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Con el lema “Reconocernos” en marzo comenzará el Censo suspendido en 2020. ¿Qué avances hubo desde el último censo? Por Estefanía Yanil Cajeao para Presentes
BUENOS AIRES, Argentina. A comienzos de este año, el femicidio de una niña wichi en la comunidad indígena Misión Kilómetro 2 (Salta), sacudió la agenda mediática, solo por un momento. Su comunidad denunció el abandono del Estado y las dificultades permanentes para el acceso a la justicia.
Meses antes, otra niña wichi, de la comunidad Pacará, había fallecido en el hospital a sus 13 años. Estaba embarazada. Una de las grandes demandas de su comunidad es el abandono del sistema de salud, situación que se agrava ante las dificultades que se presentan por las barreras lingüísticas y los traslados en caminos de tierra en época de lluvias.
Situaciones como ésas se repiten con frecuencia, y alertan sobre el acceso a derechos de los pueblos indígenas en la Argentina. Sin embargo, ¿cuánto sabemos de la población originaria en nuestro país? ¿dónde viven? ¿cómo viven? ¿qué lenguas hablan?
A principios de febrero el Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC) publicó el cuestionario definitivo para el Censo 2022. Organizaciones indígenas y de personas con discapacidad lo cuestionaron y presentaron un recurso de amparo para frenar la impresión de los formularios. ¿Cuáles son los obstáculos que observan y qué propuestas diseñaron?
¿Para qué contar la diversidad?
“La base de cualquier diseño de políticas públicas está basada en números. No en intenciones o percepciones. Lo más importante es que Argentina tiene que mirarse a sí misma y reconocer que su argentinidad está compuesta por un entrecruzamiento de Pueblos Originarios destinados a desaparecer en el diseño de país. Lo primero es bajar el nivel de racismo en la sociedad. Necesitamos que los datos muestren que lxs argentinxs no descendieron de los barcos. La ciudadanía argentina es pluriétnica”, explica Verónica Azpiroz Cleñan, mapuche integrante del Tejido de Profesionales Indígenas.
“El censo es un objetivo dentro de un análisis que se hizo de cuáles serían las políticas públicas para recuperar o restituir derechos a un colectivo que ha sido víctima de genocidio. De un genocidio negado. Pero también lo entendemos desde el ámbito espiritual como un ejercicio de sanación colectiva. No es casual que en el Tejido seamos mayoría mujeres. Porque la reparación es sanación y cuando es colectiva es eficaz”, agrega Lourdes Albornoz, diaguita también integrante del Tejido.
“A ningún funcionario le gusta la idea de que los Pueblos Originarios a partir de ese número que son, sigan exigiendo la devolución de sus tierras, la regularización de la posesión, sigan poniendo en evidencia que hay un problema irresuelto en la Argentina que tiene que ver con la propiedad”, agrega Verónica.
¿Cómo fue el último censo? ¿Cuáles son las novedades?
El último censo realizado fue en 2010 y el próximo correspondía hacerlo en 2020 pero se suspendió por la emergencia sanitaria a través del decreto presidencial 726/2020, del 9 de septiembre de ese año. Allí se indicaba que el INDEC contaría con hasta 60 días posteriores a la “finalización de la emergencia pública en materia sanitaria” para determinar la fecha del operativo censal correspondiente a la ronda 2020.
Finalmente, esa fecha llegó y trae con ella algunas novedades. En primer lugar, una vinculada a la modalidad del operativo. Por primera vez el censo se podrá hacer de dos maneras: en forma anticipada a través de un cuestionario en línea (Censo digital) o mediante la entrevista presencial en la vivienda durante el Día del Censo.
El Censo Digital estará habilitado en la web desde el próximo 16 de marzo. Mientras que el Censo presencial, se desarrollará el miércoles 18 de mayo, fecha que ya fue establecida como feriado nacional.
Otra de las novedades, tiene que ver con las preguntas vinculadas a la identidad de género y al autorreconocimiento étnico.
Mucho más que mujer o varón
Con respecto al/los género/s, el antecedente en 2010 era la pregunta básica entre las opciones de varón o mujer. Se aplicó a la totalidad de la población y arrojó como resultados más de diecinueve millones y medio de varones (19.523.766) y más de veinte millones y medio de mujeres (20.593.330) según lo publica INDEC en Censo 2010
El gran avance en la ronda de este año es que se presenta una primera pregunta (la número 2 en el apartado de población) sobre el sexo asignado al nacer, que a su vez, ofrece tres opciones: mujer/femenino; varón/masculino y x/ninguna de las anteriores; y una segunda pregunta a continuación, sobre cómo se considera la persona de acuerdo a la identidad de género, con ocho opciones: mujer; mujer trans/travesti; varón; varón trans/masculinidad trans; no binario; otra identidad/ninguna de las anteriores; prefiero no contestar; ignorado. Ambas preguntas, están destinadas a la totalidad de la población censada.
Autorreconocimiento étnico: una pregunta para todxs
Con respecto al autorreconocimiento étnico, el antecedente está marcado por una pregunta que se destinaba exclusivamente a una parte de la población, delimitada previamente por el INDEC. Este año, en cambio, la pregunta tiene carácter universal.
“Antes se preguntaba sólo en poblaciones marginales o comunidades rurales, y eso tiene un sesgo racista. Hay mucha gente que se reconoce indígena y vive en las ciudades” explica Lourdes Albornoz. Ella pertenece al Pueblo Diaguita de El Mollar (provincia de Tucumán), es trabajadora social e integra la organización Tejido de Profesionales Indígenas.
El recorte de población consultada con esta pregunta en 2010, derivó en un conjunto de resultados que el INDEC aclara, que “surgen del cuestionario ampliado, que se aplicó a una parte de la población.
Los valores obtenidos son estimaciones de una muestra y por tanto contemplan el llamado “error muestral”. Este mecanismo se aplicó tanto a la pregunta por la población indígena como por la población afrodescendiente, arrojando como resultados unas 955 mil personas indígenas o descendientes de pueblos indígenas y casi 150 mil personas afrodescendientes (Fuente: INDEC).
En esa ocasión, como opciones se ofrecía responder por “si”, “no” o “ignorado”. En el caso de la población indígena, se presentaba un espacio en blanco para completar manualmente el nombre del pueblo en cuestión.
Pueblos y lenguas: una pregunta para pocxs
Si bien la incorporación de la pregunta universal por el autorreconocimiento étnico significa un gran avance en este censo, organizaciones indígenas y colectivos de investigadores que han trabajado durante los últimos cuatro años para participar en el diseño pre censal -como lo indican las recomendaciones de Naciones Unidas- denuncian que no han sido escuchados, ya que el formulario definitivo presenta al menos dos grandes inconvenientes para generar una fotografía completa de este momento en la historia.
En primer lugar, el cuestionario no ofrece un listado de nombres de los pueblos indígenas reconocidos en la Argentina. Lo que obliga a los censistas a escribir los nombres a mano y entorpece el conteo final por pueblo.
En segundo lugar, se incorporó por primera vez una pregunta sobre las lenguas indígenas, pero no se aplicará a toda la población.
¿Por qué es importante un listado de pueblos?
“Pedimos que agreguen los 39 nombres de los pueblos reconocidos en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI) porque las denominaciones de los pueblos, como son lenguas que tienen tradición oral, no tienen una sola forma de escribirse. Cuando se hace la lectura de datos, si eso no está escrito de la misma manera va a generar error. “Pero dejaron el casillero en blanco. A eso le llamamos invisibilización estadística”, explica Lourdes Albornoz.
“En segundo lugar, los censistas muchas veces no tienen el tiempo o la predisposición para anotar el nombre del pueblo, lo que puede generar que se deje en blanco. Hay personas también que pertenecen a más de un pueblo. En Salta, por ejemplo, pasa muchísimo: hay algunos que son limítrofes y es común que tengan, una madre churupí y un padre chorote, y tienen que marcar los dos, porque participan activamente de las dos comunidades, y porque es su autopercepción y su derecho”, agrega.
¿Qué pasa con la pregunta sobre las lenguas?
“Es la primera vez que se va a preguntar sobre lenguas, pero el problema que tiene esa pregunta, la 24, es que no se va a aplicar a la totalidad de la población sino solamente a las que se reconocen parte de pueblos originarios. No va a salir una radiografía de lo que es Argentina en términos de plurilingüismo”, explica Verónica Aspiroz Cleñan, integrante también del Tejido de Profesionales Indígenas.
“Esto genera un resultado erróneo por distintas razones: hay personas que sin autorreconocerse indígena hablan o aprenden lenguas originarias. Además, hay personas que hablan más de una lengua originaria, cuestión que no podrá reflejarse en la planilla censal. Asimismo, no permite conocer usos sociales y distribución territorial de la lengua de señas argentina y las lenguas migrantes”, advierten en una nota enviada al INDEC desde el Área de Estudios Interdisciplinarios en Educación Aborigen, la Cátedra Abierta Intercultural de la Universidad Nacional de Luján y el Colectivo de Investigadores en Pueblos y Lenguas Indígenas, integrado por especialistas de las universidades de Río Negro, Córdoba, Santiago del Estero, Buenos Aires y La Plata.
“Así, el censo no permitirá conocer de modo evidente la distribución del uso de las lenguas indígenas en el país, apenas cuantificará el número de personas que se autoadscriben como integrantes de un pueblo originario consideran que hablan el idioma”, agregan los investigadores.
Sobre este último punto, Lourdes Albornoz plantea como ejemplo el caso del gran número de hablantes de quichua (o kichwa) santiagueño, que no necesariamente se autorreconoce como población indígena. De acuerdo a datos aportados por el Laboratorio de Antropología de la Universidad Nacional de Santiago Del Estero, actualmente en al menos 14 de los 27 departamentos de esa provincia se continúa utilizando esta lengua. Según el área de Cultura del gobierno de Santiago del Estero, se estima una población de 80.000 a 160.000 quichua hablantes.
Cabe destacar, que la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha establecido la década internacional de las lenguas indígenas para el período 2022-2032, y que, dentro de los 39 pueblos reconocidos en Argentina, hay más de 1700 comunidades indígenas con una gran diversidad cultural y lingüística.
Se calcula que existen actualmente 15 lenguas indígenas activas y 9 en revitalización. Otras 12 lenguas, estarían extintas. El Centro Universitario de Idiomas elaboró en 2019 un mapa de idiomas indígenas con estas cifras, en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas. Este mapa tomó datos de Unesco, el Censo 2010 y la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (un muestreo realizado entre 2004 y 2005).
Lo que plantean desde el Tejido, es que el avance real para el censo 2022 sería preguntar a la totalidad de la población si habla, entiende o aprende una lengua originaria, para observar el estado de situación de forma completa y actual.
“Sabemos que son lenguas que han sido silenciadas. Por racismo, o porque no tuvieron donde hablarlo. Hay otros procesos de recuperación. Justamente ahí es donde hay que apuntar las políticas, para revitalizar aquellas lenguas de las que todavía algo queda pero que están en peligro de extinción. Además, también pedimos que se preguntara sobre las lenguas de señas y las lenguas migrantes. Tanto por las personas que hablan guaraní, aymara, quechua, como por las correspondientes a las migraciones del último siglo. No tenemos ese prejuicio racista de decir solo a nosotros o solo a mi lengua. La idea es relevar la diversidad”, asegura Lourdes.
Las propuestas
El Tejido de Profesionales Indígenas diseñó y envió al INDEC una propuesta para abordar la complejidad de las preguntas sobre el autorreconocimiento y las lenguas indígenas.
En ellas, ofrecen el listado de los 39 pueblos indígenas y abren la pregunta sobre las lenguas a toda la población, además de contemplar lenguas migrantes y lenguas de señas.
Las respuestas del INDEC
Consultados por Presentes, fuentes del INDEC informaron que la pregunta sobre las lenguas “se realiza a la población que se reconoce indígena u originaria. Esto se debe a que la inclusión de cada pregunta en el cuestionario censal implica un incremento del tiempo de entrevista, que impacta en la cantidad de censistas, el tiempo de capacitación de los recursos humanos, el tiempo de escaneo e interpretación de las preguntas y el procesamiento”.
Por otro lado, “desde el punto de vista técnico–operativo, el cuestionario censal en papel no cuenta con el espacio físico que requiere el listado de los pueblos indígenas”.
Por esto, explicaron “en el censo digital, a la persona censada que se reconozca indígena se le desplegará una lista de 64 nombres de pueblos indígenas elaborada en conjunto con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI)”.
De acuerdo a esta información, el censo digital tendrá una opción que no figura en el presencial.
Tejer con otrxs
“Para que el estado tome en cuenta que existen lenguas en procesos de retracción o desplazamiento por el castellano -lo cual fue pergeñado por el estado- es necesario producir datos. Datos censales, estadísticos o fuentes de información”, explica Verónica Aspiroz Cleñan.
Verónica es mapuche, de Los Toldos (provincia de Buenos Aires). De profesión politóloga, se especializó en salud colectiva y actualmente investiga la etnoepidemiología mapuche de la provincia de Buenos Aires. Este recorrido, la llevó a buscar información estadística y se encontró con grandes dificultades. “En el sistema de vigilancia epidemiológica no está incorporada la variable étnica. Es un tema que la agenda pública no tiene incorporado en los sistemas de información, o en las fuentes y registros de datos del estado nacional”, explica.
“Podés ver desde la Encuesta Permanente de Hogares donde se mide el desempleo. Podés ver el censo económico, el agropecuario, y en todos los instrumentos no está transversalizada la variable étnica. Entonces en el discurso de Lavagna (titular del INDEC), él dice que la variable tiene un nivel prioritario para el INDEC. Pero vos vas a mirar las planillas o formularios, los cuestionarios, de los instrumentos que aplica y no da cuenta de eso”, explica.
Verónica impulsó en 2018 la formación del Tejido de Profesionales Indígenas, a partir de la necesidad de reunirse y encontrarse con otrxs indígenas que hubiesen transitado el espacio universitario.
“En la universidad, que parece que está todo bien y que todo es re progre, también hay racismo. Al principio, la propuesta fue juntarnos para tener un piso común: hemos pasado por la universidad y hemos seguido siendo quiénes somos sin arrepentirnos de lo que somos y de cuál es nuestra historia. Y hemos dado peleas intra-áulicas, con las autoridades y en los centros de estudiantes. Había que articular, concentrar, poner en evidencia el conocimiento de esa experiencia”, agrega.
“Por eso nuestro lema es diálogo de saberes: entre el conocimiento que porta la academia eurocentrada, blanqueada, todo lo positivista que ya sabemos que por más que se intente superar, es el perfil que describe la universidad argentina. Y el conocimiento nuestro. Quisimos en ese ida y vuelta posicionarnos en un lugar político frente al INDEC, para que pudiéramos participar en el diseño pre censal”.
En la actualidad, el Tejido realiza Seminarios de Lenguas Indígenas, campañas y charlas abiertas. Está conformado en su mayoría por mujeres y en la última charla realizada sobre el censo, participaron integrantes de los pueblos Kolla, Diaguita, Mocoví, Mapuche, Qom, nación Chicha y personas indígenas-afrodescendientes.
Las limitaciones para nombrar
Organizaciones de personas con discapacidad también objetaron el formulario presentado por el INDEC, principalmente por referirse a “dificultades o limitaciones” sin nombrar la discapacidad.
“Tener una dificultad para subir escaleras o para entender lo que se le dice no necesariamente implica discapacidad, explica Mónica Bianchi. Ella es hipoacúsica severa y es la fundadora del Consejo Consultivo de Discapacidad, una de las diez organizaciones que presentaron propuestas formales al INDEC para reformular el cuestionario apuntado a la discapacidad. Además, adjuntaron en sus pedidos más de 2300 firmas con adhesiones de todo el país.
“Si bien en el Censo 2010 también se preguntaba por dificultades, lo cierto es que en 12 años la situación y visibilidad de las personas con discapacidad (PcD) ha cambiado muchísimo gracias a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPC), a la cual el Estado Argentino adhirió ante la ONU durante el gobierno de Néstor Kirchner. Hoy nuestra meta es dejar de ser invisibles”, agrega.
Consultados por Presentes, fuentes del INDEC respondieron que “con la incorporación de esta pregunta para toda la población, se recabará una muestra censal de hogares con dificultad o limitación lo más amplia posible, que luego podrá ser desglosada de forma pormenorizada en una encuesta específica posterior”.
Mientras que, desde la Agencia Nacional de Discapacidad, respondieron que “La discapacidad en nuestro país es determinada en un proceso que culmina con el certificado único de discapacidad (CUD), que además indica el tipo y demás condiciones.
Por lo tanto, a los fines estadísticos la Agencia Nacional de Discapacidad cuenta con este registro que es muy rico en datos. En este censo, se indaga acerca de la dificultad o limitación para realizar ciertas acciones primeramente porque se desea ampliar el espectro y porque la palabra «discapacidad» se caracteriza por su polisemia incluso por su estigmatización”.
En relación a la elaboración de una encuesta posterior, “nosotros decimos que en este formulario censal se deja por fuera a numerosas personas con discapacidad, lo cual no permitirá identificar las viviendas donde realizar la posterior Encuesta Nacional. A modo de ejemplo: una persona con síndrome de down leve o moderado, sube escaleras, recuerda la dirección de su casa, lee, trabaja, escucha, entiende y come, se baña y se viste sola”, aclara Mónica.
Para cerrar, le preguntamos si pensaba en la discapacidad como otra forma de diversidad. “Si, por supuesto, tal como alguien me dijo una vez: si enseñamos a las niñas y a los niños a respetar lo diferente, estaríamos hablando de diversidad y no de inclusión”, respondió.
Por Estefanía Yanil Cajeao para Presentes