En el marco de las actividades programadas por el equipo de trabajo de la muestra “Mi mundo es todo el mundo”, de la artista Geli González, se propone hoy un recorrido a través de un tipo de abordaje propuesto por Gabriel Chaile.
Hoy, a las 19:30 hs, en el MUNT (San Martín 1545) el artista tucumano Gabriel Chaile dará una visita guiada en el marco de la exposición de Geli González, “voy a contarle la muestra a mi sobrino pero pueden venir a escuchar”, escribió Chaile en su cuenta de Facebook al compartir el flyer del evento.
En Cómo explicar el arte de Geli González a mis sobrinos, Gabriel Chaile, desarrollará una performance que invita a recorrer Mi mundo es todo el mundo de Geli González, mediante una visita por las salas del museo guiado por él mismo. Previamente se presentará, y dirá unas palabras, en la Sala Multimedia del museo.
Mi mundo es todo el mundo cuenta con la curaduría de Alejandra Mizrahi y Aldo Ternavasio y fue inaugurada el pasado 15 de marzo. La misma permanecerá a disposición del público hasta el 3 de junio.
Gabriel Chaile nació en San Miguel de Tucumán, ciudad en la que vivió hasta 2009, cuando se mudó a Buenos Aires para continuar su carrera de artista. “Tucumán es densa en sus formas y en su historia, desde la resistencia de los indios Quilmes en la Conquista, hasta la del cierre de los ingenios de azúcar en los años ’70”, describió para ramona el año pasado.
Para conocer un poco de su trabajo, desde La Nota, seleccionamos fragmentos de un artículo publicado por ramona, de la muestra llamada Patricia realizada un año atrás, en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA).
Gabriel Chaile en MAMBA
“En esta obra, Chaile realiza una operación semejante al sincretismo¨, escribió Laura Hakel, curadora de la exposición. “Combina objetos, materiales y métodos constructivos vinculados a oficios manuales y a la producción en pequeña escala del hábitat y del alimento. Toma elementos austeros y populares cargados de valor y significados simbólicos por su continuidad en el tiempo y sus usos sociales”, agregó.
Patricia, la escultura que le da nombre a la exposición, es una diosa-horno de adobe que se ubica en el centro de la sala. En ella, Chaile relaciona una figura materna, una cerámica antropomorfa de la cultura candelaria de Tucumán y un horno de barro para hacer pan, todos elementos vinculados a la fertilidad, a la historia del arte y al alimento que tal como escribe la curadora, “imagina como los componentes para una nueva alegoría de la Patria”. Por otro lado, al fondo de la sala, se encuentra la instalación Los jóvenes olvidaron sus canciones, un entrepiso de madera realizado como un obrador de construcción con un colchón: una cama-encofrado que relaciona la precariedad de los materiales con la necesidad de un espacio habitacional. Por último, Forma y Razón hace referencia a la trasmisión de los saberes por medio de los oficios. Se trata de una escritura cuneiforme diseñada sobre las líneas de polvo de ladrillo de una chocla de albañil. En la obra, Chaile imagina un lenguaje ilegible para la trasmisión de un oficio que se aprende en la práctica: un código compartido por una comunidad de trabajo. Como explica el artista, ”tiene que ver con construir un código interno pero también con la imposibilidad de que el otro participe de ese código, con dejarlo afuera.
En esta exposición, Chaile convierte un horno de barro en una figura devocional, un encofrado de construcción en un lugar para dormir y las marcas de trabajo de un albañil en un lenguaje. Laura Hakel sostiene: “Utiliza métodos productivos y materialidades de fácil acceso, como el adobe y el ladrillo, que subsisten en paralelo al progreso y que se vuelven presentes en situaciones de marginalidad. Toma estos elementos y los transforma en figuras simbólicas que custodian a la sociedad”.
En palabras del artista: ”Las piezas de esta exposición tienen elementos primitivos o evocan situaciones austeras y muy simples al mismo tiempo, como una amalgama de diversas fuentes que devinieron en una sola forma.” Y continúa: “Intento que las obras visualmente generen una imagen que sólo se pueda decodificar a través de lo que vemos, no tanto de los que sabemos o podemos leer. Es un guiño para entrar desde otro lugar más lejano a la información enciclopédica, que el espectador apele a su propia enciclopedia empírica. En ese sentido, pensé las obras de la exposición como silenciosas. No me opongo a lo racional pero me interesa poner en pausa la forma en la que la razón te hace acercarte a las cosas, esa batalla ganada de la razón”, finalizó el artículo de ramona, en marzo de 2017.
Sobre el artista
Gabriel Chaile nació en San Miguel de Tucumán en 1985. Comenzó su formación con la Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Tucumán, donde cursó el Taller C. Al finalizar la universidad, en 2008, participó del Programa pensamientos emplazados en la ciudad de Salta. En 2009 fue becado para realizar el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella en la Ciudad de Buenos Aires, donde reside actualmente. Luego, en 2010, participó en el Laboratorio de Investigación en Prácticas Artísticas Contemporáneas (LIPAC) en el Centro Cultural Rojas. Participó de clínicas y talleres con Carlota Beltrame, Marcos Figueroa, Geli González y Jorge Macchi. También recibió becas de la Fundación YPF, el Fondo Nacional de las Artes y la beca de viaje Oxenford. Sus principales exposiciones fueron El principio de la belleza está en el fin de la misma, en el Centro Cultural Borges (2011); Todas las cosas eran comunes, en la Galería Alberto Sendros (2012); Salir del surco a labrar la tierra, en el Fondo Nacional de las Artes (2014), y No es culpa mía si viene el río, en el Centro Cultural Recoleta (2015). Desde el año 2015 tiene su taller en La Verdi, un proyecto colectivo de autogestión y difusión de arte contemporáneo coordinado por la artista Ana Gallardo.