Quince mujeres encontraron en la costura un proyecto, un espacio de contención y una forma de construir comunidad.
El espacio se comenzó a conformar en septiembre de 2018 en el barrio Costanera Norte donde la pobreza y la indiferencia del Estado durante décadas caló hondo.
A partir de capacitaciones que se organizaron con el Frente de Organizaciones en Lucha, de manera autogestiva, sin patrones ni punteros, las propias mujeres comenzaron a gestionar la maquinaria e insumos necesarios para dar el puntapié inicial y en diciembre de ese año vendieron sus primeros productos.
“Iniciamos haciendo trabajitos cosidos a mano, con telas recicladas, y gracias a donaciones nos pudimos comprar una máquina”, cuenta Silvia una de las costureras. “Cada día aprendemos más, hacemos más diversidad de productos”. En sus manos tiene aguja e hilo y, puntada a puntada, va contando su relato.
“Estamos aprendiendo todas juntas, algunas ya sabían coser, pero la mayoría no, ahí aprendimos hasta a coser a mano. Empezamos haciendo muñequitos de media y ahora nos estamos animando a agarrar las máquinas industriales”, continúa.
Desde bolsas ecológicas, hasta peluches, las mujeres se organizaron y montaron su propio emprendimiento. Participaron de ferias en Plaza Independencia y en el Parque Avellaneda y ahora abrieron su página de Facebook por donde reciben encargos. “Somos unidas, no se gana mucho porque recién estamos comenzando, pero a futuro pensamos que esto se va a hacer más grande”.
“Nunca hice un curso, busco videos y me voy animando y haciendo cosas nuevas”, cuenta la más joven del grupo e hija de María. Para aprender más se sumó al taller. Cada una aporta lo que sabe y se ayudan entre ellas. “Me cuesta, pero es cuestión de práctica”.
“Yo no sabía nada, ni coser. De a poco fui aprendiendo. Me sumé porque me invitaron”. María hace un año y medio que forma parte del FOL. Cuenta que en el barrio empezaron desde cero haciendo bingos y rifas para conseguir las herramientas para poder trabajar. Después de un tiempo, surgió la idea de formar y armar el proyecto de costura y no tardaron en sumarse más de 24 vecinas. “Queremos seguir con este proyecto porque estamos muy entusiasmadas”.
“Con esto conseguimos un extra porque no conseguimos trabajo, esto nos da un alivio a nosotras, poder hacer y vender, mantenernos ocupadas”, cuenta otra de las compañeras mientras atiende a una clienta en la feria.
El aprendizaje colectivo y compartir un espacio en común además les abrió otras puertas: ahora son amigas. “Nos hicimos muy compinches. Antes nos conocíamos, porque somos todas del barrio, pero nunca conversábamos. Y ahora estamos más unidas”, cuenta Silvia. “Yo no salía nunca, siempre estaba en la casa. Esto me sirve para distraerme de algunos problemas. Nos concentramos ahí y compartimos lindos momentos”.
Antes de cerrar la entrevista, la hija de María vuelve a tomar la palabra. “Para mi mamá es una terapia, nunca se imaginó que podía hacer las cosas que hace. Le salen muy lindos los muñequitos, no lo digo por que sea mi mamá”, ríe. “Ella nunca se pensaba capaz y se fue descubriendo. Y por ahí cuando está en la casa, solita, como para escaparse de los problemas que a veces uno tiene, ella se pone a coser y se olvida un poco de eso. Tanto para ella, como para otras mujeres fue como una terapia, por que te concentras en lo que estás haciendo y te olvidas un poco de los problemas que por ahí pasan con los hijos. Es un escape”.
Facebook: Divina Costura – Taller Textil
Instagram: divinacostura_
Teléfono: 381 498-1304
[email protected]