Para hablar de arte, primero hablemos de igualdad de derechos

A casi una semana de la inauguración del 46º Salón de Tucumán para el ámbito nacional de Artes Visuales en el Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo Navarro, el foco del debate no se asienta en los criterios de producción de las obras seleccionadas o de las ganadoras, sino a un asunto más urgente. 

En esta oportunidad el jurado de selección estuvo integrado por Victoria Giraudo (Córdoba), Ana Martínez Quijano (Buenos Aires) y Pablo Iván Ríos (Tucumán). Del certamen participaron 307 obras realizadas por artistas de todo el país. Las 61 obras seleccionadas, integran la exposición que estará abierta hasta marzo de 2019. El Primer Premio Adquisición fue designado para la obra Pablito clavó un clavito, de Pablo Guiot, por la suma de $100.000 y un diploma. En tanto el segundo lugar (también en adquisición para el patrimonio pictórico de la Provincia, y ganador de $80.000) fue otorgado para Leonel Alexander Marchesi con su obra Los mambos de Guachín. En cuanto al tercer premio fue para Nicolás Martínez Ribó (adquisición y $60.000) por su trabajo Latencia.

Finalmente, el Premio Estímulo Adquisición, por un valor de $30.000, fue para el joven Nelson Juan Javier Velárdez Lay por la obra Interior (1). Las menciones les correspondieron a Marcelo Iván Juárez, por Rizoma nro. 19; Sofía Noble, S/T; Yanet Mabel Chaile, Eres mujer fuerte, eres mujer admirable; Rosalba Mirabella, Posible no volverSandro Martín Pereira, Mantero; María Celina Galera, por Una gota de agua; la santiagueña María Cecilia Teruel, por Madeja; y el cordobés Víctor Rogelio Suárez Archilla, por Remix gramajo y Maggi.

 

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Obra de Gabriela Abram

 

Señalar lo que incomoda

Luego de realizarse la ceremonia de inauguración y la entrega de premios, un grupo de mujeres artistas realizaron una acción para señalar la falta de paridad entre varones y mujeres en el certamen.

Posteriormente, al mismo grupo nos sumamos otras mujeres de la escena del arte, entre ellas: Alejandra Mizrahi, Carlota Beltrame, Geli González, Florencia Sadir, Solana Peña, Fernanda Villagra Serra, María Mines, Zahía Caram, Guadalupe Rearte, Mels Petrof, Rocío Valdivieso, Andrea Ludics, Sol Rodríguez Díaz, Sofía de la Vega, Lucrecia Lionti, Carla Grunaguer, Gabriela Abram, Guadalupe Creche, Marta Salina, Alejandra Galván, Andrei Fernández, Ileana Ruiz, Romina BarrosCecilia Luján, Mane Guantay, Marisa Rossini, Agostina Bevacqua y las artistas seleccionadas del Salón: Celina GaleraRosalba MirabellaMariana Ferrari, María Claudia MedinaBelén AguirreSofía Noble, Sonia Ruiz, con el fin de elaborar el siguiente comunicado:

“Un grupo de artistas mujeres nos organizamos para llevar a cabo una acción consistente en la lectura de las biografías de las únicas artistas seleccionadas para participar en el certamen. En efecto, de los 61 artistas admitidos en la convocatoria, sólo 18 fueron mujeres, ninguna de las cuales recibió alguno de los cuatro premios más importantes. Durante 2018, la discusión sobre la reglamentación relacionada al porcentaje igualitario en la participación de mujeres artistas en los salones alcanzó escala nacional cooptando a muchos de los museos del país para verse reflejado en los porcentajes de presencia femenina a fin de potenciar su visibilidad elevando significativamente sus niveles de competitividad a la hora de disputar los mejores premios. “Durante el siglo XX, la representación de la obra de las mujeres en el mundo del arte nunca superó el 10% y en promedio ha sido del 5%”, afirma la investigadora Andrea Giunta. Tucumán no es ajena a esta realidad.

Nuestra acción no tuvo como objetivo impugnar las obras seleccionadas, ni a los artistas premiados. Como lo expresa el colectivo “Nosotras proponemos”, sí buscó “crear conciencia sobre las formas patriarcales que, como una membrana invisible, moldean el ejercicio del poder en el mundo del arte” y contra las cuales, en nuestra provincia también debemos luchar”.

Lo que comenzó siendo una acción para dar cuenta sobre la desigualdad de derechos en el ámbito del arte (precisamente en dicho certamen), recibió una serie de chicanas, ninguneos y rechazos en redes sociales de diversas personas y hasta el cuestionamiento del uso del pañuelo verde durante la acción. También hubo reconocimientos y apoyo de varios y varias artistas y personas ajenas al ámbito, pero, curiosamente, las desacreditaciones vinieron de parte de varones, como un síntoma más del mismo germen que atañe el inicial señalamiento.

La ola verde y el movimiento Ni una menos, son algunas de las respuesta que viene dando el feminismo ante los desaciertos y el largo listado de consecuencias nefastas del patriarcado. Siguiendo esta misma línea, la histórica exclusión y desvalorización de las artistas mujeres en las estructuras del mundo del arte es uno de esos desaciertos. Desde el grupo Nosotras proponemos, señalaron entre sus objetivos; “promover, exigir y respetar la representación igualitaria en el mundo del arte (estratégicamente el 50% en lugar del actual 20%), tanto en las colecciones de los museos y otras instituciones culturales, como en las colecciones privadas, en las exposiciones colectivas, en los premios (paridad en la selección, la premiación y los jurados), en las ferias de arte, en las representaciones internacionales tales como las bienales, en las reproducciones de obras en libros y catálogos colectivos, en las tapas de las revistas, en los porcentajes de artistas en las galerías de arte”.

Referencias

Algunos espacios, como el Salón de Mayo del Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo (Santa Fe), o el Salón Nacional de Rosario, dieron respuesta a la paridad en todas sus instancias de desarrollo. Incluso el cuestionado Salón Nacional de Artes Visuales del ex Ministerio de Cultura, que pese a la arbitrariedad en que se resolvieron los cambios del reglamento, consignó entre sus reformas la participación igualitaria de género en seleccionados, jurados y ganadores y representación federal.

Un reclamo sorpresa de los “pañuelos verdes”

Un acuerdo distintivo que las artistas realizaron fue vestir de negro y llevar sus pañuelos verdes. El uso del pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito es actualmente un refugio, un antecedente y símbolo de un proceso de lucha por los derechos básicos de las mujeres. Llevar el pañuelo verde es también libertad de expresión y -evidentemente- un blanco de agresiones. El uso de este elemento es una contraseña, un guiño que nos hermana en cualquier contexto; en las calles, en los trabajos y también en el Salón de Artes Visuales del Timoteo Navarro. Significa contar de qué lado de la historia estamos y para hablar de arte, primero hablemos de igualdad de derechos.


Las fotografías fueron tomadas del perfil de Facebook del Museo Timoteo Navarro y la imagen destacada es una gentileza de Florencia Sadir sobre su obra participante del certamen.

 

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