Uno de los argumentos más usados por quienes defienden la gestión de Javier Milei respecto a la situación de los jubilados es decir que “los jubilados siempre estuvieron mal, esto no es de ahora”, como una forma de resignación encubierta de argumento que recuerda mucho al dicho “mal de muchos, consuelo de tontos“.
Más allá de las narrativas en contra de los jubilados y de quienes apoyan sus reivindicaciones, resulta necesario detenernos en un dato fundamental. Según el Informe sobre los medicamentos más consumidos por las personas mayores en Argentina, la canasta de medicamentos del PAMI acumula una inflación de 373,1% desde diciembre de 2023 a febrero 2025. Casi 5 millones de jubilados dependen del PAMI para administrar las necesidades básicas de la vida.
A diferencia de otros momentos de la vida, en promedio, los adultos mayores requieren de más de 5 medicamentos por mes. Por eso se habla de canasta básica de medicamentos, que es tan necesaria como la canasta básica de alimentos. El modo en el que los medicamentos impactan en la economía diaria de los jubilados tiene estrecha relación con las funciones que cumple o deja cumplir el Estado como intermediario entre la industria farmacéutica y los consumidores.
Desde la asunción de Milei, el comportamiento de precios de los medicamentos más usados por personas mayores ha registrado una suba del 224% en poco más de un año. La suba de precios no es algo nuevo ni exclusivo de esta gestión, es cierto que antes había incrementos, pero también el Pami ejercía un control de precios para jubilados mediante el vademecum de medicamentos esenciales gratuitos y con cobertura parcial. La cobertura al 100% de los medicamentos más consumidos por adultos mayores, además de las coberturas del 80% para medicación ambulatoria y del 100% para medicación especial representaba un ahorro para jubilados y pensionados. Lo que antes era un ahorro indirecto, ahora se ha convertido en una pérdida del ingreso indirecto.
A esto se suma que, durante el 2024, la gestión de Milei congeló el bono para las jubilaciones mínimas en 70.000 pesos. Sin esa decisión, ese bono debería estar actualmente en 145.000 pesos, pero con el monto congelado se contribuye a la situación de extrema vulnerabilidad de quienes cobran la jubilación mínima. Es importante ver en concreto cuáles fueron los aumentos en los 10 medicamentos más consumidos por adultos mayores.

Entre estos medicamentos se encuentra el DAFLON 500, con un incremento del 75,3 %, empleado para mejorar la función y tonicidad de las venas. Entre el 70 y el 80% de la población mayor de 60 años tiene algún tipo de insuficiencia venosa. Es por esto que es necesario tener un vademecum de medicamentos esenciales gratuitos para que los jubilados no tengan que gastar la mayor parte de sus ingresos mensuales en remedios.
Es importante aclarar que también hubo un aumento de las jubilaciones durante el último período, los aumento fueron del 175,7%, pero no llega a cubrir el 373, 1% de incremento de medicamentos. Estaría faltando un incremento del 195% más solo para cubrir el área salud, sin contar con los aumentos en servicios y alimentos que todos afrontamos este último año.
Los aumentos van muy por detrás de la inflación y se trata de un sector de la población y de un asunto que no pueden esperar. La decisión de desregular los precios, congelar los bonos y reducir la cantidad de medicamentos esenciales con 100% de cobertura coloca a los jubilados ante el peligro de enfermar y morir por no poder sostener sus tratamientos.
Mientras en programas especializados en política se habla sobre cómo se detuvo la inflación o creció cierto sector de la economía durante los primeros meses de este año, se deja de lado reconocer que este crecimiento no impacta en la vida de más de 5 millones de personas, mucha de las cuales reciben $321.149 pesos por mes para vivir.
El mundo de las cifras de la economía es tedioso y confuso, y no porque esencialmente sean así, sino porque ese conocimiento está intencionalmente encriptado, cerrado. En 1957, Raúl Scalabrini Ortiz, en su libro “Bases para la reconstrucción nacional”, afirmaba: “Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende, es que están tratando de robarle.”
Por eso debemos preguntarnos una vez más, ¿Por qué, sí afirman que no hay inflación, los medicamentos esenciales para los jubilados salen más caros? ¿Por qué se congelan los bonos para aquellos que cobran la mínima? ¿Por qué se decide gastar más en gases lacrimógenos y operativos de represión a los jubilados y no en aumentar el bono para que puedan subsistir?
¿Por qué la política económica actual de Javier Milei parece prescindir de millones de personas que trabajaron durante toda su vida para este país?