En pleno centro tucumano crece un mundo de fantasía. En una antigua casa que pertenece al patrimonio arquitectónico de la provincia, se encuentra Dicha, un espacio pensado para que artistas activos tengan su propio espacio de producción.
Una tarde de viernes de agosto me dirigí al microcentro de San Miguel de Tucumán para visitar por primera vez Dicha, había visto fotos y conversado con artistas sobre el lugar, pero todavía no lo conocía en persona. Con muchas expectativas e intriga atravesé la puerta y subí las escaleras de esta casa de estilo academicista francés. Lo primero que vi fue una réplica de la estatua de la Libertad de Lola Mora, del artista Javier Díaz, y un gran salón pintado de rojo, que me transportó inmediatamente a la habitación roja de la famosa serie de David Lynch, Twin Peaks.
En pasillos que rodean al salón rojo se organizan los distintos talleres de los y las artistas que habitan Dicha: Rosalba Mirabella, Sofía Noble, Pablo Masino, Manuel Garay, Maximiliano Romero Almerar, Nando Migueles, Mariana Ponce, Julieta Papa, Ana won y María José Vera.
Ese viernes 16 de agosto, en su primer estudio abierto, se podían visitar los espacios y espiar los procesos creativos de estos diez artistas pertenecientes a la escena tucumana.
Las creadoras y gestoras de Dicha son la artista Ana Won y la diseñadora gráfica María José Vera. “Dicha surgió porque siempre estuvo la fantasía de tener un espacio donde la comunidad del arte pudiera tener un lugar de encuentro e intercambio, entonces se dio que a principio de año buscando un espacio de trabajo para nosotras, encontramos esta casa en la que vimos el potencial para materializar ese deseo”, explicaron a La Nota.
En cada habitación de la casa se despliega un mundo diferente y visitar los talleres es como conocer un pequeño rincón de la mente de cada artista. Fotografía, pintura, dibujos, instalaciones, cerámica, esculturas de sal y grafito, libros, perfomance, lápices, frascos de pinturas y obras inacabadas, son algunas de las cosas que forman este gran y heterogéneo despliegue de creatividad.
Al preguntarles a sus gestoras por los criterios al momento de invitar artistas, hicieron énfasis justamente en la diversidad: “A la hora de la selección decidimos que sea un grupo heterogéneo mezclando generaciones y disciplinas”.
Dicha no está pensado solamente para albergar talleres. “Queremos que sea un espacio para el encuentro, la experimentación, para albergar visitas de diferentes agentes del arte contemporáneo como ser curadores, historiadores, artistas de otras provincias, etc. y para llevar a cabo eventos de otras disciplinas que históricamente estuvieron vinculadas al arte, como ser la música y la moda”.
La manera en que funciona Dicha es a través del pago de un alquiler por parte de cada artista, para cubrir servicios y espacio. Cada artista puede utilizar su habitación de la manera que prefiera, y cada cuatro meses tienen que invitar a otros artistas a participar o intervenir sus talleres.
Siempre es motivo de alegría para la comunidad artística cuando surgen estas iniciativas en nuestra ciudad, y Dicha es un espacio novedoso para la escena del arte tucumano, donde artistas de distintas generaciones y disciplinas pueden dialogar y compartir su hacer cotidiano entre sí.
Al conversar con Ana Y María José sobre sus proyecciones y planes en torno al espacio, sostienen que esperan contribuir a que la escena del arte en Tucumán siga creciendo: “Generar vínculos con otras provincias y que sea una suerte de ventana para dar a conocer un poco más la producción de los artistas tucumanos. Por otro lado, en un futuro esperamos tener “amigos dicha” con benefactores que apoyen el espacio así poder tener un taller becado rotativo mediante una convocatoria y organizar actividades que contribuyan a un crecimiento de la escena”.
Para conocer más y estar al tanto de las actividades abiertas pueden seguir al espacio en redes sociales.
