La risa como expresión del desprecio

La risa

Un grupo de mujeres denunciaron acoso y abuso sexual por parte de un efectivo policial, y otras varias irregularidades de la comisaria. En las redes sociales el foco se puso en el modo de hablar de las mujeres.

Hace tres días un móvil del programa Los Primeros cubrió un conflicto en la comisaría sexta de San Miguel de Tucumán. Un grupo de mujeres denunciaron acoso y abuso sexual por parte de un efectivo policial, y otras varias irregularidades de la comisaria. 

Este móvil se hizo viral y no por lo denunciado sino por el modo de hablar de las mujeres que denunciaban. No es la primera vez que el hablar tucumano básico genera risa, al punto tal de cubrir el hecho mismo,  pero si es cada vez más llamativo y más claro que nos reímos casi siempre de gente pobre que está en situación de vulnerabilidad. 

Y no es por cuestionar las risas en sí, porque no hay nada más genuino que una carcajada espontánea, sino más bien es necesario poder preguntar por qué nos sale tan rápido la carcajada o que hay detrás y después de ella. Esto se vuelve importante porque detrás de cada tucumana o tucumano que se hace viral, hay historias de vida y muchas veces necesidades urgentes. 

Lo tucumano

“Los tucumanos hablamos mal”, “somos gauchos”, “damos asco cuando hablamos en la tele”. Esta y otras varias expresiones son comúnmente escuchadas cuando se trata del habla provincial. 

Entonces la pregunta natural que se desprende de esto sería ¿qué es hablar bien?, ¿la pronunciación correcta sería la que marca todas las “S” como el hablar santiagueño?, ¿o acaso sería la porteña? ¿Dónde se aprende a hablar bien? ¿En los medios de comunicación se habla bien?  ¿Cómo podríamos hacer para hablar bien? ¿Es sencillo? ¿Es gratis aprender a hablar bien?  

El desprecio a nuestro modo de hablar tiene razones múltiples, históricas y políticas. Nos formamos una identidad como pueblo que está mediada de la representación que desde otro lugar se tiene del norte en general y de Tucumán en particular. Naturalizamos además que hay un modo de hablar correcto, y que generalmente tiene que ver con aquellas personas que logran modificar lo tucumano en el habla y ponerle otras cositas. 

Hablar tucumano básico es  hablar mal, es un habla popular y es una habla que muchas veces encarna las voces de los más pobres. Y por eso muchas personas en Tucumán se esfuerzan por no hablar así, para alejarse de la representación de la pobreza.

Algo de esto se vé en los medios de comunicación locales, cientos de personas intentando no hablar como se habla y traduciendo lo que piensa los términos menos tucumanos posibles. No hay nada más incómodo que escuchar a una persona intentar hablar de otro modo, como si hubiera una negación implícita en cada afirmación dicha. 

Las mujeres, la policía y los presos

En esta oportunidad los protagonistas del vídeo son mujeres pobres, familiares  de presos que están en la comisaría, y denuncian ser víctimas de acoso y abuso sexual por parte de algunos integrantes de la policía. Si podemos reírnos tan libremente de esto y no volver al asunto que se denunciaba quiere decir que ya hicimos varios juicios previos, sobre los presos y sus derechos, sobre las familias y sobre la policía. Todos los juicios hechos, aunque más no sea de modo inconsciente, nos llevan más o menos a la idea de que ciertas personas se merecen sufrir ciertas cosas y otras no. 

Pedir que todo el mundo se ponga a googlear interseccionalidad y además mediante una lectura atenta del término puede ser otra práctica clasista, ingenua y de progresismo universitario. Así que no nos detendremos en eso, o quizás solo un poco, para decir que las situaciones de opresión de las personas nunca son una, ni por una sola causa y que precisamente allí donde se cruzan varias opresiones es donde se pone en juego qué es lo efectivamente creemos sobre las violencias. Si nos atraviesa e indigina  la violencia de género solo de mujeres blancas, cisgenero y heterosexuales, pero la de mujeres gordas, marrones y de sector popular nos da gracia nos faltan aún algunos ejercicios de empatía. 

La denuncia a los gritos y  la exposición de la vulnerabilidad en tv abierta a veces es la única herramienta que algunas personas cuentan para denunciar. El acceso a la justicia mediante representación legal, como así también el acceso al juego del lenguaje del buen hablar son privilegios que la mayoría de las personas no tienen.  Es teniendo en cuenta esto que podemos ver que tapar las denuncias con risas, representa otra forma más de vulneración.

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