Murió Esteban Cerioni, emblema del rock local

El músico, fundador del grupo Redd, tenía 63 años. Se encontraba tocando en un show en un bar de Tucumán.

El mundo del rock local está de luto por la muerte de Esteban Cerioti, bajista y fundador de la banda Redd.

El artista tenía 63 años y se encontraba en un show en un pub local, ubicado en calle Catamarca al 600, cuando sufrió un infarto.

Cerioni fue miembro fundador de la emblemática banda tucumana Redd que debutó el 10 de junio de 1977 siendo teloneros de Luis Alberto Spinetta. Además, fue la primera banda tucumana en grabar un disco.

Redd consiguó tener peso en la escena nacional, y a partir de ahí ser un grupo de cultó en el exterior.

Compartimos una entrevista al músico, publicada en Efecto Burbuja, realizada por Homero Sánchez, en el año 2013, donde realiza un recorrido por los inicios del rock tucumano.

Pocos tienen un currículum tan vasto como él. A sus 57 años, Esteban guarda en su prodigiosa memoria todo el bagaje que vivió durante su carrera, primero como melómano aficionado, luego productor, bajista y vocalista. La Piedra, Mandrágora, Redd, Trigémino, Meridiano, Demolatino, Fitzcarraldo en Italia, Trilogía, entre muchas otras fueron sus bandas en las cuales puso no solo su talento para las cuatro cuerdas, sino también mucho de su corazón.

Así da inicio nuestro diálogo, lleno de recuerdos mágicos, musicalizado por Esteban desde el archivo histórico que contiene su computadora. El foco de la entrevista está en la década de los ’70, tiempos de inicios del rock tucumano y argentino.

Efectoburbuja: Sabemos que “Tristes noticias del imperio” fue el primer disco que grabó un grupo tucumano, ¿pero quiénes lo hicieron anteriormente?

Esteban Cerioni: Los que venían desde fines de los 60 eran Los Sabuesos (donde estaba Luis Albornoz y “Papucho” Díaz), pero quienes grabaron un simple fueron Los Bang (Hugo Marcantonio, Negro Palacios, Raúl Barallo, Humberto Rava y Perico Migliorini), en 1970 y por otro lado Los Fantasmas (Oscar Imhoff, Juan Escalante, “Palo” Buriek, entre otros) que graban en 1971. Por esa época surge La Pequeña Banda de Trícupa, que debutan en B.A.ROCK en 1971, y que fue una fusión entre Los fantasmas y Los sabuesos, que eras quienes venían tocando mucho sobre todo en los colegios secundarios y teatros. A todos los mencionados se les suma Roberto Giambastiani, que fue quién les inyectó todo el fermento creativo que alcanzó a tener Trícupa. Luego de Redd, pasarían casi diez años para que otra banda grabara otro disco (Flux, en el año 1986).

E.B.: ¿Entonces se puede decir que el debut de Trícupa en el Festival “B.A.Rock” en el ’71 marcó un antes y un después para Tucumán…?

E.C.: Efectivamente. Cuando actuó Trícupa en BaRock, sorprendieron tanto que cosecharon comentarios favorables de músicos importantes, como los músicos de Arco Iris, y también de parte de Rodolfo García (Almendra, entre otros) Los de Alma y Vida también quedaron deslumbrados con los tucumanos. Como será, que cuando ellos fueron a Buenos Aires (porque existía la posibilidad de que grabaran con Jorge Alvarez) fueron hospedados por Alma y vida, en lo que era su sala de ensayo. Entonces hubo otros grupos que quedaron en segundo plano: Los Band, también Teorema (donde estaba Lolo Esquinazi, uno de los dos mejores cantantes tucumanos sin dudas, el otro es Imhoff). En ese festival estuvo un solista también, que era Jorge Pío, que se presentó acompañado por Rody Gil (guitarrista de Teorema), y estaba también Ana María “Timy” Frías, que también fue seleccionada para ir a BARock, pero su madre no la dejó ir (tenía 14 años). Ahí comenzó lo de hacer música propia, porque los Bang lo hicieron de manera tardía, pero esta generación ya estaba con eso en la cabeza.

E.F: ¿Y dónde tocaban estas bandas, en el circuito local? ¿En qué ámbitos?

E.C.: En bailes locales. Incluso Trícupa, que durante 2 o 3 años eran “habitués” del Club Las Lomitas, que hacían muy buenos covers también.

E.B: ¿Y cómo fue tu inicio en la música, como fan?

E.C.: Mirá, yo soy el más joven de la movida aquella. Para esa época tenía 14 años, y tampoco me dejaban ir a recitales. El primer recital que vi fue en Buenos Aires en febrero de 1970, en los bailes de carnaval, que tocaban Los Gatos (con Pappo). Era la época que hacían “Beat n°1” y de “Rock de la mujer perdida”; Pappo muriéndose de calor con su clásica ropa de cuero, y Lito Nebbia, vestido de piel de zorro (risas) que cantaba con dos micrófonos. Mientras los otros hacían los solos, Lito se sentaba al borde del escenario a firmar autógrafos, y yo fui uno de los cholulos que iban para que les firme…Después de eso empecé a asistir a los recitales locales en Tucumán. No recuerdo por qué no vi Almendra (a fines de 1970); también vino Vox Dei (original), que ahi también tocaron Los Bang. Más adelante, en el Club Estudiantes presentaron “La Biblia”, que fue el primer recital realmente grande en esta ciudad. Otro lugar donde traían bandas era el Instituto Técnico. En 1972 Arco Iris tocó en el Teatro San Martín. Allí hablé con Santaolalla y (risas) no es una anécdota muy feliz…justo la banda se había cambiado de sello, de RCA a Music Hall; él le decía a la gente que no compren el disco de RCA (se ve que no cobraban las regalías) y yo ingenuamente le dije que a mí me gustaba más la versión de RCA…Santaolalla me fulminó con la mirada y me dijo “¡Pendejo, no entendés nada!” (risas)

la piedraa

E.B.: ¿Y tus comienzos como músico? ¿Cómo conociste a quienes formaban tu primera banda, La Piedra?

E.C.: Yo comencé tocando “La Biblia” de Vox Dei en una misa, ese fue mi debut. A partir de ahí empecé a meterme en bandas; me habían regalado una guitarra FAIM (y muestra la foto, de 1973). Aquí están los chicos de La Piedra y Rody Castro. Él había participado en una obra de teatro con Trícupa, que se llamaba Calígula, y tocaban en vivo durante la obra. Y uno de los temas fue el germen de lo que después resultó “Matinee” de Redd. Un día apareció Rody por mi casa, buscando a un amigo, que le habían dicho que estaba en mi casa. La cuestión es que se quedó, vio mis discos…siempre mi colección de discos fue la que me abrió las puertas…y ahí me invitó a tocar. Solo que se dio cuenta de que yo era un guitarrista mediocre, pero podía ser un buen bajista. Yo tocaba los bajos con la guitarra. En la navidad del ’73 se hizo un gran evento en el Parque Guillermina: “Navidad progresiva del ‘73” que duró todo el día. Allí debutó Trícupa como cuarteto (sin batería), pero inmediatamente después de ellos empezó a llover y no pudimos debutar con La Pared. Por esa época no tenía bajo aun, iba a pedirle prestado a Papucho Díaz. En febrero de 1974 me llamaron para ir a tocar al Casino de Las Termas, dos fines de semana. Allí fue mi debut real, con Gustavo de Souza (que había tocado con Podazza en Los Truenos), Rody y Jorge Ortega (actualmente toca jazz). Me acuerdo que me estaban pasando los temas en el camión en el que íbamos; un amigo baterista, Federico Selis, me había prestado un bajo (que tenía 3 cuerdas) Sumado a esto, después se me cortó una, así que estuve tocando con 2 cuerdas (risas) Hacíamos Rock de la mujer perdida de Los Gatos, temas de Creedence…Pero a pesar de todo nos fue bien, me empezaron a considerar como bajista. Durante el resto de ese año (1974) tocamos en el ex Aeropuerto Benjamín Matienzo, en la confitería. Ahí gané dinero para comprarme mi primer bajo, un HAGSTRÖM (muestra una foto): el debut de la banda, con Rody, Luis D’Orieux en batería y Carlos Minniti (un fanático acérrimo de Spinetta). Yo tenía un equipo Robertone, todo un clásico. Las bandas tocaban sin sonidista: tiraban los equipos, y el privilegiado era el que tenía el equipo de voces. (Hablando de la foto): esto ocurrió en la Biblioteca Sarmiento. Allí usamos un piano de cola y nos decían “Cuidado que lo tocó Arthur Rubinstein”. Ese recital estuvo repleto de gente, el 27 de diciembre del ’74. Una semana antes, Trícupa no había metido mucha gente, pero ellos venían de tocar mucho. Después en el ’75 tocamos en el Instituto Técnico, pero ya a Rody lo habían llevado a hacer el Servicio Militar, y ese fue el fin del grupo.

la piedra

EB: ¿Cómo sigue tu carrera desde ahí?

En el ’75 me engancho para tocar con los hermanos Pancho y Carlos Trejo, con Mandrágora, y hacíamos covers, principalmente de Santana, ya que el baterista, Mariano Yalour, era todo un experto en esos ritmos y en jazz. Con ellos nos fuimos a tocar a los carnavales de Jujuy en 1976: como no existían djs, teníamos que tocar desde las 10 de la noche hasta las 5 de la mañana; fue la única vez que gané mucho dinero haciendo música: volví con regalos para todos, me compré el (bajo) Rickenbaker y me sobró para vivir como playboy durante 9 meses. El Rickenbaker lo conseguí a través de alguien que tenía una novia azafata, ya que en ese momento no era fácil acceder a instrumentos importados. Aquí en Argentina solamente tenían ese bajo Machi (de Invisible), el bajista de El Reloj, el de Espíritu (Claudio Martínez)y Camilo Diesi (bajista de OM)…y yo, ¡así que me sentía importante! (risas)

En el ’74 mis compañeros de colegio me pagaron para que viaje a Buenos Aires a contratar a una banda importante; queríamos hacer un recital grande para recaudar fondos para ir a Bariloche de fin de curso. Yo llevaba aparte una carta de la Dirección de Cultura, pero cuando llegué no me daban bola porque tenía 17 años. Finalmente Litto Nebbia me dio el teléfono de Rodolfo García, y ahí contratamos a Aquelarre, que tocó en el Club Caja Popular el 13 de setiembre. Como yo era fanático de Trícupa, incluí en el show a esta gran banda tucumana. Tengo grabados los dos conciertos (busca en su computadora y pone a sonar). También conseguí un grabador de 4 pistas, que era auspicio de “Grabacentro”, un negocio de música y tecnología. Pusimos 4 micrófonos ambientales, y salió bastante bien (suena la histórica grabación). Tiene un sonido de órgano clavinete, típico de Aquelarre. De ahí mi amistad con ellos: Héctor Starc, Rodolfo García, Emilio del Guercio…se improvisaba mucho …Como salió un éxito, muchos me veían como organizador de recitales. En el ’76 fue la última reunión de Trícupa, con Rody Castro, que había hecho una obra conceptual con temas de La Piedra, y eso se presentó el 19 de noviembre de ese año en el cine Plaza; fue el primer recital que se hizo en Tucumán con sonidista. Trícupa tenían entre ellos una relación de amor/odio; cuando terminó el recital, se desbandaron.

E.B. : Y ahí surgió el germen de Redd ¿No?

Exacto. El 7 de enero de 1977 estábamos en el Palacio de los Deportes del Parque de Julio viendo La Máquina de hacer pájaros, y Juan Escalante me propuso tocar juntos. Luis Albornoz se había ido de vacaciones siendo guitarrista de Trícupa, y cuando volvió se dio que no existía más la banda, y daba por descontado que sería guitarrista de Redd. La primera meta fueron como siempre los bailes de carnaval. Juan quería meter vientos, pero no funcionaron. Un buen día nos damos con que estábamos los tres solos, y nos pusimos a zapar sobre “Come together” (re menor) y derivó en “Reyes en guerra”; desde ahí no nos importó más ni los bailes de carnaval ni los vientos (risas). Los meses siguientes nos pasamos componiendo y ensayando.

E.B: ¿Cómo fue el debut de REDD?

El 10 de junio del ‘77 apareció alguien que estaba organizando un recital de Spinetta en Club Caja Popular, y quería a Trícupa para abrir el concierto. No encontró a Trícupa: encontró a Redd. La gran anécdota previa fue el accidente en el cual a Ricardo Gandolfo (el letrista) se le cae la guitarra, de punta, luego Luis dice: “al fin de cuentas era solo una guitarra”. Diez días después teníamos que tocar; no existía en Tucumán una guitarra de ese calibre. La llevó a un luthier pero nunca lograron recuperar del todo su afinación. Sin embargo, “Tristes noticias..” fue grabada con esa guitarra. Luis se hizo canchero para afinarla durante los shows.

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EB: Contanos del proceso que fue grabar “Tristes noticias del Imperio”

Lo grabamos en abril de 1978 en el mismo estudio en donde se había grabado “La ópera Sudamérica” de Arco Iris, los primeros discos de León Gieco, entre otros. Jorge Da Silva fue el ingeniero de grabación, un groso. Pero a mí me parecía corto el disco; en agosto fuimos a Buenos Aires con Luis, y él compró la guitarra Les Paul negra. Inmediatamente salimos de comprarla y nos metimos en el estudio a grabar “Kamala II”; metimos guitarras acústicas, Da Silva metió cintas al revés, y yo aporté teclados al tema. En total habíamos gastado 19 horas para grabar y mezclar todo el disco, ¡un récord! Existen también un par de temas inéditos de esa época, bien “floydianos” (los pone a sonar). Mucho después vendría la grabación de “Cuentos del subsuelo”, el cual nunca llegó a editarse. Pero eso es otra historia.

Una llamada telefónica marcó el momento de la despedida. Esteban se iba a reunir con alguien para empezar una vez más con un proyecto nuevo, para continuar con su vocación. Por un instante se pareció mucho a aquel pibe que con toda la ilusión del mundo, cuarenta años atrás, daba inicio a tantos recuerdos y vivencias dentro del rock, no solo nacional, sino también internacional. Pero eso es otra historia. ¿La continuamos?

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