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La depresión es una enfermedad protagonista en la actualidad y alrededor del mundo. La Nota conversó con el psicólogo Pablo Ezequiel Herrera sobre causas, factores incidentes, posibles abordajes y el sistema público de salud mental de nuestra provincia.
¿Existe alguna relación entre el desmedido incremento de la depresión y el sistema socio-económico en que vivimos? De acuerdo a lo establecido por la OMS, la depresión es una enfermedad cada vez más frecuente en todo el mundo y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas, siendo la principal causa mundial de discapacidad.
¿Qué es la depresión?
Se trata de un diagnóstico que describe un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Este conjunto de síntomas afectan principalmente a la esfera afectiva: tristeza constante, decaimiento, irritabilidad, sensación de malestar, impotencia, frustración y puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual.
En el cuerpo
Un elevado y creciente número de evidencias indica que los episodios depresivos se asocian con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central, generando un déficit de los neurotransmisores que brindan bienestar y satisfacción. Cada vez son más las personas que consultan a los médicos psiquiatras y toman ansiolíticos o antidepresivos.
Los psicofármacos, un pilar de la industria farmacéutica
La Nota consultó al Psicólogo egresado de U.N.T., psicoanalista Pablo Ezequiel Herrera “Hay casos donde se reconoce tanto desborde en el paciente, que la medicación funciona como un buen recurso. Y en esas circunstancias es un médico psiquiatra el que indica y receta la medicación pertinente, pero siempre con perspectivas de retirarla en algún momento. La verdadera clave para superar la depresión es un tratamiento psicoterapéutico. En la sociedad actual, la gente tiene muchos motivos para deprimirse – por ejemplo, la muerte de un familiar-. El problema es que estas situaciones emocionales, que hasta no hace mucho se catalogaban como estados pasajeros de ánimo, hoy se consideran enfermedades medicables, de ahí que las estadísticas reflejen un considerable aumento del porcentaje de personas que son calificadas como depresivas. Muchos psiquiatras se han puesto, por lo tanto, del lado de la inmediatez de los efectos de los fármacos y no del lado de los pacientes. La industria farmacéutica provee medicamentos pero también se trata de uno de los mercados que más dinero mueve en el mundo, entonces creo sumamente importante evaluar minuiciosamente cada caso para indicar el tratamiento adecuado y por el tiempo necesario. No existe una resolución o un pronóstico universal de la posición singular de cada paciente a partir de los efectos de un fármaco. Éstos se pueden apreciar únicamente a través de un trabajo de análisis, por lo tanto, cualquier tratamiento con medicación debe ir acompañado de psicoterapia”, dijo Herrera sobre los antidepresivos.
La depresión desde el punto de vista del psicoanálisis
“Freud no trabajó el concepto de depresión pero sí de estructuras melancólicas, las cuales tendrían una correspondencia en con los tiempos actuales. Por otro lado, Lacan hizo una diferenciación entre aquellos casos estructurales y ubicó, dentro de la estructura de la neurosis a los sujetos melancolizados, quienes llegan al estado depresivo tras causas puntuales como la pérdida de un hijo o de un ser querido. Los abordajes de la psicoterapia dependen fundamentalmente de las singularidades de cada paciente y que -a su vez- están sujetas a la estructura psíquica que responden. La angustia es un factor común en el ser humano y funciona estructuralmente en todos los casos y sin distinciones, el punto es detectar de qué manera ésta opera en cada sujeto y qué consecuencias tiene en relación a sí mismo y su entorno”, explicó Herrera.
Además de los procesos singulares que desarrollamos en nuestro psiquismo, existen factores de la vida cotidiana que pueden disparar y/o potenciar un cuadro depresivo:
- Biológicas: permeabilidad intestinal aumentada, la cual origina un severo déficit en nuestro sistema inmunológico debido a que el organismo no absorbe nutrientes esenciales.
- Psicosociales: mala calidad de vida vinculada al estrés, presión laboral, desempleo, decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, duelos y/o experiencias cercanas a la muerte.
- Malos hábitos: consumo excesivo de gluten, alimentos procesados, grasas trans, drogas, alcohol, sedentarismo, tabaquismo, déficit de vitaminas y horas y calidad de sueño y descanso.
Salud mental en el sistema público tucumano
“En los primeros niveles del SIPROSA (Sistema Provincial de Salud de Tucumán), C.A.P.S. (Clínicas de Asistencia Primaria de Salud) y C.I.C.s (Centros Integradores Comunitarios) hay psicólogos disponibles mas no psiquiatras. Estos espacios siempre son los más cercanos al domicilio de toda la población y cuando un paciente -o familiar del mismo- realiza una consulta, se lo deriva a un hospital general, los cuales pertenecen al segundo nivel del SIPROSA. De los hospitales generales el único que interna pacientes de salud mental es el Hospital Ernesto Padilla.
Luego, dentro de los hospitales monovalentes, están el Hospital de Salud Mental Nuestra Señora del Carmen (para mujeres) y el hospital Juan María Obarrio (para hombres) de Salud Mental, ambos abocados únicamente a problemáticas de salud mental. Los mismos disponen de atención ambulatoria e internación, pero sólo se internan cuadros agudos, donde el criterio que se tiene en cuenta está vinculado al riesgo de integridad física y mental para sí mismo y/o terceros. De acuerdo al nuevo régimen de salud mental las internaciones deben ser breves y de compensación, para que luego continúe el tratamiento de modo ambulatorio.
Las asistencias para urgencias -las 24 hs- se encuentran en el Hospital Padilla, en el Auspicio del Carmen y en el Hospital Obarrio. En la guardia se recibe de ambos sexos.
“El hospital Avellaneda cuenta con un servicio de referencia para adicciones y el hospital Padilla con uno que recibe sólo casos extremos como intentos de suicidio, pero no existe una unidad específica para cuadros depresivos. Es fundamental -a la hora de diagnosticar- descartar estos hechos aislados que lógicamente producen tristeza mas no dan cuenta de un cuadro depresivo estructural. Incluso hasta puede tratarse de una descompensación del orden de la psicosis que de la depresión propiamente dicha”, explicó Herrera.
Salud Escucha
El servicio de Salud Escucha se trata de una línea telefónica gratuita (0 800 4444 999) , creada por el Ministerio de Salud Pública de Tucumán, que pone a disposición de la población información oportuna sobre diversos temas de salud. Se pueden realizar consultas; recibir asesoramiento sobre obtención de turnos e insumos; información sobre prestaciones y programas pertenecientes al PRIS (Programa Integrado de Salud) vigentes en el sistema de salud (facilitando el acceso a los mismos); orientación sobre el estado de expedientes, entre otros.
La Nota se comunicó con la Dra. Soledad Soloaga -médica clínica a cargo de Salud Escucha- para consultarle cómo es el procedimiento de este servicio en relación a los casos de salud mental. “Cuando un potencial paciente se comunica a Salud Escucha con síntomas depresivos que no implican riesgos de vida ni daños a terceros, se le devuelve el llamado (desde las 24 hasta las 48 hs luego de efectuar el llamado) con un turno específico -en el C.A.P.S. más cercano a su domicilio- con un o una profesional de psicología. En el caso de un paciente que denote peligro de vida contra sí mismo o tercero/s, se lo deriva directamente al Hospital Padilla o a los hospitales monovalentes de salud mental”, explicó Soloaga.
Un sistema que exige rendimiento full time
El sistema en que vivimos, entonces, genera una ecuación perfecta: el ser humano percibe grandes dificultades para desarrollarse -debido a las enajenaciones a las que se ve sometido-, convirtiéndose en un medio más de producción cuya función viene pre-asignada por la dominación y la subyugación al principio de la realidad, entonces enferma. La ecuación -y el negocio más bien- cierra cuando la medicación elimina el síntoma -o los síntomas- y le permite al sujeto seguir respondiendo a las exigencias del sistema socio-económico en general.
“Las pastillas crean una especie de barrera contra la problemática subjetiva o estructural que padece el sujeto, pero el daño no desaparece. El modo de abordarlo y trabajarlo de raíz es a través del trabajo de análisis, el cual exige tiempo y dedicación del parte del sujeto que decide emprenderlo. En relación a los resultados del psicoanálisis, es un mito que los mismos comienzan a visualizarse luego de muchas sesiones y tiempo invertido, en muchos casos, las mejoras empiezan a percibirse en las primeras sesiones”. concluyó Herrera para La Nota.
La imagen destacada es de Julieta De Marziani, Revista Anfibia.