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Establecida por el arquitecto Walter Gropius en Alemania en 1919 tras la Primera Guerra Mundial, la escuela de diseño y arquitectura Bauhaus desarrolló un nuevo enfoque radical en estas disciplinas cuyo impacto aún puede sentirse hoy día en todo el mundo.
Con la llegada de Hitler al poder en 1933, la Bauhaus -considerada por los nazis como una suerte de “bolchevismo cultural”- fue obligada a cerrar sus puertas.
Pero fue la persecución de los nazis, irónicamente, la que hizo que la filosofía planteada por esta escuela se afianzara y cobrara más relevancia.
Tras el cierre de la escuela la mayoría de los integrantes de la Bauhaus emigraron principalmente hacia Estados Unidos y allí inspiraron a una nueva generación de arquitectos y diseñadores que marcaron a generaciones por venir.
Uno de los ejemplos que muestran la impronta de esta escuela en la actualidad, es el éxito de una de las cadenas de muebles económicos más populares del mundo, Ikea, le dice a la BBC Michael Craig Martin, artista conceptual y pintor irlandés.
“El verdadero heredero de la Bauhaus es Ikea. Es de algún modo todo lo que la Bauhaus soñó: la producción a gran escala de cosas simples y bien diseñadas hechas de forma económica para una audiencia masiva”.
Para celebrar los 100 años de esta institución cuya influencia sobrepasa el ámbito de la arquitectura, compartimos 3 de sus innovaciones clave.
Uno: integración de disciplinas
Bauhaus significa, literalmente “construir casa”, pero la idea de Gropius no consistía exclusivamente en construir edificios ni en formar arquitectos. Su idea era crear una nueva clase de artistas que pudiesen crear lo que fuere.
Para Gropius, no había “una diferencia esencial ente un artista y un artesano”. Ambos eran dos caras de la misma moneda.
En la Bauhaus los alumnos participaban en talleres de cerámica, grabado, encuadernación y carpintería. Estudiaban tipografía y publicidad.
Aprendían las artes más básicas para empezar a crear desde cero, con una mirada fresca.
En 1922 Gropius diseñó un diagrama que muestra la estructura de la enseñanza en la escuela.
En este diagrama se ve arquitectura en el centro, rodeada por otras actividades y disciplinas.
Por otro lado, para aprender a diseñar, los alumnos debían participar en sesiones prácticas de trabajo donde experimentaban con materiales, colores y formas sin una meta específica en mente, en oposición a las extensas clases teóricas ofrecidas por las escuelas de arquitectura tradicionales.
Dos: la forma sigue a la función
Puede que hoy parezca evidente el principio de que la forma debe adecuarse a a la función. Sin embargo, en la época en que surgió la Bauhaus, esta no era la norma.
La escuela rechazó los elementos ornamentales que no cumplían una función particular, presentes en la arquitectura y objetos de principios del siglo XX, para crear objetos desnudos, hechos solo con los materiales justos y necesarios.
El resultado es un diseño austero, pero curiosamente agradable a la vista.
En los talleres multidisciplinarios de la escuela, los alumnos estudiaban primero la naturaleza del objeto en cuestión y cómo este debía cumplir con su función de manera práctica y racional.
Un ejemplo de la funcionalidad y simpleza de estos diseños son las mesas nido diseñadas por Josef Albers, cuando era el director del taller de muebles de la Bauhaus.
Otro es la silla Wasilly diseñada por Marcel Breuer en 1925-26, hecha en metal y cuero, que utiliza solo el material necesario para brindar un máximo de confort.
Ambos muebles continúan vigentes hoy día.
Tres: tipografía
La influencia de la escuela alemana en la tipografía y en los gráficos fue inmensa.
Uno de sus efectos más duraderos puede verse en los carteles y señalizaciones que nos ayudan a transitar un espacio que no nos es familiar como por ejemplo un aeropuerto.
La mayoría emplea un tipo de letras y una simbología simple para transmitir información. Esto es por influencia de la Bauhaus, que trataba a las palabras como un elemento gráfico integral a la obra arquitectónica.
También aquí se priorizaba el significado de las palabras. El diseño, venía después.
La escuela popularizó el uso de los las tipografías palo seco (o sans serif) en las que los caracteres no tienen las terminaciones conocidas como remates o serifas.
Esta reducción de la ornamentación es parte integral de la aproximación al diseño de la escuela.
Y aunque hoy día pueda parecer una nimiedad, fue en ese entonces una decisión radical./BBC Mundo