Durante la campaña electoral algunos candidatos volvieron a poner en cuestión la Educación Sexual Integral, establecida por ley desde el año 2006. Algunos comentarios virales en redes sociales traen consigo reminiscencias de discursos ya vistos en América Latina y retratados en un documental que tiene algunos años, pero que cobra plena vigencia en Argentina del 2023: El género bajo ataque (2019).
En el presente es fundamental el ejercicio democrático de ver cómo los discursos conservadores se repiten articuladamente en los países de Latinoamérica, y cómo van tomando forma según cada coyuntura territorial, con discursos sobre el género que entran en sintonía con proyectos políticos.
En el documental “El género bajo ataque” se muestra como la invención y consolidación de la categoría ideología de género como un “enemigo” de la familia, del pueblo y de los valores tradicionales, representa una nueva forma de colonialidad. Un enemigo construido a medida de los intereses de los sectores dominantes, con la ductilidad de significar distintas cosas según cada territorio.
En Costa Rica encontramos la forma de guerra ideológica, religiosa y política, en lo que supone una politización de los movimientos religiosos contra la educación sexual, que estuvo muy cerca de obtener la representatividad suficiente para tomar el control de las decisiones de gobierno. En Perú los grupos anti derechos crearon una nueva ola de oposición a las políticas públicas en favor de la igualdad de género en una clara instrumentalización de las personas. En Brasil un consolidado movimiento evangelista también se adentra en la disputa por los contenidos en educación llegando ya en ese país a ser parte del gobierno de Jair Bolsonaro, no sin antes hacer que el congreso presione y haga retroceder las políticas públicas de género y diversidad durante la gestión de Dilma Rouseff.
En Argentina, respecto a ESI, desde su tratamiento hasta su implementación se desarrolló un trabajo opositor cuya estrategia fue crear formas sesgadas de Educación Sexual Integral, como ser educación para el amor, un compendio de saberes que excluyen todo aquello vinculado a los derechos humanos de la diversidad sexual como así también aquellos temas que cuestionan la moral conservadora y promueven la igualdad entre hombres y mujeres. Luego también llegó a nuestro país las campañas de desinformación y difamaciones como fue “con mis hijos no te metas”; y este año ya se avanzó en decir expresamente que no se quiere educación sexual alguna en las escuelas, al punto tal de expresar preferir la pornografia al conocimiento científicamente validado de la ESI.
La configuración de políticas restrictivas como horizonte
Es necesario preguntarnos porqué constantemente en nuestros territorios vivimos oleadas de conservadurismo y pánico moral referido a los asuntos de la sexualidad humana. Particularmente la ESI (o EIS como se llama en otros países de América latina) está siempre puesta en cuestión y siendo atacada por los conservadurismos a pesar de estar comprobado científicamente y a nivel global que sus conocimientos son óptimos y fundamentales para la vida de niños, niñas y adolescentes.
Estos ataques no se tratan de reacciones espontáneas por falta de conocimiento sobre el tema, sino de estrategias organizadas tergiversar la información y manipular la representación social que las personas tienen de la educación sexual. Los ataques a la ESI son parte del desarrollos de lo que se conoce como “think tank”, que podríamos traducir como “tanques del pensamiento”, grupos de profesionales que generan las estrategias contra la perspectiva de género, y mediante estas estrategias promueven e instauran temas desde el norte global para el sur global.
Quizás si no tuviéramos que dar constantemente la disputa por la existencia misma de la ESI, podríamos estar debatiendo sobre el presupuesto para la misma, o sobre la necesidad de hacer de esta política pública un instrumento federal, o tantas otros asuntos referidos a la administración que el Estado hace de la sexualidad de las personas. Poder debatir como sociedad sobre la sexualidad humana, dejando de lado los conservadurismos, representa un ejercicio de autonomía que nos alejará del yugo de la dominación y nos acerca más aún a la libertad tanto en la esfera individual como colectiva.
Las políticas restrictivas respecto a la sexualidad en Latinoamérica forman parte de una estrategia más grande de dominación. El método elegido es a través del pánico moral, de la creación de imaginarios perversos y de una lógica argumentativa binaria. Siguiendo a Diana Maffia, podemos afirmar que la argumentación restrictiva de derechos suele emplear el pensamiento dicotómico excluyente, es decir, la mirada que entiende las cosas tienen que ser necesariamente de un modo y otro, solo tenemos dos opciones en la cual cada una excluye a la otra, es un modo de pensar que naturaliza la división binaria del género y borra la diversidad, los matices de la realidad toda, y de las expresiones de género.
En este sentido, podemos decir que los ataques a la perspectiva de género y diversidad en general y a la ESI en particular no son meras estrategias de distracción de proyectos económicos, son el correlato moral necesario para el desarrollo de proyectos de dominación.
Bibliografía
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