Por Maximiliano Grosso para Departamento del Comunicación del CONICET NOA Sur
Saldos más que negativos se sucedieron uno tras otro en la provincia a mediados de 1966. Mientras se instalaba la autoproclamada Revolución Argentina -que se extendió hasta 1973-, conducida por Juan Carlos Onganía, en Tucumán, el 22 de agosto se emitió el decreto que ordenó el cierre (proceso que duró dos años) de 11 de los 27 ingenios azucareros que funcionaban en la provincia. En ese lapso, 50 mil obreros fueron despedidos y la desocupación trepó a quince puntos, tres veces más que la media nacional. Como consecuencia, más de 200 mil tucumanos y tucumanas (alrededor de un tercio de la población) se vieron obligados a emigrar, la mayoría de ellos, a Buenos Aires. Durante esos dos años, trabajadores y trabajadoras resistieron enérgicamente las medidas y, en el intento defender su trabajo, llevaron adelante marchas, ollas populares, paros, cortes de ruta…. En enero de 1967, durante una de las tantas jornadas convocadas por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), Hilda Guerrero de Molina, esposa de uno de los obreros de fábrica despedidos, cayó asesinada por la represión policial en la localidad de Bella Vista.
Estos y muchos otros sucesos sirvieron de argumento para que, en 2021, se instituyera a nivel nacional (por la Ley 27.620) que el 22 de agosto será el Día del Desagravio al pueblo tucumano por el cierre masivo de ingenios azucareros pergeñado por la dictadura de 1966, acontecimiento considerado uno de los antecedentes de la siguiente militarización de la provincia: el despliegue del Ejército en el denominado Operativo Independencia, casi una década después, en febrero de 1975; y este último, a su vez, conflicto que avivó el inicio de la última dictadura cívico-militar del año siguiente.
En este marco, hoy desde las 18 horas en el salón de la FOTIA, se llevará a cabo un acto de desagravio, con el formato de una charla-taller sobre la enseñanza escolar de este proceso histórico y una posterior visita guiada al Archivo.
En dos libros, el aporte de la ciencia local
Los pueblos azucareros frente al colapso. Resistencias locales al cierre de ingenios en Tucumán, coordinado por María Celia Bravo y escrito por distintos especialistas del Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES, CONICET-UNT), analiza la complejidad de los efectos sociales, económicos y políticos de la crisis azucarera en los pueblos tucumanos de aquella época. Los capítulos, elaborados desde una perspectiva local, reconstruyen la resistencia de los múltiples actores (movimiento obrero, productores agrarios, comisiones prodefensa, cooperativas, curas párrocos, dirigencias políticas y sindicales, vecinos, comerciantes y mujeres) que confrontaron con éxito dispar a empresarios, gobiernos provinciales y nacionales, y revelan la diversidad de efectos generados por la política azucarera y las respuestas de las localidades. “En algunas de estas se logró evitar la clausura del ingenio, mientras que en otras el cierre fue definitivo y la población debió lidiar contra los despidos masivos”, –cuenta Leandro Lichtmajer, investigador del ISES y colaborador en la obra, de acceso libre y gratuito– y agrega que el libro presenta las experiencias de las localidades de Santa Ana, San Pablo y Bella Vista. “Al revisitar ese proceso, la obra busca aportar a la comprensión de uno de los episodios más dramáticos -por su magnitud y su velocidad- de la historia social y económica argentina. Se trató de una etapa crítica en la trayectoria histórica de Tucumán, y sus profundas heridas se mantienen vigentes”.
¿Por qué arde Tucumán? (1966-1973): cuaderno para el aula está destinado principalmente a las escuelas secundarias. Las profesoras Ximena Rosich y Daniela Wieder, y la investigadora Silvia Gabriela Nassif -las dos últimas, integrantes del Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTEPH, CONICET-UNT)-, presentaron esta pieza en 2021. Además, la participación de destacados profesionales, el libro cuenta el aporte de María Eugenia Correa, artista plástica tucumana, que desarrolló, con las autoras, una historieta histórica original sobre la lucha de la FOTIA y el asesinato de Hilda Guerrero de Molina.
La obra forma parte de una propuesta que dé respuesta a una decisión del Ministerio de Educación de la Provincia: incorporar la historia local en la currícula de los contenidos educativos. Publicada por la editorial Humanitas, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, a través del Instituto de Investigaciones Históricas Dr. Ramón Leoni Pinto (INIHLEP), está pensada para acompañar la tarea en el aula de educadores, especialmente del área de las Ciencias Sociales. Pero también, explican las autoras, abre el abanico para articular con las disciplinas artísticas, y de la lengua y la literatura. “Es importante conocer los hechos del pasado para pensar, actuar y transformar el presente”, señala Nassif sobre el libro.
Convenio de colaboración CONICET-FOTIA
El 23 de agosto de 2021 se rubricó un convenio entre el CONICET y la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA), con el objeto de ordenar y digitalizar el Archivo Histórico “Hilda Guerrero de Molina”, de la federación, y producir conocimiento científico sobre la historia de Tucumán y de sus trabajadores. Además, pretende promover la colaboración en la formación de recursos humanos y la vinculación con la comunidad.
El trabajo, que se está llevando a cabo bajo la dirección técnica de Silvia Nassif y con la codirección de Daniela Wieder, cuenta con un equipo compuesto por investigadores, docentes y estudiantes, y con la especial asesoría del investigador Pablo Paolasso, director del INTEPH, y del magister Oscar Pavetti, responsable del INIHLEP.
Es importante destacar que el convenio forma parte de un largo recorrido de trabajo. En 2016, en el marco de las rememoraciones por los 50 años del cierre de ingenios azucareros, un empleado de FOTIA, Pedro Luna, advirtió a las investigadoras del INTEPH sobre el hallazgo de cajas y carpetas con antiguos papeles de la federación, abandonados en una oficina; se pidió asesoramiento técnico y gracias a este se pudo corroborar que se trataba de documentos de importante valor histórico, cultural y patrimonial. Habían sido intensamente buscados por más de 30 años por organizaciones de derechos humanos, investigadores y miembros del Poder Judicial, pues databan de la intervención militar a la institución durante la última dictadura. En ese contexto, se inició el trabajo conjunto entre la FOTIA, el INIHLEP y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.
La documentación tiene gran trascendencia para las y los argentinos, por lo que su preservación era prioritaria. Sobre esta premisa se inició en 2016 un largo proceso de trabajo, que comenzó con la limpieza y la clasificación del material, y la posterior apertura del Archivo Histórico “Hilda Guerrero de Molina”, tareas que continúan hasta la actualidad. Y que no sólo permiten recuperar y preservar el patrimonio cultural, la memoria social en torno de la actividad agroindustrial del azúcar, la memoria institucional de la federación, y el accionar de sectores obreros y populares en la historia reciente argentina. También posibilitan poner en marcha el proyecto de vinculación tecnológica entre el CONICET y la Facultad de Filosofía y Letras, con organizaciones sindicales y de derechos humanos, más la comunidad en general, para reforzar el compromiso con los derechos humanos y los procesos de memoria, verdad y justicia.
Por Maximiliano Grosso