La firmeza de la denunciante y el silencio de Alperovich, marcaron el inicio del juicio

06 02 2024 el exsenador y tres veces

Como estaba previsto, no se cruzaron en el edificio de Paraguay 1536 del barrio porteño de Recoleta, donde se encuentra alojado parte del Poder Judicial Nacional con jurisdicción en Ciudad de Buenos Aires. 

A las 9.50 arribó en un auto oscuro José Alperovich vestido de traje tornasolado, acompañado por sus hijos. Como si fuera un escudo, entró abrazado a su hija, la ex legisladora provincial, Sarita, seguido de sus hijos Daniel, Gabriel y Mariana. Ante las preguntas de un periodista televisivo sobre su posible declaración, contestó despistando “vengo con mis cuatro hijos”. El único abogado que entró con su comitiva familiar fue el tucumano Ariel Sosa. Luego subieron a un despacho en el segundo piso a esperar el inicio del juicio. Los abogados del estudio Cuneo Libarona llegaron después pero se quedaron en la planta baja.

A las 10.10  llegó la denunciante junto a los abogados del Programa de Asistencia y Patrocinio jurídico de las víctimas de delitos de la Defensoría General de la Nación. Pablo Rovatti y Carolina Cymerman son quienes, de forma gratuita, llevan adelante la querella. En su caso, entró sin que los medios hicieran preguntas o le tomaran imágenes. Llevaba un vestido negro y campera de jean que apenas dejaba ver sus ocho meses de embarazo. Subió por ascensor a la fiscalía de Sandro Abraldes en el octavo piso donde aguardaría hasta que le toque declarar.

Pasadas las 11 de la mañana comenzó la primera audiencia con todas las partes sentadas en la sala. El juez Juan María Ramos Padilla inició nombrando la carátula del juicio y leyendo los cargos que le imputan al ex gobernador tucumano. Alperovich escuchó sentado de costado, al lado de sus abogados con los brazos cruzados. 

Son tres de abusos sexuales -dos de ellos cometidos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal los que se le imputan al poderoso empresario y político. En cada uno de ellos medió la intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad de acuerdo al requerimiento de la fiscalía para la elevación a juicio.

En la sala blanca, con apenas una veintena de asientos para el público y la prensa, hubo una tensión expectante al escuchar a la secretaria Evangelina Lasala leer el requerimiento de elevación a juicio. Sin reacciones estruendosas pero con movimientos en la silla, miradas hacia el piso y signos de incomodidad. Durante el relato de los hechos no se menciona el nombre de la denunciante, sólo se usan sus iniciales respetando los protocolos para este tipo de delitos que involucran la integridad sexual de la víctima.

En el requerimiento se describió cómo ella inició a trabajar en el equipo de Alperovich en 2017. Después de una conversación personal, donde se mencionó el cariño que le tenía a su padre, en el quincho de la casa del exgobernador, ella se sumó a su fallida campaña por retomar por cuarta vez la gobernación.

Uno a uno se fueron leyendo los 9 episodios más graves, ocurridos desde fines de 2017 a marzo de 2018, que constan en el requerimiento de la parte acusadora. 

El primer ataque, siguió leyendo la secretaria del juzgado, tuvo lugar en uno de los dos departamentos que tiene Alperovich en el barrio de Puerto Madero. Ocurrió a la noche, en el momento que quedaron solos, luego que Jorge Gasembauer, uno de sus mayores colaboradores, se retirara al otro inmueble que tiene entrada independiente. 

El segundo hecho forzado se dio después de navidad tras una sesión en el Senado en la que se trataba la Ley de Presupuesto. Está vez viajaron varios de los ex asesores de Alperovich y una de sus hijas. Al finalizar la jornada, de nuevo quedaron solos el acusado y la denunciante en el mismo departamento. 

Los siguientes tres abusos denunciados se dieron en el interior del auto Passat del ex gobernador cuando regresaban de las actividades de las localidades del interior de Tucumán en campaña. El relato de la acusación cuenta alguna de las barreras que usaba la denunciante para liberarse. Interponía su cartera, retrotraía su cuerpo, le decía no, pero no era escuchada. Las negativas hacían enojar a Alperovich. “Su enojo me liberaba”, se leen textuales las palabras de la denunciante en el pedido de elevación a juicio.

El relato que leyó la secretaria del juzgado brindó detalles de las últimas cuatro vejaciones. Dos en la casa de la calle Martín Fierro y otras dos en una casona alquilada en la zona del Corte. Todos durante marzo de 2018. Las violencias psicológicas, simbólicas y verbales siguieron hasta mayo de 2019, cuando renunció la denunciante.

Después llegó el momento de la pregunta del juez al imputado. “¿Quiere declarar?” Alperovich dijo que por consejo de sus abogados lo haría al final del debate oral. Pero pidió permiso y expresó: “Confío en el poder judicial porque esto me mató”. Dijo esperar la verdad de igual manera que lo hace la denunciante. Luego de breves palabras se leyó uno de sus escritos presentados para la etapa de investigación donde negó los hechos, la personalidad sumisa de la denunciante y la dependencia económica. Alegó con la pérdida de los chats del celular de la denunciante y también insistió con una supuesta conspiración de adversarios políticos. Cuando fue consultado por sus ingresos, declaró que de sus empresas (inmobiliaria, concesionaria y del sector ganadero) recibía solo 5 millones de pesos mensuales.

Para finalizar la jornada, declaró durante seis horas la joven que hoy tiene 33 años, quien se mantuvo firme en sus dichos durante 5 años. Cuando le preguntaron por su futuro y por lo que esperaba del juicio pudo expresar emocionada las esperanzas de que todo termine con justicia. 

La querella y la fiscalía se mostraron conformes con los resultados de la jornada y no dieron declaraciones a la prensa. 

La próxima audiencia será el 15 de febrero. Los testigos que siguen serán aproximadamente 80 personas. Las primeras serán familiares, amistades y quiénes compartieron el trabajo de campaña que darán cuenta del deterioro físico, inmunológico, anímico y psicológico que sufrió la joven como consecuencia de los abusos denunciados. 

Se prevé que las audiencias de producción de prueba duren hasta el 1 de julio y luego se esperan los alegatos y la sentencia. 

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