Yuliana Borges tenía 18 años. El jueves 7 de agosto fue encontrada sin vida en su casa. Su historia estaba atravesada por la violencia: en agosto de 2023, junto a su madre, denunció a su tío por abuso sexual con acceso carnal. Desde entonces, soportó hostigamiento del entorno familiar y atravesó una depresión severa. Recibía atención psicológica en el Hospital Padilla mientras esperaba que la Justicia elevara la causa a juicio oral.
El acusado tenía una restricción de acercamiento y prisión preventiva domiciliaria, pero esas medidas no se cumplían. Según una amiga del barrio, vivía a apenas 100 metros de la casa de Yuliana. Existen videos que registran agresiones contra ella, su madre Mabel y sus hermanos.
Fuentes judiciales confirmaron a La Nota que la denuncia se realizó en agosto de 2023 y que Yuliana prestó declaración en cámara Gesell. También señalaron que hubo amenazas y ataques físicos contra madre e hija, lo que derivó en una denuncia por lesiones leves. El último movimiento en el expediente es de junio de 2025: un informe que daba cuenta del incumplimiento de la prohibición de acercamiento.
Ese mismo mes, Mabel publicó un mensaje en redes sociales para visibilizar la situación: “Mi hija está permanentemente yendo a terapia, comenzó a tomar pastillas para poder dormir. Estoy cansada de todo. Solo quiero que entiendan mi sufrimiento como madre, no le deseo ni a mi peor enemigo lo que yo estoy pasando con mi hija y mis hijos”.
En el posteo, denunció el encubrimiento familiar, la inacción judicial y el hostigamiento constante, pese a las medidas cautelares vigentes.
Una de las referentes de la Asociación Civil Dejar tus Huellas e integrante de Ni Una Menos Tucumán, quienes acompañan a familias víctimas de femicidio y violencia de género para que accedan a apoyo psicológico y asesoramiento legal, estuvo junto a la familia de Yuliana en las horas posteriores a su muerte y contó la urgencia y la precariedad en la que se encuentran: “Cuando suceden estas tragedias, desde la Secretaría de la Mujer dicen que están esperando el ‘tiempo respetable’ para intervenir. Pero la necesidad es hoy. El psicólogo lo necesitan ahora, no dentro de un mes, ni en dos, ni en cinco. Encontrar a tu hija colgada en su cuarto es algo que no se puede esperar para atender. El padre tiembla como una hoja, las hermanitas lloran. La madre se mantiene en pie, pero está llena de odio contra sus hermanos. Tuvieron que juntar plata entre toda la pobreza del barrio para comprar el cajón, y la tierra para el entierro se la prestó una vecina. Así, nunca llegan las respuestas que deberían”.
Desde Ni Una Menos Tucumán difundieron un comunicado donde afirman: “Los abusos sexuales son una grave problemática en nuestra provincia y la inacción de la justicia nos deja muertes evitables de quienes buscan una reparación en el Poder Judicial”. Exigen Justicia y denuncian la responsabilidad del Estado.
¿Qué es el suicidio inducido?
Al conocerse la noticia, algunos medios informaron inicialmente que se trataba de un asesinato. Más tarde, la madre aclaró que, según los primeros indicios, podría haberse quitado la vida y que no hubo ingreso de terceros a la vivienda. La Unidad Fiscal de Homicidios II investiga el caso como “muerte dudosa”.
En los últimos días, su madre y personas cercanas comenzaron a hablar de un posible suicidio inducido, vinculado a las amenazas y mensajes intimidatorios que habría recibido de parte de su entorno familiar.
En el Código Penal argentino, el suicidio inducido o instigado está contemplado en el artículo 83, que establece penas de uno a cuatro años de prisión para quien “instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo” si el suicidio se consuma. Esta figura penal busca sancionar a quienes, mediante hostigamiento, manipulación, violencia psicológica o cualquier otra acción directa, llevan a una persona a quitarse la vida.
En casos de violencia de género, el suicidio inducido puede configurarse cuando el agresor o agresores ejercen presión constante, amenazas, humillaciones y aislamiento, generando un estado de desesperación en la víctima.
La muerte de Yuliana ocurre en un contexto donde la violencia contra mujeres, adolescentes y niñas continúa siendo una emergencia en Tucumán y en el país. Los femicidios y abusos sexuales no resueltos siguen marcando un patrón de desprotección estatal que deja a las víctimas sin respuestas efectivas.