El derretimiento de los cascos polares además de aumentar el nivel de los océanos, podría multiplicar los eventos meteorológicos extremos y desestabilizar el clima en algunas regiones en las próximas décadas, alertó un reciente estudio publicado en revista Nature.
Los cambios que se vienen produciendo sobre la Antártida en los últimos años tienen en vilo a científicas y científicos de todo el mundo. Es que el deshielo en el Continente Blanco aumentó considerablemente en el último tiempo y son más frecuentes los desprendimientos de enormes bloques de hielo.
Los miles de millones de toneladas de agua procedentes del deshielo podrían debilitar las corrientes oceánicas que actualmente transportan el agua fría hacia el sur sumergiéndola hacia el fondo del Atlántico y empujando las aguas tropicales hacia el norte, más cerca de la superficie.
Concretamente, la extensión del hielo marino antártico ha experimentado varios días de mínimos históricos en enero, tras un rápido deshielo en diciembre, anticipando un mínimo anual sin precedentes en marzo.
De esta manera, para el 1 de enero, la extensión del hielo marino antártico se ubicó en 5,47 millones de kilómetros cuadrados, la extensión más baja en esta fecha en el registro satelital de 40 años. Este valor es de 30.000 kilómetros cuadrados por debajo del mínimo histórico anterior al 1 de enero de 2017 y 1,88 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio de 1981 a 2010, informa el National Snow & Ice Data Center de Estados Unidos.
En el estudio, se determinó que la extensión disminuyó a una tasa de 253.000 kilómetros cuadrados por día hasta diciembre, considerablemente más rápido que el promedio de 1981 a 2010 para diciembre de 214.000 kilómetros cuadrados por día. De hecho, la tasa de pérdida de la extensión del hielo en la Antártida para diciembre de 2018 es la más rápida en el registro satelital, aunque cerca de 2010 y 2005.
La rápida pérdida de hielo hasta diciembre de 2018 y hasta principios de enero de 2019 ha expuesto grandes áreas del Océano Austral que normalmente están cubiertas de hielo en esta época del año. A principios de diciembre de 2018, una gran banda de hielo rodeaba la mayor parte del continente antártico, aunque habían comenzado a aparecer regiones de aguas abiertas a lo largo de las partes de la costa cerca de la plataforma de hielo Amery y dentro de la bolsa de hielo al este del mar de Weddell.
Conocido bajo el acrónimo en inglés AMOC (circulación meridiana de retorno del Atlántico), este mecanismo oceánico desempeña un papel crucial en el sistema climático y ayuda a mantener un cierto calor en el hemisferio norte.
“Según nuestros modelos, el hielo derretido provocará perturbaciones importantes en las corrientes oceánicas y cambiará los niveles de calentamiento de la Tierra“, explicó el autor principal del informe, Nicholas Golledge, del Centro de Investigación Antártica de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda.
Pero hace más de tres décadas que se advierte que la Antártida comenzó a derretirse. Así lo viene señalando la Universidad de California y el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la Nasa.
Otro estudio publicado a fines de 2018 por National Geographic, los bordes de la plataforma Larsen C se deshacen con la misma facilidad de un castillo de arena. En su superficie, además, se distribuyen grandes grietas que comparten el espacio con lagunas de deshielo de hasta 400 metros cuadrados.
Según los informes oficiales, la grieta que está a punto de separar el Larsen C del continente mide casi 200 kilómetros y en alguno de sus sectores su ancho alcanza los 2000 metros. Cuando finalmente llegue a su extensión completa, va a provocar la creación de un iceberg de unos 5000 kilómetros cuadrados (unas 25 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires).
El profesor de la Universidad de California y científico de la NASA, Eric Rignot, consideró que los recientes cambios climáticos de los últimos años ponen de manifiesto su fractura temprana. “Según mi experiencia, cuando la brecha toma un giro de 90º, como en este caso, la fractura está a la vuelta de la esquina. Es cuestión de semanas“.
Los riesgos
La importancia de esta fractura radica en que el hielo que está a punto de desprenderse se encuentra asentado en una serie de islas. De producirse el desarme y rotura en iceberg cada vez más pequeños, y de producirse sobre todo, tal y como creen los científicos, a una velocidad cada vez mayor, el nivel del mar aumentaría en más de tres metros inundando ciudades enteras en todo el mundo.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU publicará este año un informe –muy esperado– sobre el alza del nivel de los océanos.
Fuente: Infobae