Hablemos de VIH todo el año, no alcanza solo con un día

Imagen @Collages.Verdecina para La TInta

Desde 1988, el 1 de diciembre es el día en el cual se habla sobre la respuesta al VIH en el mundo. Hace muchos años se hablaba de “luchar contra” el virus y se pronunciaba “vih-SIDA” como si fuera una sola cosa. A 33 años, las formas de comunicar y construir sentido se transformaron.

No alcanza solo con un día para hablar sobre VIH, porque no basta  con repetir un discurso de décadas atrás. Es necesario socializar los modos correctos de abordar el tema. Informar con claridad y con las palabras correctas no se trata solo de corrección política, sino de contribuir a desandar un largo camino de estigma que se hizo alrededor del VIH. 

Todavía muchas personas evitan hablar del virus, porque creen que VIH y SIDA son lo mismo y que ambos son sinónimos de muerte. 

  • VIH significa virus de inmunodeficiencia humana, y se trata de un microorganismo que ingresa al cuerpo y ataca las defensas.  
  • SIDA significa síndrome de inmunodeficiencia adquirida y es una etapa avanzada del virus de VIH, en el cual las defensas están debilitadas por falta de tratamiento y el cuerpo puede enfermarse. El sida es una etapa que se puede revertir con acceso eficaz al tratamiento. 

También debemos dejar atrás la expresión “cocktail” que se acuñó en los primeros tratamientos para el virus. En la actualidad existen varios esquemas de tratamientos antirretrovirales que permiten que las personas que viven con VIH lleven adelante una vida sin enfermarse.  

El VIH no se contagia, se transmite, del mismo modo que las hepatitis B o C. El término contagio se usa para enfermedades como la gripe, la transmisión del VIH en cambio, se da por 3 vías: sangre, fluidos sexuales y leche materna. 

Las formas de evitar la transmisión son mediante métodos de profilaxis. El uso correcto del preservativo y campo de latex para relaciones sexuales, el control tratamiento y acompañamiento sanitario en periodos de gestinación y las medidas de bioseguridad en caso de contacto con sangre. 

También existe un protocolo de profilaxis post exposición para aquellas personas que estuvieron en exposición al virus y consta de un tratamiento inmediatamente posterior a la situación de riesgo. Este protocolo se aplica cuando una profesional de la salud por algún error en las pautas de bioseguridad toma contacto con sangre de otra persona, o también en caso de que se dañe el preservativo durante una práctica sexual y exista  el riesgo de transmisión. 

No se dice “portadores de VIH” porque las personas no son un recipiente donde entra un diagnóstico, sino justamente son personas que viven con VIH. Socialmente usamos “portar” por ejemplo cuando una persona porta un arma, y eso nada tiene que ver con una situación de salud.

El 1 de diciembre ya no significa “lucha” ni “batalla” contra el virus. No hay lados de la batalla y no podemos generar la idea de división entre quienes viven con VIH y quienes no. Porque eso vulnera derechos humanos y también genera una falsa idea de seguridad en un gran sector de la población.  

El 1 de diciembre es una jornada de prevención, concientización, respuesta y/o tratamiento del VIH.

No se puede hablar de “poblaciones de riesgo”. Desde su surgimiento el estigma del virus recayó sobre la diversidad sexual. Luego ciertos términos de investigación médica se popularizaron y tergiversaron haciendo creer que el virus se aloja en determinadas poblaciones. La realidad actual y la evidencia científica muestra que todas las personas de los sectores poblacionales, sea cual sea las variables que se tomen, están en la misma situación respecto al VIH. Lo riesgoso no son las personas sino las prácticas. Tener relaciones sexuales sin preservativo es una práctica que expone a los cuerpos a la transmisión de infecciones de transmisión sexual. 

No alcanza con solo un día, porque vivir con VIH no es lo mismo para todas las personas. Ser “paciente” y realizar un tratamiento requiere de condiciones de posibilidad que muchas veces no se cumplen por diversos motivos. Las mujeres que viven con VIH exponen situaciones de violencias sistemáticas que vulneran sus derechos. Las políticas públicas como respuesta al VIH necesariamente tienen que trabajar desde la interseccionalidad1

No alcanza con solo un día para hablar de VIH, porque el estigma que viven las personas sucede los 365 días del año. Y también porque sobre la respuesta mundial al virus a asuntos estatales y de mercado que requieren mayor tiempo y atención de la población. 

Las palabras construyen sentidos e imaginarios que pueden promover la información científica y actualizada o reproducir viejos prejuicios y prácticas discriminatorias

¿Cuánto invierten los Estados del mundo en la respuesta al VIH? ¿Cuánto se gasta en medicamentos? ¿Quiénes compran y a qué precio? ¿Por qué si la medicación es imprescindible para la vida de millones de personas en el mundo aún no se trata como bien social y liberan las patentes? ¿Cuánto falta para que en vez de tratamientos podamos acceder a una cura? ¿Cuáles son los intereses políticos y económicos que se entremezclan con la investigación y el acceso a tratamientos?2

Estas y otras tantas preguntas requieren un interés social que sea sostenido durante mucho más tiempo que un solo día. 

Sobre todo, no alcanza solo un día para hablar de VIH porque las practicas de odio y discriminación suelen están selladas con la fuerza de la ignorancia, el miedo y los prejuicios, y quitar ese sello requiere de esfuerzos colectivo, periódicos y sostenidos en el tiempo. 

La respuesta al VIH no es solo el necesario testeo, voluntario, confidencial y gratuito, sino también el apoyo a una nueva ley de VIH, its y tuberculosis, y sobre todo la ejecución de presupuesto en políticas públicas con participación de las redes de personas viviendo con VIH en Argentina. 


1Sobre violencia y mujeres viviendo con VIH se puede leer el informe de septiembre 2021 en Argentina | Spotlight Initiative
2Sobre la situación del Estado Argentino respecto a las compras de medicamentos tenemos el informe de la fundación GEP, en donde mediante el Observatorio de Acceso a Medicamentos analizar en detalle qué se compra, cómo se comprá y cuales son las fallas en el acceso a medicamentos para VIH, tuberculosis y hepatitis C.

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