“Recordar a Rodolfo Bulacio es sinónimo de reflexionar temas que van más allá del arte”

El museo Timoteo Navarro inaugurará una exposición de uno de los referentes que definieron la coyuntura artística de los noventa en la región del NOA. A 21 años de su asesinato, el artista Marcos Figueroa reflexionó para La Nota.

“Rodo hacía de todo: grabados, pinturas, performance, instalaciones, fotografías… su obra, en el marco de su militancia, definió un antes en la historia del arte de Tucumán”, dijo el artista, docente e investigador Marcos Figueroa, quien fue consultado por La Nota para recordarlo.

Tan profundo caló Rodolfo Bulacio que, tras más de veinte años de su asesinato en la pensión en que vivía, se realizaron más de una decena de homenajes para él y su obra. En esta oportunidad, el Museo Provincial de Bellas Artes “Timoteo Navarro” dejará inaugurada el próximo viernes 23 de marzo, a las 20.30 horas, la exposición ¿Son ellos? Proyecto Arte es Lucha, que se exhibirá en la sala principal (9 de Julio 44), y contará con la curaduría de Jorge Gutiérrez.

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De acuerdo a la información difundida por el Ente Cultural de Tucumán, la exposición estará conformada por pinturas, grabados, objetos, indumentaria, fotografías, videos/performance, registros documentales y testimonios que darán cuenta de la prolífica y corta vida del artista; como así también del reservorio y colección pertenecientes a la familia Bulacio, el artista Jorge Lobato Coronel y aquellas obras e información de dominio público y periodístico.

El alumno

“Recordar a Rodo es sinónimo de reflexionar temas que van más allá del arte. Yo lo conocí siendo mi alumno en el marco del Taller C, de la Licenciatura en Artes Plásticas, luego lo crucé de nuevo en el ámbito profesional y finalmente fuimos buenos amigos y compañeros del colectivo Tenor grasso. Esta diversidad de escenas me posibilitan distintas perspectivas para pensar y hablar de Rodo”, recordó Marcos Figueroa.

“Rodo hizo en simultáneo dos talleres: el de grabado y el C de pintura. Dentro del Taller C -donde fui y soy jefe de cátedra- tengo un recuerdo brillante de él. Era de esos jóvenes sumamente curiosos, que cuestionaban -y hasta discutían- desde un lugar muy crítico. La avidez de conocimiento era una gran característica de él, siempre se quedaba más horas de las formaban parte del cursado reglamentario. Era un alumno absolutamente demandante”, agregó Figueroa sobre su formación.

El artista y su obra

“El tránsito de Rodo en los talleres de la facultad de Artes fue muy influyente en la producción de su corta obra. Por su legado es considerado uno de los artistas con mayor influencia en las artes visuales de la región a finales de los 80 y los 90 y es un referente de estudio en el ámbito académico. Admiraba mucho a Andy Warhol y a Pedro Almodóvar. Su obra tenía un carácter autorreferencial muy fuerte. Nada que tuviera que ver con el arte le era ajeno. En un primer momento realizó pinturas informalistas, cartas, notas y escrituras rápidas que él recuperaba de cuadernos, apuntes, ideas pasajeras y que eran asentadas en el lienzo. Rodo desarrolló este perfil de artista en un momento en el que el arte transitaba la transición de la pintura moderna, contenidista, figurativa, que algunos llamaban los nuevos realismos -o como decía Paquito Fernández, realismo crítico-, de esa pintura tan marcada como escuela tucumana, a lo que luego se denominó posmodernidad. En el medio hubo una época en la que los artistas nos dimos un tiempo y la posibilidad de experimentación y empezamos a adoptar algunas características de la pintura informalista. Ese proceso inicial de las cartas de Rodo se inscribe en esa época,” continuó relatando el artista, en relación a la producción de Rodolfo Bulacio.

Pop, militancia y los fantasmas de la última dictadura

 

“Las cartas y su informalismo fueron exploradas en un período corto, porque de inmediato pasó a desarrollar un proceso de relectura del pop. El período neopop de su producción fue -para mí- el momento más interesante de su recorrido y que claramente lo identifica con su trabajo en el marco de los grupos Tenor grasso y Flora y fauna. En este último, compartido con Rolo Juárez, ambos se hicieron cargo de esa herencia y comenzó a revalorizarse con el regreso de la democracia en la década de los ochenta.

En un intento de contextualizar la obra de Rodo, se la puede inscribir en una etapa en la que los aparatos de seguridad y control aún subsistían, a pesar del retorno de la democracia porque aún había censura y listas negras, nombres prohibidos en algunas instituciones, en medio de un proceso que fue difícil y lento. Fueron años muy complicados, pero al mismo tiempo los jóvenes buscaron reconquistar libertades -como Daniel Rivadeo- que empezaron a realizar una mezcla de performance y shows en espacios como boliches. Un grupo de artistas empezaron a mostrar lo que en la última dictadura estuvo oculta: las libertades personales, los derechos civiles y sexuales. Estas performances tenían cierto color gay, e incluso empezaron a instalar la palabra gay a cambio de homosexual. En este marco, Rodo junto a Sergio Gatica, Rolo Juárez, Carolina Cazón Zelarayán, Claudia Martínez, Jorge Lobato Coronel, Octavio Amado y Ricardo Bustos -entre otros- comenzaron con Tenor Grasso con una presentación en La zona. Luego de aquel día coyuntural, el grupo creció en tamaño y complejidad y nos incorporamos otros artistas como Gerardo Medina, Carlota Beltrame, Geli González, Jorge Gutierrez y yo. Fue un híbrido artístico comprendido de algunos elementos del diseño de indumentaria, mezclando pequeños sketchs, performances, music hall… era una novedad en Tucumán, sobre todo a partir de la restauración de la democracia en el 83”, expresó Marcos Figueroa para La Nota.

“En 1995 Antonio Bussi, interventor golpista de la provincia entre 1976 y 1978, el mismo general que no hacía tanto había secuestrado, torturado y dirigido los centros de exterminio de la provincia, volvía al poder. Esta vez lo habían votado. “Era tal la sensación de que teníamos en frente una broma macabra. Eso generó unión y de pronto prácticamente toda la escena del arte de Tucumán estaba unida, colaboraba, se hacía preguntas similares sobre el arte y la política, planteaba estrategias comunes, resoluciones con pocos recursos pero con solidaridad”

Marcos Acevedo para Página 12, diciembre de 2017

Auto-referencial

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En 1995 en plena convertibilidad pintó “One Rodo”, conocido también como “Rodólar”, el óleo de un billete en cuyo centro estaba su propia cara.

Con su obra, Rodo interpeló a las instituciones tales como el matrimonio heterosexual, los símbolos patrios y a la industria de la moda, temas que en aquel contexto se expresaban denunciantes y desafiantes a la vez, pero en medio de un clima de ironía y gracia. Pero fue la introducción de la auto-referencialidad -el hacerse cargo de eso- lo que destacó con fuerza su producción: manifestar expresamente que él formaba parte de su obra es, de algún modo, reflejar una máxima universal del conocimiento y la producción del mismo, donde la subjetividad opera -siempre- en primera persona: el artista forma parte de su obra aunque no se lo proponga. Esta idea define una mirada posmoderna del arte y empezó a apreciarse intensamente en la década del noventa.

“A Rodo no sólo lo respetaban los artistas de su generación, sino también los mayores. Su obra y su personalidad cambiaron el arte contemporáneo en Tucumán”, concluyó Figueroa.

Casamiento 

Rodo para su cumpleaños quiso ser novia y organizó un casamiento con un increíble vestido diseñado por él. Sus compañeros del colectivo Tenor Grasso estaban ahí: como marido, Sergio Gatica, Jorge Lobato Coronel era el padrino, y la madrina, Claudia Martínez. Cumplió con todos los rituales: tiró el ramo, llegó en un auto con moño, los invitados lo escoltaron en una caravana de vehículos por el centro de San Miguel de Tucumán, su mamá les hizo la torta. La performance se llamó “Mucha karakatanga en la coctelera” y los tórtolos se fueron a sacar las fotos en el reloj del Parque 9 de Julio, donde tradicionalmente posan las novias en la capital tucumana.

                                                                                    Dolores Curia para Página 12, diciembre de 2017 

Rolo Juárez, artista visual, docente y compañero de Rodo, escribió un año atrás para el periódico tucumano La Gaceta la siguiente relfexión:

Uno de los primeros performers del campo Queer

Rodo fue un artista muy particular y propio de la época: tomó lo mejor del arte de los años 80 y lo transformó en 90. Siempre estuvo involucrado con el arte, desde la escuela secundaria en su ciudad natal, Monteros. Participó de revistas culturales, pintó murales inspirados en artistas clásicos como Miguel Ángel o Pablo Picasso, pintaba cuadros de violetas de los Alpes y paisajes para su abuela -Blanca- a quien le dedicó su última muestra “Blanka, enseña lo que has conseguido”, en el subsuelo del Jockey Club de Tucumán.

Ya en San Miguel de Tucumán, cursando la Licenciatura en Artes de la Facultad de Artes, incursionó por el abstraccionismo matérico y figurativo para pasar decididamente a una producción pop, inspirado en artistas como Andy Warhol para sus pinturas y grabados, o en Pedro Almodóvar para sus performances. 

Creador inquieto, lector voraz y siempre transgresor, organizó distintos grupos en la provincia, participó de cuanta muestra fuera invitado y fue el creador del ícono de las marchas estudiantiles contra la privatización educativa de los años 90: la Mona Lisa de seis ojos.

Así fue que en el año 1991 formamos el grupo “Flora y Fauna”, los primeros performers que incursionamos en el territorio Queer de la provincia; participamos del under tucumano, mostramos en discotecas, espacios alternativos y bares de la época donde éramos convocados… En la era del “no celular”, la rutina era buscarlo por su casa para ir juntos a la facultad, compartíamos taller, materias teóricas, almuerzos y exposiciones cargadas de críticas.

Pero nada de esto importó; un 10 de marzo de 1997 me llaman por teléfono para que vaya a la facultad y ahí me informan que esa noche le arrebataron la vida en un confuso episodio, entre robo y crimen de odio, que como otros casos similares afectaron a la comunidad artística de aquel momento.

A 20 años de su partida todavía lo recuerdo pasando por el patio de la facultad junto a las palabras de la decana Celia Aiziczon de Franco, exhortándonos a no actuar indiferentes como Meursault en “El Extranjero”, de Camus, porque “la única forma de morir es el olvido”.

                                                                                                                                                         ROLO JUÁREZ                                                                                                                                                     Artista visual – Docente

La muestra ¿Son ellos? Proyecto Arte es Lucha permanecerá abierta al público hasta el 27 de mayo inclusive y podrá ser visitada de martes a viernes, de 9 a 12.30 y de 16.30 a 20.30 horas; sábados y domingos de 16.30 a 20.30; y feriados de 17.30 a 20.30 horas. Entrada libre y gratuita.

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