Desde el 2009 y por iniciativa de Rachel Crandall, co-fundadora de la organización Transgénero Michigan, se estableció el 31 de marzo como el Día para la Visibilidad Trans para reflexionar sobre las condiciones de vida de la comunidad al alrededor del mundo. El contexto en Argentina. Por Gabriela Ivy
El 31 de marzo es el Día de la Visibilidad Trans, pero no será como cualquier otro día de visibilidad trans. Este año es particularmente significativo porque lo conmemoraremos en un contexto donde han salido a la luz las personas y las ideologías que tanto denigran a nuestro colectivo. Esta línea de pensamiento, que mucha gente que no pertenece a la comunidad trans y que es empática con nosotrxs, pensó que había sido erradicada.
El 19 de noviembre de 2023 nos enteramos de una noticia que sabíamos que iba a traer consecuencias: las personas que hemos militado durante mucho tiempo y que hemos vivido sin los derechos conquistados, e incluso hemos experimentado las épocas de los edictos policiales que llevaban a las personas trans a prisión por vestirse con “ropa que no correspondía a su sexo” en público; todo esto en el ámbito de la democracia, durante el gobierno de Menem. Un político que, hace pocos días, fue catalogado como prócer y cuyo retrato fue colocado en el ex salón de las mujeres de la Casa Rosada, donde estaban los retratos de Lohana Berkins y Diana Sacayán. Además, durante el Día de la Visibilidad Trans de 2023, una persona de la comunidad publicó un mensaje mostrando orgullo por su identidad, solo para que un influencer libertario con más de un millón de seguidores se burlara de ello, contando con el apoyo de muchos de sus seguidores. En pleno 2024, no solo siguen existiendo personas con esos discursos de odio y esa línea de pensamiento, sino que también están legitimadas y protegidas por el Estado.
Las personas trans que intentamos comentar sobre lo que la comunidad LGBTTIQ+ está enfrentando de cara a las políticas del gobierno de Milei, somos silenciadas. Nos denuncian en masa (como en casos de violaciones), hackean nuestras cuentas, nos hacen shadowban e incluso exponen públicamente nuestros datos, incluyendo nuestros antiguos nombres y direcciones laborales. Teniendo en cuenta que enfrentamos dificultades para conseguir empleo, lo que llevó a la creación del cupo laboral travesti trans mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), ya que la propuesta de ley no avanzaba. Ahora, no solo intentan quitarnos nuestros trabajos, sino también censurarnos por compartir nuestra realidad en las redes sociales.
Además, enfrentamos una falta de referentes para lidiar con el avance de la derecha. Muchas personas de la comunidad LGBTTIQ+ no solo han votado por este gobierno, sino que también argumentan que no se les está quitando ningún derecho. Sin embargo, acciones como el cierre del INADI, los despidos masivos (que incluyen a personas beneficiarias del cupo laboral travesti trans), la desfinanciación de programas como la Tarjeta Alimentar o el Plan Progresar, que ayudan a compañerxs precarizadxs, especialmente a personas que se dedican a la prostitución y viven en barrios marginados, están teniendo un impacto devastador. La discriminación es estructural y sistémica. Aunque no derogaron la Ley 26.743 de Identidad Travesti Trans, están reduciendo las acciones que permiten su ejecución y cumplimiento. Es importante destacar que, debido a los recortes en el ámbito de la salud, se están suspendiendo los tratamientos hormonales y las cirugías cubiertas por el Estado, tal como establece la ley.
Muchas personas votaron por este sistema de gobierno sin entender cómo les afectaría. Existe un desconocimiento generalizado sobre la importancia de un Estado presente y de cómo todos dependemos de él. Incluso en los países más capitalistas, la internacionalidad es crucial para su funcionamiento. Por ejemplo, en Estados Unidos, país al que los libertarios admiran, se reducen impuestos a las películas que exhiben la bandera estadounidense en su trama. Sin embargo, bajo el gobierno de Milei, no solo no se reducen los impuestos, sino que se desfinancia el INCAA, una institución vital para el cine nacional. Además, lejos de ser nacionalista, el discurso de recorte de la casta demuestra que las personas menos afectadas por las medidas son precisamente las de esa élite, lo que parecería concluir en que las personas de la comunidad LGBTTIQ+, y especialmente las personas trans, pertenecemos a ese grupo denominado casta.
Por todo ello, este año, más que nunca, el 31 de marzo, Día de la Visibilidad Trans, debe enarbolar el estandarte de hacernos visibles no solo físicamente, sino también a través del conocimiento. La falta de información permitió y seguirá permitiendo la erosión de nuestros derechos, apoyada por miembros de nuestra propia comunidad. La visibilidad no se trata solo de mostrar nuestros cuerpos, sino también nuestras ideas y la importancia de un Estado presente, ya sea a través de las redes sociales u otros medios de comunicación. Debemos demostrar que, por más que lo intenten, no podrán silenciarnos.
Por Gabriela Ivy
