A 47 años de su desaparición, las hermanas de Hugo Manuel Díaz piden justicia

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Cristina y Dolores Díaz dieron su testimonio por primera vez por el secuestro y la desaparición de su hermano Hugo Manuel Díaz y su esposa Norma Luisa “La Choli” Santillán en la Megacausa Jefatura III. Cuentan su historia, conservan una luz de esperanza en la justicia y piden cárcel común para los responsables. 

Esta nota fue publicada en el marco de la alianza entre La Nota Tucumán y  La Retaguardia.

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Hugo Manuel Díaz y Norma Luisa Santillán de Díaz

Quiero tu voz, tu túnica caída/ Y el lirio rojo de tu amor primero/ Quiero tu sauce reventando verde/ Sobre el verde caliente del enero. Se podía escuchar en la voz de Hugo Manuel Díaz mientras su hermana menor, Cristina, corría a cantar donde estuviera. Hijo mayor de Demetrio Díaz y Sara Pedraza, se ganaba el cariño de aquellos que llegaban a conocerlo. Simpático y bromista, desplegaba alegría en su hogar con diferentes ocurrencias, especialmente cada vez que robaba un poco de comida durante el almuerzo a cualquiera de sus 4 hermanas menores: Rosa, Dolores, Silvia y Cristina. 

Tafí Viejo es la tierra que lo vio crecer a Hugo. Hizo la primaria en la Escuela Congreso de Tucumán y la secundaria en la Escuela Técnica. A los 16 años accedió a trabajar en los Talleres Ferroviarios como aprendiz ajustador mecánico y, tiempo después quedó fijo en la sección Bombas de Aire. Aparte de cantar, bailaba tan bien que, en los escenarios de las fiestas de carnaval, con una compañera ocupaban el lugar central como pareja de baile. Frente a cientos de personas que se congregaban en familia para disfrutar de los famosos “bailes de carnaval”, desplegaba sus envidiables pasos al ritmo del rock & roll en diferentes clubes sociales de la ciudad ferroviaria. Fue así que en medio del ritual carnavalero entre bailes, nieve y agua conoció a Norma Luisa Santillán, “La Choli”. 

Hugo, como dice su hermana Cristina, “era muy pilchero”, le encantaba estar a la moda y se compraba ropa que estaba en tendencia y, como era presumido y odiaba sus rulos, pasaba tiempo frente al espejo tratando de alisar su pelo con una media seda. Era una persona sensible, relatan sus hermanas, y empatizaba con aquellos que se encontraban en situaciones vulnerables o sufrían injusticias. Esa sensibilidad lo llevó a buscar diferentes formas de ayudar. Fue delegado gremial en los Talleres Ferroviarios y empezó a militar en el Partido Comunista junto a otros amigos.

Hugo Díaz frente a su casa paterna en Congreso 950 Tafí Viejo

Con La Choli se casaron y alquilaron una casa entre Entre Ríos y Sáenz Peña, en Tafí Viejo, sector que forma parte del ahora denominado casco viejo de la ciudad. Al poco tiempo de convivencia, la vida de casados se vio interrumpida: en marzo de 1976 secuestraron por primera vez a Hugo. 

La herida que vuelve a sangrar

Dolores y Cristina Díaz, declararon por primera vez el 4 de septiembre de 2023 ante el Tribunal Oral Federal de Tucumán por el secuestro y desaparición de Hugo y su esposa en el marco de la Megacausa Jefatura III. Después de 47 años, tuvieron la posibilidad de relatar los hechos de los que fue víctima su hermano y su cuñada y que marcaron la vida de toda la familia. “Son heridas en el alma, heridas muy difíciles de sanar”, declaró frente al tribunal Dolores. 

El primer secuestro sucedió la noche del 10 de marzo de 1976 en la casa que alquilaban con La Choli. Hugo estuvo 13 días secuestrado y lo liberaron la madrugada del 23 de marzo, un día antes del golpe de estado. Lo trasladaron en un vehículo y arrojaron junto a otra persona en las cercanías del Cementerio Municipal de Tafí Viejo. Al percatarse de que el vehículo había tomado cierta distancia, se sacaron las vendas de los ojos, pero tenían poca visibilidad por haber estado tanto tiempo vendados. Una vez recuperados, Hugo logró ubicarse en la zona y recordó que su hermana Rosa vivía a un par de cuadras. Ambos fueron hasta su casa en busca de ayuda y desde allí lo trasladaron hacia la casa de sus padres en calle Salta al 800.

“El estado en el que estaba era tremendo, sumamente delgado, barbudo, sucio y muy maltratado, le costó recuperarse de la situación en la que estaba. Y la venda que tenía en los ojos le dejó una cicatriz encima de la nariz que no se le fue”, relató Dolores. Ella y Cristina contaron que su hermano dedujo que estuvo secuestrado en la Jefatura de Policía a través de diferentes indicios como la sirena de la Cervecería del Norte que estaba a pocas cuadras del centro clandestino y la campana de una iglesia que podría haber sido del Colegio Inmaculado Corazón. Respecto al lugar en donde estaba alojado, Hugo les contó que estuvo en un subsuelo porque en momentos donde le sacaban la venda podía ver, a través de un ventiluz, los pies de personas que caminaban por la vereda. 

En ese tiempo, Hugo trabajaba en camisas Rigar’s porque un tiempo antes había sido declarado “prescindible por disposiciones superiores” de los Talleres Ferroviarios, según consta en su legajo. Esos trece días que estuvo secuestrado bajo torturas, le costó su puesto de trabajo en la casa de camisas. Dejaron de alquilar la casa de la calle Entre ríos y se trasladaron a la casa de los padres de La Choli que tenían un departamento en el fondo de su vivienda y estaba a un par de cuadras de la casa paterna de Hugo. 

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Rigar’s. Venta de camisas. Hugo es el cuarto desde la derecha.

Una vez recuperado físicamente, decidió empezar con la construcción de su casa en un lote que había comprado cuando se casó. Al encontrarse desempleado, junto a sus cuñados Miguel y Ramón, comenzaron a cavar los cimientos de lo que sería su hogar, mientras ella trabajaba en una casa de instalaciones sanitarias. 

Un primero de julio de 1976, un operativo cerrojo bloqueó las manzanas de las viviendas de los padres de Hugo y de La Choli. Esa noche, las fuerzas represivas requisaron ambas viviendas y se llevaron todos los objetos de valor que encontraron, entre ellas una colección de lapiceras Parker del papá de Hugo y las famosas revistas El Tony e Intervalo que los hermanos de Demetrio enviaban desde Buenos Aires. Esa madrugada, casi cuatro meses después del primer secuestro de Hugo, lo volvieron a detener de manera ilegal, pero esta vez junto a su esposa y a los hermanos de ella, Miguel y Ramón que tan solo tenía 14 años.

Esta vez los trasladaron hasta el Ingenio Concepción. Allí tomaron declaración a todos y en el momento que le tocaba a Hugo, un militar de apellido Zimmerman, le preguntó si había alguien en la policía que no lo quería porque cuando allanaron ilegalmente su casa no habían encontrado nada. Sin embargo, la policía obtuvo documentación, folletos y balas. “Nos dimos cuenta de que realmente hay alguien de la policía que no te quiere”, contó Dolores que le dijo el militar a Hugo. Pasaron la noche en el ingenio y la mañana siguiente liberaron a los cuatro. 

La persona con la que Hugo tuvo un altercado en un partido de fútbol fue el policía Ramón Jodar, juzgado e imputado en varias causas por delitos de lesa humanidad. Sus hermanas desconocen cuál fue el detonante de la discusión, pero Jodar le juró a su hermano que se las iba a pagar. 

El 12 de agosto de 1976, Hugo cumplía 28 años. Ese día estaba con gripe y no quería que lo fueran a saludar para no contagiarlos. Sin embargo, su madre Sara fue a visitarlo sin saber que sería la última vez que lo iba a ver y que jamás iba a volver a cocinarle con tanto amor los niños envueltos, la comida preferida de su hijo amado. 

La madrugada del 13 de agosto volvieron a secuestrarlo del departamento en el que vivía con la Choli y lo llevaron encapuchado en una camioneta. Desde entonces su familia no supo más nada de él hasta 2010 cuando el testigo Juan Carlos Clemente presentó una lista de víctimas de desaparición forzada que estuvieron en la Jefatura de Policía en el primer juicio realizado sobre este centro clandestino. Hugo Manuel Díaz y su esposa Norma Luisa Santillán forman parte de esa nómina con las siglas DF (destino final). La Choli fue secuestrada en enero de 1977, 5 meses después de la desaparición de su esposo. 

Cristina y Dolores, al finalizar sus declaraciones pidieron al tribunal por Memoria, Verdad y Justicia y Cárcel Común para los responsables de la desaparición de Hugo y su compañera y por el sufrimiento que padeció toda la familia. 

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Sara Pedraza, mamá de Hugo, pidiendo justicia

El peso de la ausencia  

“Quiero decir que aparte de las víctimas principales que fueron mi hermano y su esposa, que fueron secuestrados, torturados y asesinados, no fueron los únicos. Nosotros, los familiares, los que quedamos, hemos sufrido muchísimo”, dijo Cristina en la sala de audiencia. 

La vida para ellos no fue fácil después de la desaparición de Hugo, él era un eslabón importante para familia ya que para sus hermanas representaba una figura de autoridad, además de los padres. Fue un hijo y hermano muy amado, Dolores pudo estudiar odontología gracias a que él convenció a sus padres de que no la envíen a la escuela de manualidades para poder estudiar en un colegio secundario y después ingresar a la universidad.

Produjo tanto dolor su desaparición que Demetrio, su padre, falleció en agosto de 1979 y Sara pasó por diferentes cuadros de depresión. “Yo creo que se murió el mismo día que se fue mi hermano”, dijo Dolores sobre su madre. Lo buscaron por todos lados. Estaban en todas las marchas pidiendo justicia, pero a medida que pasaba el tiempo, la angustia y la tristeza de no saber de Hugo iban apagando de a poco a esa madre que no podía soportar el peso de la ausencia de su hijo, hasta que el 6 de febrero de 1990 decidió descansar de tanto sufrimiento.

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Dolores y Cristina en una de las marchas del 24 de Marzo

Al cumplirse 40 años del secuestro y desaparición de Hugo sus hermanas realizaron un homenaje en el Bosque de la Memoria el 13 de agosto de 2016. Fue una celebración íntima y emotiva en donde la familia plantó un árbol, leyó un poema escrito por su hermana Rosa para su amado hermano, cantaron una zamba y colocaron una placa con su nombre y la frase “Diste tu vida por tus ideales”.

Dolores y Cristina continúan con la lucha que emprendieron sus padres en búsqueda de justicia. A pesar del dolor, ambas recuerdan a su hermano con gran admiración y amor y lo tendrán presente con cada recuerdo y cada vez que suene su zamba preferida. Pero te vas, pero te vas / Empréstame tu amor un momentito/ Subamos juntos la noche del silencio/ Más allá de la angustia y el olvido/ Subamos juntos la noche del silencio/ Si no se va a morir mi amor de frío.

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A mi hermano 

Autora: Rosa Díaz (25/08/90)

Hoy tengo ganas de escribirte
Hermano que no sé llorarte
Porque no sé si te fuiste
O si aún vives en alguna parte
De éste mundo tan infame.
Recordar tu rostro, me fatiga
Porque de tanto quererte
Ya no sé tus rasgos, ni tus gestos
Pero sí se de tu sonrisa amplia y franca
Y me dan ganas de seguir 
Pensando y escribiendo…
Y ¿Sabes qué pienso?…
Cuando salíamos juntos a bailar
Cuando compartíamos secretos
De novias y cuántas cosas más…
Te llevaron ¿Por qué?
Aún no puedo entenderlo, lo que sé 
Es que te llevaron y no te vi más.
Te busco en cada rostro
Mientras camino por nuestro pueblo
Te veo en cada hombre
Que pelea por su causa
Y te amo cada día 
Y sigo tu lucha callada y silenciosa
Llevando el estandarte de tu lema
Y te digo hermano: ¡No me da pena!
Porque sabes?, papá murió por ti
Porque te extrañaba como único compañero
No soportó tu ausencia y fue a tu lado
Un día de agosto, igual que tú…
Se fue calladamente a acompañarte
Hoy tienes a Mamá, también contigo;
Enloqueció de no tenerte cada día
De no prepararte tu comida preferida
De no planchar tu camisa favorita
Y de esperar cada noche tu llegada.
Hermano, Hugo querido.
Quedamos solas tus hermanas
Llenas de recuerdos…
Pero ¿Sabes? 
La lucha es larga
Y tengo fe en la justicia y que es divina
Y hoy la vida me quitó tres seres 
Que amaba con locura y devoción
Pero tengo cuatro hijos y te prometo
Lucharé, pediré, y clamaré
Que no vuelvan a perderse en el silencio
Los hijos que conciben con amor
Porque hoy, que soy madre, hermano mío
Comprendo la muerte y el dolor
De nuestros padres y te digo simplemente
Chau Hugo… ¡Hermano Mío! ¡Chau!

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