En el mes del cooperativismo entrevistamos a Carolina Ramos, presidenta de la Cooperativa de Trabajo CUIDHO Ltda de Salta para conocer en profundidad su labor y la función de las cooperativas en el contexto actual.
“Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas” fue el lema que propuso este año Naciones Unidas para reflexionar sobre el rol de las cooperativas en la sociedad y su resiliencia ante el contexto político y económico de nuestro país.
Si miramos hacía atrás, el primer registro de una cooperativa se da en 1844, cuando 28 obreros tejedores del condado de Lancaster, Inglaterra crearon la “Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale”, con la finalidad de establecer un almacén de comestibles y ropas, fabricar juntos los artículos más necesarios y destinar una parte de los beneficios a la instrucción de los socios y sus familias.
Quedaba así definida una nueva forma de trabajo, producto de la gestión de un grupo de personas, que aportando sus respectivos capitales y/o conocimientos en una relación sin jerarquías, aspiraban a lograr objetivos en conjunto e individuales. Esta idea moderna llegó a Argentina a fines del siglo XIX, a partir de allí el cooperativismo creció y resistió a crisis, cambios de gobiernos y se convirtió en una herramienta fundamental para la comunidad, sobre todo en el sector popular.
La magia de CUIDHO (Cuidadores Domiciliarios y Hospitalarios) nace en el año 2012 en Salta capital, cuando 15 personas finalizaron un curso de cuidador/a domiciliario/a donde aprendieron sobre emprendedurismo y les sugirieron formar una cooperativa, siempre en búsqueda de ese futuro mejor y colectivo.
“Este año cumplimos 12 años cuidando y mejorando la calidad de vida de nuestros adultos mayores”, cuenta con emoción Carolina Ramos, referenta del espacio.
Esta cooperativa actualmente tiene un plantel de 45 asociades de los cuales 44 son mujeres y un único varón que es síndico de la misma. CUIDHO surgió con una doble función: por un lado, acompañar a mujeres que sufren violencia de género para capacitarlas y darles la posibilidad de un trabajo, y por otro lado resolver el cuidado de personas mayores y mejorar su calidad de vida.
Ante la incertidumbre que invade a un sector de la comunidad, a causa de la motosierra activada por el gobierno nacional, las cooperativas afrontan nuevos desafíos de supervivencia: “Estamos en un momento bastante complicado dado el contexto económico y político. Por un lado, es notoria la baja de demanda de nuestro servicio. Tenemos a varias compañeras paradas sin horas de guardias”, contó Ramos.
“Por otro lado también estamos en un escenario incierto con respecto al monotributo social que quieren hacer desaparecer”, expresó la presidenta de CUIDHO con respecto a la normativa tributaria que el gobierno buscó incluir y eliminar a través de la Ley Bases y no logró hasta el momento. “Es tremendo el momento pero tenemos esperanza que podamos seguir trabajando. Luchando codo a codo con las compañeras”, agregó Carolina.
El cambio de gobierno produjo el quiebre de muchas estructuras sociales, entre ellas las que sostenían a las cooperativas. Esto causó que muchas tuvieran que cerrar sus puertas y cientos de personas se quedaran sin su fuente laboral. En el mejor de los casos, empujó a que ciertos espacios tuvieran que reinventarse: “Algunas compañeras que están sin guardias en la cooperativa están haciendo otras actividades como empleadas domésticas o vendiendo algún producto para paliar la situación”, contó la integrante de CUIDHO.
A pesar de las altas y bajas, las integrantes de esta cooperativa no bajan los brazos y se aferran a aquello que las fortalece: “A CUIDHO lo caracteriza la resiliencia y las ganas de superarse. En realidad creo que a todos los actores de la economía social los caracteriza la resiliencia. Justamente las cooperativas vienen a solucionar problemas sociales en las crisis económicas. No sólo buscamos posicionarnos como una empresa reconocida en cuidados domiciliarios y tener nuestra propia sede, sino que el mayor anhelo de CUIDHO es seguir creciendo a pesar de todo” relató la cooperativista salteña.
CUIDHO, al igual que muchas cooperativas del país, es el ejemplo de que la labor en conjunto no sólo se concibe como una forma de trabajo sino también como un modo de vida. En el enfrentamiento contra las penas y los males causados por políticas libertarias, en el cooperativismo solo se queda aquel que tiene sentido de pertenencia, quien cree en la fuerza colectiva y el trabajo en equipo. “Y los que creemos que vamos a salir adelante todxs juntos”, cierra Carolina.