El Parque Sierra de San Javier está de festejo: cumple 47 años

El área protegida fue creada en 1973. A lo largo de 14.000 hectáreas, alberga toda la diversidad característica de las yungas tucumanas.

Esta semana se cumplen 47 años desde la fundación del Parque Sierra San Javier, un 10 de agosto de 1973. Desde entonces, está a cargo de la Universidad Nacional de Tucumán.

A menos de 11 kilómetros hacia el oeste de la capital tucumana, las 14.000 hectáreas llegan a abarcar un 74 por ciento de la sierra San Javier. Junto al Parque Provincial Aconquija y a la Reserva Experimental Horco Molle, con los que limita hacia el sur y el este respectivamente, complementa sus objetivos de conservar los ambientes y recursos naturales existentes en su extensión, proteger las cuencas hidrográficas y brindar facilidades para la recreación y la educación en una permanente transferencia de valores del área a sus habitantes y a la sociedad.

La mayor parte de su vegetación pertenece a la ecorregión de las yungas.

Mabel López es la única mujer Guardaparque que trabaja en el Parque Sierra San Javier. Conoce el territorio como su propia casa, porque nació y se creció entre la flora y fauna del lugar.

Desde Medios UNT dialogaron con López quien comenzó como voluntaria, fue guía y actualmente no solo se dedica a ser guardaparque, sino que es una ferviente amante de la fotografía.

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¿Dónde nació, cuándo, por qué llegó al Parque y qué tareas comenzó a realizar?

Nací donde vivo actualmente, en esta casa en Horco Molle, en mayo de 1967, así que al Parque lo conozco bien. Mi padre trabajaba haciendo el mantenimiento del Funicular y San Javier para la UNT. Comencé haciendo visitas guiadas en el Parque cuando ya había terminado la secundaria. Luego hice 2 años de Facultad, en el Instituto Miguel Lillo, pero la distancia y la situación económica se me hacía pesada, y como en el Parque comenzaron a dar cursos de capacitación para guías, los hice a todos y pasé a formar parte del Voluntariado de Protectores del Parque. Éramos varios y quedamos a los que nos gustaba la naturaleza y sus riesgos, hasta que salió un contrato de trabajo. También me gusta la fotografía, por lo que casi todas las fotos que tomamos en el Parque son mías.

¿En qué situación estaba el Parque en esos momentos, tanto en personal, como en infraestructura y servicios que se brinda?

El Parque no tenía insistencia ni voz ni voto en la UNT. No había reglas ni obligaciones específicas para el visitante infraestructura tampoco, por lo sólo venían (a pasear) los que conocían el lugar; la seguridad era escasa, pero nunca sucedió nada grave.

¿Cómo se conforma su núcleo familiar y cómo es vivir en el Parque?

Soy soltera, sin hijos, por lo que sólo me dedico a este hermoso trabajo.

¿Qué tareas desarrolla hoy?

Desde el año 2000, cuando la UNT pone en planta más guardaparques con títulos de parques nacionales y eran locales, y la escuela estaba en Horco Molle, hice todos los cursos que se brindaban sobre áreas protegidas. Y ahí comenzó a funcionar mejor; el Cuerpo de Guardaparque se dedicó a hacer control y protección, conjuntamente con otras instituciones del Estado, por ejemplo: Policía Provincial y Federal, Gendarmería y Defensa Civil. Ahora hago de todo, y también trabajo en búsqueda y rescate como brigadista para compartir fuego.

¿Qué significados y desafíos tiene por ser la única mujer entre todo el equipo: responsabilidad, compromiso, ayudar a los más jóvenes, enseñar y/o educar?

Al ser mujer tuve los desafíos de aprender más cosas, para estar a la altura del equipo donde todos son varones, y poner sensibilidad amor y otra opinión, con la mirada de mujer. Siempre nos respetamos, somos muy solidarios aun cuando pensemos distintos. Y nos cuidamos bastante, porque esta sociedad está cada vez más violenta. Y sí, el compromiso es enseñar y educar a niños y jóvenes haciendo educación ambiental, y también lo tienen que hacer la escuela y todos los medios de comunicación.

Una reflexión final sobre el Parque: presente y futuro, líneas de trabajo que se podrían desarrollar y mejorar.

Hoy el Parque es más conocido, pero la gran presión que ejerce la población para visitar lugares naturales nos trae problemas, como usurpaciones, además de gente a la que no le importa  deforestar y generar incendios, y también están los tramperos de aves. La UNT tiene que ponerse firme haciendo cumplir los derechos y obligaciones del área protegida, y contratar más personal como Guardaparques; somos pocos y la edad de cada uno está pesando, mientras hay varias personas ya capacitadas para este trabajo. Y para un futuro, la UNT tendrá que regularizar la entrada de visitantes, para poder conservar lo fundamental: el agua, y también la flora y fauna. 

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1 comentario
  1. Muy linda nota! Importante resaltar el valor histórico del parque y la necesidad de que cuenten con recursos para cuidarlo. Seguido voy a recorrer sus senderos en bici o a pie. Es un placer tener tanta naturaleza cerca pero es cierto que cada vez hay más visitantes, lo cual trae su riesgo en el impacto ambiental.

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