Renuncian 34 obispos chilenos

El anuncio fue realizado luego de reunirse con el papa Francisco, por los graves errores y omisiones en la gestión de los casos de abusos sexuales a menores, sobre todo en relación al caso del obispo Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima.

Después de los encuentros privados que mantuvo el papa Francisco los tres últimos días con los obispos de Chile en el Vaticano para depurar responsabilidades por los casos de abusos sexuales por parte del clero en las últimas décadas, llegó el anuncio. Como medida inmediata, todos los obispos del episcopado chileno presentaron su renuncia en bloque y pusieron sus cargos a disposición de Bergoglio “para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros”.

La renuncia masiva de todos los miembros de una conferencia episcopal es un hecho inédito en la Iglesia Católica y estuvo motivado por las denuncias de complicidad del obispo de Osorno, Juan Barros, con los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima -condenado y suspendido de por vida por el Vaticano en 2011- y todo su grupo.

Desde 2015 los casos de abusos en Chile por parte del clero gravitaron en torno al nombre del obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de encubrir los abusos del expárroco Fernando Karadima. Durante su reciente viaje a Chile, el Papa defendió a Barros, que siempre negó las acusaciones. Pero las protestas de las víctimas desencadenaron el proceso de investigación que derivó en este proceso de purga. El Papa, que había tachado primero las acusaciones de “calumnias”, pidió perdón en el vuelo de regreso a Roma e invitó a tres de los afectados al Vaticano. Poco después, envió una misión especial encabezada por el arzobispo de Malta a Chile para investigar en profundidad los casos. Barros había presentado su renuncia en dos ocasiones, pero el Pontífice no la admitió entonces. En esta ocasión, parece claro será uno de los que terminarán su andadura.

El primer día de encuentros, Francisco les entregó un documento privado de 10 folios escrito por él personalmente y les pidió que meditaran sobre el contenido de cara a las próximas reuniones. Alguien de los presentes filtró ese escrito a la prensa y la televisión chilena Tele 13 publicó el contenido íntegro del mensaje. En el texto, el Papa confirma cambios, regeneración y relevos en la Iglesia chilena; habla de medidas a “corto, medio y largo plazo”, para acudir a la raíz del problema y “para restablecer la justicia y la comunión” y deja claro que rodarán cabezas, pero subraya que esas medidas no serán suficientes y habrá que ir al origen del asunto.

Según Francisco la gravedad de la situación requiere profundizar mucho más . “Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto -y lo digo claramente- hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá”, escribía en el documento. “Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”, añadió.

En el documento, el Papa advierte que la Iglesia del país andino experimentó “una transformación en su centro” y agrega que “ su pecado se volvió el centro de atención”. Y también habla de una cadena de errores de las autoridades de la Iglesia chilena a la hora de investigar y castigar los abusos. Y de las irregularidades en los procedimientos, el trato a las víctimas y el modo de gestionar sus denuncias.

En el comunicado leído hoy ante la prensa, el arzobispado chileno dijo: “En primer lugar agradecemos al Papa Francisco por su escucha de padre y corrección fraterna. Pero especialmente, queremos pedir perdón por el dolor causado a las víctimas, al Papa, al Pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”. En otro pasaje del texto, los obispos chilenos agradecieron las gestiones del enviado papal, el arzobispo Scicluna. Dijeron también “gracias a las víctimas, por su perseverancia y su valentía, a pesar de las enormes dificultades personales, espirituales, sociales y familiares que han debido afrontar, tantas veces en medio de la incomprensión y los ataques de la propia comunidad eclesial”.

A partir de este momento, el Papa deberá decidir si acepta todas las renuncias o por el contrario solo alguna de ellas, lo que de algún modo confirmaría el grado de implicación y responsabilidad de cada prelado en los casos. Este proceso podría prolongarse en el tiempo y durar días, semanas e incluso años, si el Pontífice decidiera llevar a cabo una depuración completa de la Iglesia chilena, que podría ser progresiva. Ahora queda por ver qué sucederá con aquellos obispos a los que Francisco sí acepte su renuncia y cuál será su destino.

Las víctimas de los abusos en Chile, que habían pasado unos días en el Vaticano invitados por el Papa, expresaron su satisfacción. “Me alegra tremendamente para empezar a sanar esta Iglesia que no se merece a estos verdaderos corruptos y criminales”, afirmó Juan Carlos Cruz, que en su adolescencia fue abusado por el influyente sacerdote Fernando Karadima, caso que desató la crisis que atraviesa actualmente la iglesia chilena.

 

 

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