Último tramo del juicio por abuso sexual contra José Alperovich

PORTADA 25
Este lunes 27 de mayo se lleva a cabo la última audiencia testimonial del juicio por abusos sexuales contra José Alperovich, imputado por nueve delitos de violencia sexual denunciados por su sobrina y ex secretaria.

Pasaron casi cinco años desde que se inició este proceso judicial, atravesando una pandemia y la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de apartar al Poder Judicial tucumano de la investigación del ex gobernador, quien dirigió la provincia durante 12 años. Durante cuatro meses de debate oral, se escucharon unos 80 testimonios en decenas de audiencias.

El juez Ramos Padilla fijó el 10 de junio para los alegatos de la parte acusadora, a cargo de Sandro Abraldes, por la Fiscalía, y de Pablo Rovatti y Carolina Cymerman, por la querella. El 12 de junio será el turno de la defensa, representada por el abogado Augusto Garrido del estudio de abogados Cuneo Libarona. Alperovich tendrá la oportunidad de declarar el 3 de junio, una fecha emblemática para el movimiento feminista argentino, ya que en 2015, ese día se realizó la primera movilización de “Ni una Menos”. Se espera que el imputado acepte contestar preguntas de las distintas partes.

Los hechos denunciados

El 22 de noviembre de 2019, la sobrina del ex gobernador y entonces senador, José Alperovich, lo denunció por abuso sexual en los tribunales penales de Tucumán y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) de la Ciudad de Buenos Aires. En ese momento, la joven tenía 29 años. Los ataques denunciados ocurrieron entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en Yerba Buena y un departamento en Puerto Madero, Buenos Aires.

La denunciante, hija de un primo hermano de Alperovich, se unió a su espacio político en noviembre de 2017. Anteriormente, trabajaba en Casa de Gobierno, en el área de ceremonial y protocolo del Ministerio de Gobierno y Justicia de la provincia bajo la dirección de Regino Amado.

Según la denunciante, tras cruzarse en dos oportunidades, Alperovich le pidió a otro familiar que le dijera que quería sumarla a su equipo de campaña. Ella aceptó, entusiasmada por el desafío profesional. Fue decisión de Alperovich incluirla en un círculo de confianza selecto como asistente personal, encargada de su agenda diaria, coordinación de reuniones, visitas y otras tareas parlamentarias y de campaña. Este rol fue confirmado por los testigos en el tribunal oral de la Ciudad de Buenos Aires.

Entre 2017 y 2018, Juan Manzur gobernaba Tucumán y mantenía una buena relación con Alperovich, quien fue nombrado asesor ad honorem del gobierno. Aunque no cobraba sueldo, utilizaba recursos estatales como choferes, policías, vehículos y empleados, incluido el de la denunciante y otros testigos que describieron cómo Alperovich usaba recursos del Estado para su beneficio personal. Todo lo que le brindaba un escenario controlado, con seguridad, dependencia y silencio para el exgobernador.

En la primera audiencia del juicio, durante más de seis horas, la joven relató, por cuarta vez en sede judicial, los nueve ataques sexuales de diferente gravedad y el contexto de violencia y sometimiento en el que se habrían dado.

El primer abuso habría sucedido tras un mes de trabajo, en uno de los exclusivos departamentos del edificio Zencity, en Puerto Madero.

En su testimonio, la denunciante describió cómo el dirigente político trataba de crear un ambiente de familiaridad, recordando anécdotas y hablando de parientes comunes. Si eso no era suficiente, le recordaba la importancia de su labor, la oportunidad de progreso y la seguridad que él le brindaba. En esos momentos, comenzaba a referirse a su cuerpo, ordenándole que se acercara y tocándola forzadamente.

“No seas tan arisca”, declaró la joven que le decía cuando ella se negaba y le pedía que parara. “Así de asexuada no me servís”, “Sos muy rígida, tenés que entregarte y aprender a disfrutar”. Hasta le enviaba mensajes como “Mi vida, podrías ser más cariñosa, por ejemplo, un buen día, cómo amaneciste, aunque no lo sientas”. Todas estas frases quedaron marcadas en su subjetividad violentamente y ahora forman parte del expediente judicial.

Con el tiempo, y sintiendo que no podía recurrir a nadie, la violencia aumentó. A fines de marzo, Alperovich habría perpetrado el ataque más cruento, que la dejó lastimada, que coincide con un informe médico ginecológico adjunto en la causa.

Para 2019, después de haber intentado ocultar todo con trabajo arduo y eficiente tal como lo describieron en las distintas declaraciones, el deterioro de salud de la denunciante fue visible para numerosos testigos. Había perdido 10 kilos, tenía temblores en las manos y brazos, falta de apetito, ataques de angustia y llanto. El 21 de mayo de 2019, Jorge Gassembahuer, el asesor más cercano de Alperovich, notó su estado y le sugirió que se retirara del trabajo para cuidar su salud.

El viernes 24 de mayo de 2019, ella se enfrentó sola a su tío y jefe. Se plantó frente a Alperovich para manifestarle su renuncia y explicarle que los motivos eran los sometimientos que había sufrido. Él, en respuesta, sólo le preguntó sobre quién quedaba a cargo de sus medicamentos y la dejó sola en la oficina de una de sus casas. Ella relató cómo comenzó el camino para reconstruirse.

Insistencia en desacreditar la palabra de la víctima

La defensa del imputado planteó la hipótesis de una “maniobra orquestada” entre David Mizrahi, expareja de la denunciante y antiguo aliado político de Alperovich, y Carlos Cisneros, actual diputado nacional y adversario del exsenador en la Asociación Bancaria de Tucumán. Sin poder probar una conexión entre Cisneros y la denunciante, sostienen su teoría en una serie de afiches que aludieron a Alperovich como “violador” días después de la denuncia, y los testimonios de empleados de Alperovich o personas del círculo íntimo de la familia, quienes según la fiscalía, están “casseteados”, ya que todos repiten lo mismo.

De los testimonios se desprende un clima de hostigamiento hacia la denunciante, luego de haber renunciado al espacio político, entre agosto y septiembre de 2019. Tras la derrota electoral de Alperovich, comenzaron una serie de chats del ex novio de Sara Alperovich, quien admitió haber manipulado a la denunciante para “sacarle información”. Inicialmente, se mostró preocupado y solidario, mencionando supuestos abusos que él mismo había sufrido. Luego, en mensajes por Instagram, le advirtió entre onomatopeya de risas, que “la buscaban como a Paulina Lebbos”, refiriéndose al conocido caso de femicidio aún impune en Tucumán, en el que funcionarios del gobierno de Alperovich fueron condenados por encubrimiento.

Además, dentro del espacio político habían surgido rumores para justificar la partida abrupta de la presunta víctima un mes antes de las elecciones provinciales, tales como que “tenía cáncer” o que se debía a “la mala relación con su expareja”.

En los cuatro meses de debate oral, tres personas cercanas a Alperovich fueron acusadas de falso testimonio. El juez evaluará junto con la sentencia del exsenador a los testigos Manuel Frías, quien fue su mozo durante años, Víctor Hugo Decataldo, empresario de transportes y pareja de Sara, la hija de Alperovich, y David Cayatta, ex custodio y chofer del acusado.

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