Nuevas miradas en el Museo de la Casa Histórica de Tucumán

casa histórica

El pasado 9 de julio, en conmemoración del aniversario 206 de la Independencia de nuestro país, se inauguró una nueva museografía y museología en la Casa Histórica – Museo Nacional de la Independencia. Las reformas realizadas en la Sala número uno y el Salón de la Jura constituyen los cambios más innovadores realizados hasta el momento en el museo y contaron con el trabajo tanto de las personas que conforman el equipo del museo, como de personas externas.

¿Qué desafíos se presentan al trabajar con un lugar tan importante para nuestra historia? El Museo de la Casa Histórica es el tercer museo más visitado del país, siendo los dos primeros museos ubicados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y con la nueva museografía  busca ampliar el público y ofrecer nuevas experiencias. 

Los ejes centrales al momento de pensar esta renovación fueron la accesibilidad y la inclusión: se consideró especialmente a las personas no videntes y a las personas con movilidad reducida, cuestiones que se reflejan en la incorporación de rampas, textos en braille, réplicas en impresiones 3D de los relieves de Lola Mora y de la Estatua de la Libertad disponibles para que los visitantes las toquen y también en el diseño del mobiliario.

Fue un trabajo intenso que comenzó en enero, donde participó el equipo del museo junto a la Dirección Nacional de Museos, a cargo de Valeria Keller, con el aporte de Rodrigo Broner en diseño, Candela Gomez en textos y Ornella Cravedi en producción.

El diseño Museográfico, a cargo de Maxi Caram apunta a un tipo de experiencia que pretende incluir todos los sentidos, sumando así instalaciones sonoras y la creación, en la Sala Uno B, de unos peep show: se trata de dispositivos odoríferos, sonoros y visuales para que la experiencia sensorial sea completa. 

El nuevo guión museológico e histórico, que consiste en el desarrollo amplio de los temas, conceptos e ideas de la exposición, fue trabajado y pensado por la museóloga del museo, Ana Carolina Oliva, Valentina Mitrovich y Juan Pablo Bulacio, historiadores de la casa, y Mariana Romano, además de la gestión en general, se encargó de las grabaciones de las voces de los audios con actores y otras personas.

Otro cambio en comparación con la museografía anterior que pretende atraer a más público, es la incorporación de nuevas tecnologías en forma de dispositivos didácticos e interactivos, como ser tablets a disposición de ser manipuladas por el espectador. Este trabajo con las nuevas tecnologías estuvo a cargo de Javier Diaz, quien realizó las impresiones 3D y el contenido multimedia de las tablets; Alina Bardavid, encargada de las instalaciones sonoras tanto de la Sala Uno como del Salón de la Jura, y Joaquín Abad en la asistencia Técnica.  

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El equipo se completó con montajistas y diversos colaboradores. Una cuestión destacable es que todo el equipo a cargo de las renovaciones y modificaciones en el museo está conformado por trabajadores y trabajadoras locales, siendo esta la primera vez que personas de la provincia vuelcan sus miradas e ideas en el museo, con el objetivo de narrar la historia de este lugar que forma parte de nuestra identidad y por el que la mayoría de las personas de Tucumán tienen un gran sentimiento de pertenencia. 

La idea troncal alrededor de la cual se construye la nueva Sala Uno es la historia de la casa, tanto ediliciamente como la vida doméstica de las personas que la habitaron en un principio. A través de una recuperación de los distintos momentos que atravesó el edificio se pretende desmitificar la misma casa, buscando que las personas que visitan el museo comprendan que la Casa Histórica como la conocemos hoy es, en su mayoría, una réplica (casi lo único que queda original del edificio es el piso del salón de la jura) y que atravesó muchas modificaciones a lo largo de su historia. 

El eje de la inclusión también pasa por sumar figuras a la narración de la historia que estaban olvidadas. “La idea es acercar a las infancias, a los pueblos originarios, a los afrodescendientes que también habitaban en esta casa y que muchas veces han sido invisibilizados por la historia”, comenta la directora del museo Cecilia Guerra Orozco, así es que en el salón de la jura nos encontramos con las actas en quechua y aymara y los peep shows nos permiten ver al personal de servicio que formaban parte de la vida cotidiana de la casa. Esto forma parte de la primera etapa de renovaciones del museo, ya que este trabajo continúa y para la Noche de los Museos, a realizarse el 5 de noviembre, se espera la inauguración de otras cuatro salas más.

El 9 de Julio la Casa Histórica se llenó de personas que fueron a visitar el museo y conocer las renovaciones, queda pendiente medir la repercusión que la nueva museología y museografía tuvieron en el público y cómo estas cuestiones podrían modificar la concepción que se tiene de este espacio. Mientras hablaba con algunas de las personas que forman parte del equipo del museo, me resultó imposible no pensar estas modificaciones relacionadas con la polémica que se desató el año pasado en torno la obra El revés de la trama de la artista Carlota Beltrame y las tensiones que se generan al intentar sumar otras miradas en estos espacios ligados a una determinada tradición e imaginario. 

Me pregunto si estas nuevas iniciativas van a devenir en una nueva concepción de nuestra historia y de nuestra identidad, más inclusiva, diversa y plural. 

Fotos cortesía de trabajadores y trabajadoras del Museo de la Casa Histórica de Tucumán

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