Más de dos millones de personas padecen hipotiroidismo en Argentina

A menudo, cuando no nos sentimos bien, nuestros síntomas físicos se descartan rápidamente como un resfriado, gripe o quejas de vejez. Sin embargo, estas quejas también pueden significar algo más. El hipotiroidismo es una de las enfermedad que se encuentra en franco ascenso en nuestro país. Conocé las causas, síntomas y tratamientos.

En la actualidad, según cifras oficiales se estima que unos dos millones de argentinos y argentinas sufren esta enfermedad. Si bien es más común en mujeres, también se da en hombres y aumenta con la edad. Alrededor de los 50 años es cuando se evidencian más casos, afectando a 1 de cada 10 mujeres.

¿Qué es la tiroides?
La tiroides es una glándula del sistema endocrino con forma de mariposa, que se localiza en la parte delantera del cuello, sobre la tráquea. Su función es producir las hormonas tiroideas (T4 y T3).

A través del torrente sanguíneo, la T4 y la T3 llegan a todas las células del cuerpo con el fin de controlar y regular su metabolismo; es decir, el ritmo con el que se llevan a cabo los diversos procesos y reacciones corporales. Por ejemplo, las hormonas tiroideas ayudan al organismo a utilizar y consumir la energía, a mantener la temperatura del cuerpo y a que los músculos y órganos como el cerebro y el corazón funcionen correctamente.

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¿Qué es el hipotiroidismo?
El hipotiroidismo es una disfunción que provoca que la glándula tiroides no produzca suficientes hormonas tiroideas, por lo que el cuerpo no puede seguir funcionando con normalidad y la actividad orgánica disminuye o se ralentiza.

Otra consecuencia de la disminución de la T3 y la T4 –en el caso de tratarse de un hipotiroidismo primario- es una mayor secreción de TSH, que es la hormona estimulante del tiroides y que se produce en la hipófisis. De hecho, la producción de TSH es la forma que tiene el organismo de regular al alza o a la baja la producción de hormonas tiroideas y funciona como la encargada de una “cadena de montaje”: si la producción de esas hormonas es excesiva, la TSH disminuye su concentración y las células tiroideas trabajan menos en la producción de T4 y T3. Si por el contrario, los niveles de T4 y T3 disminuyen, la TSH aumenta su presencia, con el fin de que el rendimiento de la glándula tiroides no descienda.

De esta forma, el médico no tendrá tanto en cuenta solo los niveles de T4, sino también el nivel de TSH, ya que, por ejemplo, este permite –indirectamente- detectar que la glándula tiroidea no está funcionando en los límites adecuados, incluso en el caso de que los niveles de T3 y T4 se mantengan estables (como veremos que sucede en los casos de hipotiroidismo subclínico).

Aunque no tiene cura, es por regla general, una enfermedad fácil de controlar. Solo si se no se diagnostica y se deja sin tratar, se intensifican los síntomas derivados del hipotiroidismo y, en situaciones extremas, puede evolucionar a una hinchazón generalizada, insuficiencia cardíaca e insuficiencia respiratoria.

¿Qué tipos hay?
Existen dos tipos principales de hipotiroidismo, dependiendo de si el problema está en la propia glándula tiroidea o si está en la producción de las hormonas estimulantes de la tiroides (TSH, producida en la hipófisis y TRH, producida en el hipotálamo y que a su vez regula la producción de TSH en la hipófisis):

Hipotiroidismo primario: es el más común –representa aproximadamente, el 95% de los casos, según el Instituto Catalán de la Salud (ICS)– y está causado por algún daño o alteración en la tiroides. Diversas enfermedades, la falta de yodo en los alimentos y el agua, o también su aporte excesivo, la toma de medicamentos y otras condiciones pueden dificultar su trabajo o llegar a dañar las células productoras de hormona tiroidea en la glándula misma.
Hipotiroidismo central: representa el 5% de los casos de hipotiroidismo. La menor secreción de la hormona estimulante del tiroides (TSH) obedece a alteraciones en la hipófisis (hipotiroidismo secundario) o en el hipotálamo (hipotiroidismo terciario).
En ocasiones, puede diagnosticarse el denominado clásicamente hipotiroidismo subclínico, que se trata de un fallo leve en la glándula tiroidea y se define como la situación que cursa con la TSH elevada, pero con niveles normales de T4 circulante. Aunque previamente se pensaba que no conllevaba síntomas (de ahí, el término subclínico), en el momento actual solo tiene en cuenta los niveles de hormonas, independientemente de si hay síntomas o no. Ante estos casos, se suele mantener una actitud de observación y no suele ser preciso suplementar con hormona tiroidea externa, pero sí realizar un seguimiento periódico por parte del médico, quien decidirá cuándo conviene iniciar la medicación.

¿Quién padece hipotiroidismo?
Según datos de la Clínica Universidad de Navarra, se trata de una enfermedad que afecta con mayor frecuencia al sexo femenino, pues lo sufren el 2% de las mujeres adultas, frente al 0,1-0,2% de los hombres. Se suele desarrollar a partir de los 40 o 50 años, sobre todo, cuando su causa es autoinmune.

¿Cuáles son sus causas?
El hipotiroidismo puede estar producido por diversas causas:

Enfermedades autoinmunes: la más habitual es una dolencia llamada tiroiditis de Hashimoto. Esta provoca que el sistema inmune, que protege el cuerpo contra infecciones extrañas, confunda las células tiroideas y sus enzimas con agentes invasores y las ataque. Otra enfermedad autoinmune que puede provocar hipotiroidismo es la tiroiditis atrófica.
Tiroiditis: una dolencia causada por un problema en el sistema inmune o por una infección viral, que provoca una inflamación de la tiroides y, en consecuencia, que las hormonas tiroideas se liberen de forma repentina. Esto causa un hipertiroidismo de corta duración, que luego da paso al hipotiroidismo.
Hipotiroidismo congénito (de nacimiento): aunque no es habitual, es la alteración endocrinológica más frecuente en recién nacidos. Sus causas son: el déficit de yodo y, en aquellos lugares con suficiente yodo, la más común es nacer sin glándula tiroides o estar formada solo parcialmente o en un lugar incorrecto.
Transitorias: entre las que se encuentran las tiroiditis después del parto, la tiroiditis silente y la tiroiditis subaguda de Quervain. Algunas mujeres desarrollan hipotiroidismo durante o después del estado de gestación, ya que su organismo produce anticuerpos que atacan la glándula tiroides Por eso, precisan especial control y vigilancia por el endocrinólogo para el desarrollo adecuado del embarazo.
Determinados medicamentos: por ejemplo, la amiodarona, el litio, el interferón alfa y la interleukina-2pueden desencadenar hipotiroidismo, aunque, normalmente, solo en quienes tienen predisposición genética. También algunos jarabes antitusígenos y expectorantes, contrastes yodados y algunos antisépticos pueden precipitarlo.
Problemas o inflamación de la glándula pituitaria (hipófisis): un trastorno en esta glándula impide que produzca la suficiente cantidad de hormona TSH.
Exceso o falta de yodo: el yodo es un mineral que usa el cuerpo para producir hormonas tiroideas. Por este motivo, y aunque es importante incluir sal yodada en nuestra dieta, debe tomarse con moderación.
Extracción quirúrgica parcial o total de la glándula tiroides: esta intervención puede ser necesaria en caso de nódulos tiroideos, cáncer de tiroides o enfermedad de Graves.
Tratamiento radiactivo: puede tratarse de yodo radiactivo -administrado para tratar enfermedades como las citadas en el punto anterior- o de radiación -que se usa como tratamiento de la enfermedad de Hodgkin, linfoma o cánceres de cabeza o cuello-.
Enfermedades que cursan con aparición de depósitos de sustancias en el tiroides y le impiden desarrollar su función correctamente, como por ejemplo, la amiloidosis y la sarcoidosis.

¿Qué síntomas produce el hipotiroidismo?
Los síntomas del hipotiroidismo suelen aparecer poco a poco y tienden a desarrollarse de manera progresiva. Entre los más habituales se hallan:
Apatía, indiferencia o, en ocasiones, depresión.
Aumento de peso: debido a que las células queman menos energía.
Sequedad de piel y cabello, con pelo y uñas frágiles y quebradizos.
Hallazgo de niveles de colesterol “malo” en una analítica general.
Cansancio y/o somnolencia.
Menor capacidad de concentración, fallos en la memoria y olvidos.
Mayor sensibilidad al frío.
Voz ronca y cara hinchada.
Estreñimiento.
Dolores y/o calambres musculares.
Rigidez o hinchazón en las articulaciones.
En las mujeres, trastornos menstruales.
Todos estos síntomas pueden pasar inadvertidos durante un tiempo, ya que son inespecíficos, es decir, pueden ser comunes a otras patologías y son, a menudo, reflejo de un “enlentecimiento” del funcionamiento del organismo.

¿Pueden producirse complicaciones?
De no tratarse, el hipotiroidismo puede llegar a presentar diversas complicaciones:-
Bocio: se trata de un agrandamiento de la tiroides. Externamente, puede aparecer un tumor en la parte frontal inferior del cuello, debajo de la laringe. En ocasiones, este bulto puede oprimir la tráquea y provocar problemas para tragar o respirar.
El aumento del colesterol en la sangre aumenta el riesgo de padecer enfermedades coronarias, y arterioesclerosis.
En fases avanzadas puede desembocar en una insuficiencia cardiaca.

Problemas de salud mental: en el caso de que la depresión o apatía no se traten adecuadamente.
En las mujeres, puede producir menor fertilidad o, incluso, esterilidad.
Los bebés de madres hipotiroideas que no se han tratado pueden tener defectos de nacimiento. En embarazadas mal controladas, el hipotiroidismo produce un aumento de riesgo de abortar o de mayor mortalidad en los bebés, así como mayor riesgo de hipertensión en la embarazada.

Raramente, se produce mixedema: se caracteriza por una hinchazón generalizada, gran sensibilidad al frío –hipotermia-, somnolencia, enlentecimiento del ritmo cardiaco, depresión e insuficiencia respiratoria. Puede llevar al coma y ser mortal.

¿Cómo se trata el hipotiroidismo?
Aunque es una enfermedad crónica, el hipotiroidismo es controlable con medicación de por vida.

El tratamiento farmacológico se basa en la sustitución de la hormona T4 que la tiroides ya no es capaz de producir, por tiroxina sintética (T4) a través de la toma de una dosis diaria. Este tratamiento es el pilar más importante para que los distintos órganos y aparatos sigan realizando sus funciones, incentivados por la hormona tiroidea que, en este caso, en lugar de producirse en nuestro interior, se administra en forma de medicación. De esta manera, se consiguen regular los niveles hormonales y el metabolismo vuelve a la normalidad. Igualmente, se reduce el colesterol y, si ha habido aumento de peso, suele revertirse.

Se trata de un tratamiento permanente –que debe ser controlado periódicamente por un médico-, pero que permite a la persona con hipotiroidismo llevar una vida completamente normal en la mayoría de los casos.

Para mantener estables los niveles de hormonas tiroideas, es importante no saltarse nunca la toma diaria del medicamento. También se debe informar al médico en caso de ingerir fármacos o suplementos que puedan interferir en la capacidad del organismo para asimilar la tiroxina como la soja o la fibra ingeridas en grandes cantidades, los suplementos de hierro o de calcio o el hidróxido de aluminio que, por ejemplo, se encuentra en algunos antiácidos.


Fuentes

American Thyroid Association. “Hipotiroidismo. Preguntas frecuentes”
Clínica Universitaria de Navarra (CUN). “Hipotiroidismo”. Dr. Juan Carlos Galofré Ferrater. Especialista Departamento de Endocrinología y Nutrición.
Institutos Nacionales de la Salud. Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. “Hipotiroidismo”.
Institut Català de la Salut (ICS). “Hipotiroidismo”.
“2.Hipotiroidismo”. Dr. Iván Darío Escobar Duque Médico Internista. Endocrinólogo. Director del Instituto de Diabetes y Endocrinología. Presidente de la Fundación Colombiana de Obesidad. Expresidente y Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Endocrinología. Bogotá.Pp. 13-20.
Gómez-Meléndez GA, Ruiz- etanzas R, Sánchez Pedraza V, Segovia-Palomo A, y col. Hipotiroidismo. Med Int Mex 2010; 26(5):462-471.

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