Desde el día 28 de julio de 2023, Sonia Alejandra Mamani , de 45 años, oriunda de Amaicha del Valle, se encuentra desaparecida. La última vez que fue vista, llevaba puesto un buzo blanco, el pelo recogido y un pantalón de color claro. Desde ese día hasta la fecha, han sido muy pocos los avances que ha hecho la Justicia para esclarecer el caso que sacude a esta zona de los Valles Calchaquíes. Han sido detenidas y puestas en libertad dos personas sospechosas en el transcurso de estos meses: la hija menor de Sonia y su pareja. Actualmente, la causa se encuentra estancada por las ferias judiciales, y la familia de la mujer desaparecida no cesa de pedir justicia e incremento en la velocidad en la que avanza la causa.
Tucumán ha sido, históricamente, una provincia conservadora en la cual es muy difícil hablar de ciertas cosas, tensionar en las agendas políticas leyes en materia de género que son más sensibles a la comunidad católica norteña, y aplicar reglamentaciones sancionadas a nivel nacional pero que encuentran resistencia en el centro de la dirigencia política rancia y anti derechos que actualmente impera en la provincia. Producto de todo esto, en el interior de Tucumán suceden diferentes violencias que no encuentran un cauce judicial debido al desborde y deterioro de la imagen de representatividad que debería tener el órgano judicial para resolver la vida de la gente.
La desaparición de Sonia Mamani en primera persona
Sonia Mamani desapareció el 28 de julio de 2023. Al día siguiente es realizada la denuncia e inmediatamente se activó una búsqueda intensiva durante veinte días en Amaicha, parajes aledaños a la zona y en la localidad vecina de Santa María: intervinieron el grupo Zero, bomberos, cadetes, helicópteros y buzos durante algunas semanas. Posterior a la finalización de la búsqueda oficial con recursos proporcionados por la Justicia, Ceferino Mamani, hermano de Sonia que encabeza la búsqueda, continuó durante meses el recorrido a pie, con el acompañamiento de diferentes allegados a la familia, amigos, vecinos y la presencia de Mario Cornejo, quien ofreció voluntariamente sus perros entrenados para sumarse a la tarea.
“Hacíamos recorrido de la mañana hasta la noche, aunque el Valle es grandísimo, muy difícil. Solamente paramos el Día de la Madre y, en medio de esto, la hija mayor de Sonia, quien padece una discapacidad mental, se quiebra y decide hablar. Relata que su mamá fue sacada al campo y asesinada a palos por su hermana y su pareja, guardada en una bolsa arpillera, sobre esto una bolsa plástica y fue sacada del lugar. Yo decido grabar esta conversación y que intervenga la justicia. A la joven se le realizó Cámara Gesell”, relata Ceferino.
Posterior a este suceso, la Justicia ordenó un allanamiento, en el cual se encontraron siete teléfonos celulares y una camioneta. Actualmente, existe otra camioneta desaparecida con pedido de secuestro. “Salió por todos los medios de comunicación como “positivo”, pero para nosotros no, lo positivo hubiera sido que aparezca mi hermana. El luminol dio positivo, estamos esperando los resultados para saber si coincide con los restos de mi hermana o no”. El luminol es una técnica bioquímica forense de detección de sangre en una escena de crimen mediante la identificación de hemoglobina.
En el marco de la decimosegunda marcha pidiendo justicia por Sonia, Mamani reflexiona: “Las autoridades del pueblo no apoyan estos pedidos. Colaboraron con algo de nafta o dinero, pero nosotros lo que necesitamos es un abogado que valga la pena para conseguir justicia, o algún asistente social que ayude. Sonia tenía una discapacidad mental y dejó huérfana una hija y un nieto con discapacidad mental también. Nadie se acercó, ni la policía, ni la policlínica, ni la comuna, ni la comunidad, ninguna autoridad del Estado. Hacemos todo a pulmón”.
Hasta el momento, a más de cinco meses de la desaparición, la familia de la víctima no ha sido recibida por las autoridades locales. “Yo agradezco mucho a la gente de afuera que viene a darnos una mano, la gente de Amaicha está callada, le da vergüenza hablar, nosotros queremos que esto se aclare para que no vuelva a pasar, para que se pueda caminar tranquilo como era antes”.
“Hoy por hoy, nos está apoyando la fundación Tucumán Duele. A las autoridades no les va a gustar que en medio del turismo de la temporada en Amaicha nosotros pidamos justicia, haciendo ruido. Yo no me canso de las marchas, que al menos les de vergüenza tener marcha mientras hay turistas”, agrega el Ceferino.
Actualmente, el caso se encuentra paralizado debido a las ferias judiciales. La familia se encuentra en espera del resultado de la Cámara Gesell y del luminol.
Ceferino hace un llamado a la comunidad tucumana: “llegar a los medios de comunicación, llegar a medios nacionales. Hay gente por el valle que puede ayudar, fundaciones y organismos que no llegaron antes, hace cinco meses que pido ayuda. Estoy en pie buscando a medios de comunicación. Yo les pido: si hay alguna organización, fundación o alguien en el valle que pueda ayudar a difundir y obtener justicia, que se acerquen. No quiero que esto le pase a ninguna otra chica de acá”.
María Soria, amiga íntima de la familia y quien viene participando activamente de las marchas, agrega: “El reclamo es que aparezca Sonia, y que haya justicia, más que todo porque hace meses que desapareció y no sabemos nada. Por lo poco que sabemos, no la vamos a encontrar viva, pero queremos sepultarla y que descanse en paz. Las autoridades del pueblo no apoyan el reclamo, nos sentimos como hijos abandonados por el padre. La familia de Sonia Mamani no está recibiendo mucho apoyo del pueblo de Amaicha del Valle, no se animan a hablar de estas cosas, tienen miedo porque siempre acá han ocurrido cosas que se quedaron calladas. Amaicha siempre fue muy turístico, y para la sociedad turística no le conviene que se visibilice que acá matan mujeres”.
El pedido de ayuda es claro, expresa María: “Más difusión, justicia, más apoyo del pueblo mismo, que dejemos de tener miedo, porque si nos callamos ¿qué puede pasar? Hoy es Sonia, mañana quién sabe. No queremos ni una desaparecida más”.
Un Estado ausente y la naturalización de la violencia
Las principales problemáticas que acaecen en los Valles, en materia de género y familias, son muchas veces desestimadas por la misma población o por los funcionarios estatales que no cuentan con la capacitación que exige la realidad actual para poder abordar problemáticas cerro adentro.
Tucumán, de por sí, es como un pequeño pueblo en donde todo el mundo se conoce. En el interior del interior, se recrudecen aún más las problemáticas sociales vinculadas a los abusos intrafamiliares que devienen en embarazos infantiles y de personas con discapacidad, así como el alcoholismo y la violencia de género.
La cultura de silenciamiento y la falta de acompañamiento de las instituciones del Estado que están en territorio, favorecen la perpetuación de prácticas naturalizadas y no denunciadas. Sonia Mamani padecía una discapacidad mental, era madre de dos hijas, una de las cuales también padece una discapacidad y que a su vez tiene un hijo con una discapacidad. Nunca hubo una intervención estatal acompañando estas situaciones en donde una persona en situación de vulnerabilidad puede quedar expuesta a abusos o violencias. El acompañamiento del sistema de salud, en ese sentido, es casi nulo.
Si hacemos memoria, en abril del 2023 se produjo en la misma localidad el femicidio de María Esther Abregú en manos de Valentín Celestino Flores, quien padecía un trastorno de salud mental sin ningún acompañamiento cercano. El femicida, posterior al hecho, se quitó la vida.
Los abusos intrafamiliares y las patologías de salud mental son problemáticas que están en todo el territorio tucumano, no solamente en los Valles. En los pueblos pequeños estas situaciones tienen un mayor registro, lo que no significa que no sucedan en todos lados.
El patriarcado se expresa en la vulneración de las infancias, vejeces y discapacidades, las cuales son materias pendientes en toda la provincia. Urgen políticas públicas que contemplen al interior con el mismo interés y recursos humanos con que se abocan a estas problemáticas en la capital. Bajar de la montaña a realizar una denuncia en Monteros o San Miguel de Tucumán implica un gasto mínimo de $20 mil pesos (precio actual del monopolio de la Empresa Aconquija), lo cual limita mucho el quienes pueden acceder a la Justicia y quienes no.
A su vez, en el territorio, funcionan diferentes dispositivos dependientes del Estado que se ven sobrepasados, y muchas veces no cuentan con la formación correspondiente para responder a las demandas constantes vinculadas a familias, género y violencias.
En miras de la actual coyuntura política y económica que se está viviendo, el abordaje de las problemáticas de género quedará relegado al final de las urgencias que atravesará, y atraviesa, la provincia en estos momentos. Sin un Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, y sin intención de obligar a los funcionarios del Poder Judicial a que se capaciten en materia de género con la propuesta reciente del presidente Javier Milei de modificar la Ley Micaela, el panorama es desolador.
Ante esto, serán las diferentes organizaciones las que puedan motorizar las redes de resistencia, desde el acompañamiento cercano de casos como el de Sonia, con los recursos que se tenga, ya que claramente se transitaron largos años de poco interés político en fortalecer alianzas entre las instituciones del Estado y los territorios más alejados de las capitales.
Ante cualquier información sobre el paradero de Sonia Mamani, comunicarse al 3815291056
