravado de Verón por su condición de mujer, en concurso con el delito de promoción de la prostitución.

Un año después, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán revocó parcialmente esa resolución y condenó a 10 de los acusados. Una de las imputadas, Lidia Martinez, murió antes de ser condenada.

Marita Verón fue secuestrada el 3 de abril de 2002, cuando tenía 23 años y se dirigía a la Maternidad de la capital tucumana para realizarse un estudio médico.

Desde ese día no se tiene conocimiento de ella y Susana Trimarco, su madre, inició la búsqueda de su hija, caso que se transformó en un emblema de la lucha contra la Trata de Personas.

***

La historia feminista mantiene viva la memoria de las grandes injusticias que atravesaron y que atraviesan las mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries, injusticias que se tranforman en motores de lucha, de resistencia y de resiliencia.

El movimiento feminista, las organizaciones de Derechos Humanos, políticas y sociales tucumanas, cosechan conquistas, transformaciones sociales, grietas de luz, en un contexto de vulneración de derechos constantes. Somos la tierra de Belén, de Marita, de Lucía, de Ayelén, la de Abigail, de Paola, de Luis Espinoza, de Chocobar, también la tierra del Tucumanazo, la de la revuelta feminista que sacó a Belén de la cárcel, la provincia donde se destapan los abusos del poder político, donde se combate al sistema patriarcal enquistado en los tres poderes con rabia y convicción.

En el texto a continuación lo escribí después de ese día, aquella tarde donde la injusticia brilló en Tucumán, lamentablemente, no por última vez.

 ***

MG 8502

A las 16hs del 11 del diciembre de 2012 llegué a la Plaza Irigoyen. Me acordé del 8 de febrero de ese mismo año. Muy temprano había llegado a Tribunales, eran las 7hs. Esta vez nos recibían por la entrada de Lamadrid. Había banderas, organizaciones, prensa, personas que caminaban por la cuadra, y, sobre todo, mucha esperanza. El primer juicio sobre Trata de personas. Susana Trimarco finalmente había llegado donde, creía, conseguiría justicia por su hija, Marita Verón, secuestrada el de 3 de abril de 2002. La acompañaba Micalea, hija de Marita.

Años de búsqueda, de seguimiento de falsas pistas, de engaños policiales, de desidia judicial, de inacción política y social. Finalmente se escucharían las voces de mujeres víctimas de la trata. Finalmente harían públicas las caras de los y las culpables. Finalmente habría justicia por Marita y todas las víctimas de Trata de personas, que, aún hoy, siguen sin aparecer.

La convocatoria era a las 17 hs, pero yo no pude más de la emoción, y a las 16hs en punto, plena siesta tucumana, estaba en la plaza telefoniando a mi compañera para apurarla a llegar. La plaza estaba vacía. Los medios aún no habían llegado, las banderas menos. Di una vuelta a la manzana, siendo pateada de una puerta a la otra del Palacio, sin recibir mucha información. Busque una sombra y de a poco las caras conocidas se empezaron a asomar.

A las 19hs la plaza estaba copada por banderas diversas, la puerta de tribunales atiborrada por camarógrafos, fotógrafos y periodistas. Entre toda esa gente y la puerta estaba Susana. Tomaba agua para no sofocarse y se ventilaba con una calcomanía que tenía la cara de Marita y una leyenda que decía “Sin clientes estarían ellas”.

Me senté en el cordón pensando que más tarde irían unas amigas a comer a mi casa y como se estaba demorando esto. A las 20.05 entraron Susana y Micaela a Tribunales. Yo no pude entrar porque estaba colmado. Corrí a mi casa a poner la transmisión en vivo de la sentencia. En el camino me detuve en el almacén. El señor que atendía veía el noticiero, estaban en vivo desde la plaza Irigoyen. Me comentó “a la Ribero de seguro que no la meten”. Era el comentario que corría por los pasillos, por lo que contesté: “No me sorprendería, pero a los otros, 25 de seguro que le dan”. Eso pedía la querella y la fiscalía.

Una hora y algo después comenzaba la lectura de la sentencia. Prendí un cigarrillo muy ansiosa mientras la secretaría decía que los Ribero estaban absueltos. Yo maldecía en mi cabeza. Acto siguiente, la secretaría siguió hablando. Un compañero me pregunta que sucedía adentro del juicio. No entendía nada, se leyó dos veces el punto cuatro. Seguía sin entender. Se cortó la transmisión. No quería pasar mal la información. No lo podía creer. Entre a internet a buscar si había más información.

Los 13 acusados de sustracción, retención y ocultamiento agravado, en concurso con el delito de promoción de la prostitución en el caso de María de los Ángeles Verón, fueron absueltos.

Estaba sola, muy triste, avergonzada, desesperanzada, enardecida, agolpada. Susana después de eso dio una conferencia de prensa.

La sensación que quedó en Tucumán después del día de hoy es que el patriarcado sigue existiendo y está más fuerte que nunca. Pero que existen mujeres que están dispuestas a todo y que no tienen miedo.

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