Bajo el título “Stranieri Ovunque – Extranjeros por todas partes” y con la curaduría de Adriano Pedrosa, este 2024 la exposición Internacional de Arte Biennale di Venezia inauguró su edición número 60. Los inicios de la Bienal de Venecia se remontan a 1895, lo que la convierte en la bienal más antigua del mundo del arte, siendo además una de las instituciones culturales más prestigiosas encargada de promover y difundir al arte contemporáneo en todas sus disciplinas.
Organizada por la fundación cultural Bienal de Venecia y subvencionada por el gobierno italiano, la bienal abrió sus puertas al público el pasado 20 de abril y permanecerá hasta el 24 de noviembre. Este año cuenta con la participación de más de 300 artistas provenientes de 800 países, entre ellos Argentina que, con más de una veintena de artistas, alcanzó la presencia más alta de su historia en la bienal. El arte argentino participa de manera ininterrumpida en esta exposición desde 1901 siendo el primer país latinoamericano en formar parte, y en el año 2011 adquirió por primera vez un pabellón propio.
La propuesta de Adriano Pedrosa, Oriundo de Brasil y primer curador Latinoamericano de la Bienal, se enmarca en un contexto político mundial tenso, atravesado por el resurgimiento de movimientos de extrema derecha y por conflictos geopolíticos que se vieron reflejados en la bienal misma, como la ausencia de Rusia y el cierre del pabellón de Israel.
Desde el 2022 gobierna en Italia la extrema derecha representada por Giorgia Meloni y en marzo del corriente año, un escritor simpatizante al partido de la primera ministra, Pietrangelo Pietrafouco, asumió como presidente de la fundación Bienal de Venecia.
Con este panorama, la propuesta de Pedrosa se interpreta como una clara respuesta y posicionamiento frente al conservadurismo buscando mostrar “artistas que son elles mismes extranjeres, migrantes, expatriades, diaspóricxs, exiliades y refugiades, especialmente aquelles que se han movido entre el Sur Global y el Norte Global”, declara el curador. “La figura del extranjero se asocia con el forastero, el extraño, por ello la exposición se despliega y se centra en la producción [artística] de otres sujetes relacionades: le artista queer, que se ha movido entre diferentes sexualidades y géneros, a menudo perseguide o proscrite; le artista outsider, que se sitúa en los márgenes del mundo del arte, al igual que le autodidacta y le artista folk; así como le artista indígena, frecuentemente tratade como extranjere en su propia tierra.”
La Bienal se divide en dos secciones: el “Núcleo Histórico” y el “Núcleo Contemporáneo”; además de los pabellones de cada país ubicados en Giardini y Arsenale, así como exhibiciones en zonas abiertas. La artista seleccionada para representar al país en el pabellón argentino es Luciana Lamonthe con su muestra “ojalá se derrumben las puertas” curada por Sofía Dourron. También participa la artista Mariana Telleria, quien fue el envío argentino a la bienal en el 2018, con su obra “Dios es inmigrante” emplazada en la entrada del pabellón Giardini; e invitados por la marca suiza Swatch el dúo Chiachio & Giannone integran la exposición Swatch Faces 2024 en el Arsenale.
En el Núcleo histórico nos encontramos con obras realizadas en el siglo XX de artistas de América Latina, África, Oriente Medio y Asia; los artistas argentinos elegidos fueron Juan Del Prete, Elda Cerrato, Clorindo Testa, Lidy Prati, Víctor Cúnsolo, Raquel Forner, María Martorell, Kazuya Sakai, Emilio Pettoruti, Juana Elena Diz, Bibi Zogbé, Kim YunShin Wonsan y Libero Badíi.
El ‘Núcleo Contemporáneo’ se centra en la producción de los cuatro tipos de artistas que le interesan a Pedrosa: el artista queer, el outsider, el artista popular y el artista indígena. Aquí vemos a la artista argentina Chola Poblete, autodefinida como artista trans y marrona, que fue galardonada por La Bienal con una mención honorífica; también se trata de la primera vez que pueblos originarios de Argentina participan de La Bienal y lo hacen de la mano de la artista Wichí Claudia Alarcón y el grupo Silät, compuesto por un centenar de mujeres Wichí, quienes expusieron en el pabellón general invitadas por Adriano Pedrosa.
Silät es un colectivo de mujeres que se conformó en principio como un proyecto de economía social con la finalidad de vender sus artesanías, hoy en día es una cooperativa de trabajo en donde también realizan obras de arte que mantienen las técnicas ancestrales y cuentan sobre su cultura. El colectivo está coordinado por Claudia Alarcón y Melania Pereyra y poseen la colaboración de la curadora, investigadora y gestora intercultural Andrei Fernández.
Claudia y sus compañeras de Silät viven en las comunidades de La Puntada y Alto La Sierra en la localidad salteña de Santa Victoria del Este. Según el último censo nacional, 69.080 personas se reconocen Wichí, de las cuales el 45,9% viven en Salta. Las palabras “arte” y “artesanía” no tienen traducción en el idioma wichí, como explica Andrei, lo que el mundo occidental considera artesanía es lo que las mujeres Wichí conciben como su arte, en el que reflejan su identidad y la identidad de su comunidad; los textiles que realizan buscan traspasar las fronteras de esas definiciones, migrando hacía el terreno del arte contemporáneo donde en un principio son extranjeras.
Las obras que están expuestas en el Arsenale son textiles de fibra de chaguar, una planta que utiliza el pueblo Wichí para hacer principalmente bolsas de recolección y de pesca. Los textiles presentados son parte de un proceso que vienen trabajando hace años donde cambian la escala y modifican las composiciones de los tejidos tradicionales, proceso que realizaron con el acompañamiento de artistas y distintas instituciones y les permitió ingresar al territorio del arte contemporáneo.
Claudia Alarcón tiene una carrera como artista y participó tanto en ferias como en exposiciones nacionales e internacionales. De las ocho piezas expuestas en La Bienal, dos son de Alarcón y el resto fueron hechas entre 15 mujeres que pertenecen a Silät, estos textiles narran mitos fundacionales del pueblo Wichi y también describen diferentes momentos del día y del año.
Esta participación significa un reconocimiento simbólico y económico al trabajo que realizan las mujeres Wichí, en una entrevista para El País realizada por Gabriela Cisterna, Claudia Alarcón comenta sobre su participación en La Bienal: “Que esto sea para darnos una salida a nosotras, que vivimos en estos lugares, que haya cambios, acceso al agua potable y mejor alimentación, que nuestros hijos puedan tener mejores niveles de estudio y medicación. A través de lo que hacemos, podríamos conseguir abrir otras oportunidades para el futuro”.