RESEÑA| Bienvenido al mundo de los varones

La docente Barbara Tarcic realiza una reseña sobre la recientemente estrenada película “La Hermandad”, de Martín Falci, que retrata la infancia masculina, en una escala íntima pero universal; sobre el sentido de pertenencia y la creación de identidad.


El documental dirigido por Martín Falci comienza relatando, en texto sobre impreso, que la película que estamos por ver está contextualizada en el año 2017 durante el mítico campamento Gymnasista, unos meses después de la muerte – a causa de un puntazo, en una pelea callejera- del alumno de dicho colegio, Matías “Paver” Albornoz Piccineti.

Luego de la presentación de los “personajes”, alumnos de 10 años, primer campamento de los adorables, entrañables niños, vemos en ronda al dirigente, la voz del campamento, anunciando que, por el “hecho que ya conocemos, en este campamento, no puede haber violencia”. Me pregunté a qué le llamarían violencia estos muchachos.

Bienvenidos al mundo de “los varones”. Así se describen, así les nombra el director también en sobre impreso: varones. En su definición, una de las acepciones de la palabra es: hombre que ha llegado a la edad viril. Pareciera ser que el primer campamento del Gymnasium es donde los varones de 10 años deben “convertirse en hombres”.

Hijos del patriarcado, han entendido que convertirse en hombres es no ser putos, batirse a duelo con otros varones para ver quien es el macho alfa, obedecer a los otros machos alfa que ya se hicieron hombres años antes y que por eso mismo, tienen permitido pegarles con bastones de goma espuma (flota flota), cortarles el pelo, hacerles comer caramelos hasta atragantarse, pintarles el cuerpo con aerosol, ponerlos a pruebas de humillación secuestrándolos (con lo que significa ser secuestrado en nuestro país y mucho más en esta provincia irredenta), entre otras cosas que, según entienden, están libres de violencia. Y sobre todo, llamarse los unos a los otros, de manera despectiva, como “uras”. Es decir, vaginas, es decir mujeres. Insultarse también pidiéndose chupar el choto, el pingo, como si chuparse el pene entre hombres fuera el horror mismo. Incomoda, inquieta mucho más, sin embargo, aquello que no se ve. Los recortes que el director decidió no dejar en la película. Los motivos o mi suposición sobre los mismos, los continúo hipotéticamente más abajo.

¿Son estas costumbres, rituales propios del Gymnasium? Por supuesto que no. Pero es tiempo , mínimamente, que dejemos de pensarlo como un colegio progresista, sin desmerecer (por favor, que quede claro) todos los otros valores del colegio que sí responden a estos principios.

Después de todo, nos quedamos boquiabiertos, indignados, estupefactos, dolientes cuando los varoncitos se baten a duelo (por la entrada a una fiesta, por creerse propietarios de una mujer, por machados o por lo que fuera) dándose cuchillazos. Es tiempo de dejar de pensar que esos rituales, totalmente vacíos de contenidos, son hermosos, sensibles, progresistas, únicos y maravillosos camuflados con los verdaderos sentimientos de hermandad y de pertenencia hacia el colegio. Esas conductas sectarias son violencia en su estado más puro y deben erradicarse por completo. Del Gymnasium, de la Sarmiento, del Técnico, de las despedidas de solteros y del mundo entero.

Convertirse en hombre (si tenemos que seguir hablando binariamente), es otra cosa. Estos rituales sólo sirven para convertirse en machitos. Mi auto corrector insiste en cambiar la palabra machitos por marchitos… creo que con eso lo dije todo al respecto.

La película es una película valiente. Compleja. Una producción desafiante que está resuelta con gran profesionalismo. La fotografía es sencillamente hermosa, el sonido llega al pecho y lo hace vibrar.

La narrativa es sólida e innovadora. El director aparentemente desaparece, sin embargo está ahí y se convierte en un alumno de 10 años. Y aquí va mi hipótesis: Martín Falci revive su paso por el Gymnasium, vuelve a ser ese niño, vuelve a explorar su experiencia como alumno. ¿Qué nos quiere decir Martín? ¿Qué sentía por dentro cuándo le tocaron todos esos rituales? ¿Qué nos está ocultando? Nunca lo sabremos. (¿O sí?) Lo que tengo en claro es que Martín decidió ubicarse entre los niños de 10 años y eso me dice un montón.

Ahí radica la magia de esta maravillosa pieza audiovisual: es una película abierta. Polémica. Así recuerdo a Martín, mi ex alumno, querido, desde su paso por la Escuela de Cine de la UNT y así espero que siga.

No se la pierdan. Sigan La hermandad por redes sociales y sabrán cuándo y dónde la pasarán.


La película se estrenará 15 de agosto en cine.

Sinopsis: Los estudiantes de 10 años viajan por primera vez al esperado campamento de su colegio, organizado por los alumnos más grandes. Durante una semana en la montaña descubrirán la convivencia y la supervivencia en la naturaleza lejos del amparo de sus padres. Los chicos al regresar a sus casas no volverán a ser los mismos.

Dirigida por Martín Falci // De los productores de “Gilda” e “Infancia Clandestina” – Habitación 1520

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