Habló la protagonista de “Somos Belén”: “Ya no soy frágil, sino fuerte”

“Somos Belén” de Ana Correa ya tuvo dos presentaciones oficiales y en ambas estuvo la joven que adoptó el nombre Belén. En esta nota, a pedido de la protagonista, te contamos sus sensaciones, su análisis sobre el significado del libro y su encuentro con el presidente Alberto Fernández.

Belén ya tiene su libro. Es un sueño cumplido. Pudo contar su historia como lo quería hacer desde la primera vez que la acusaron por un delito que no cometió. Pudo contar cómo, a los 25 años, en el año 2014, la llevaron presa por ser una mujer pobre que llegó a un hospital público de Tucumán con un aborto espontáneo en curso, sin saber que estaba embarazada. El título es “Somos Belén” y brilla en un fondo verde y junto a una máscara blanca. Ya tuvo dos presentaciones oficiales y en ambas estuvo la joven que adoptó el nombre Belén. Una fue en Buenos Aires y otra en la provincia donde todo ocurrió, Tucumán, y donde explotó la batalla para liberarla y finalmente llegar a su absolución. En esta nota, a pedido de la protagonista, te contamos sus sensaciones, su análisis sobre el significado del libro y las expectativas que tiene para el futuro.

Celina de la Rosa para APA

La última vez que nos encontramos con Belén fue en Buenos Aires en 2017. Nos abrazamos y  nos miramos con ansiedad al recordar cada uno de los momentos de alegría por estar juntas y libres casi en el centro de Plaza de Mayo. Después intercambiamos sólo mensajes por celular, siempre con mucho cariño. En 2018, cuando llegó la marea verde, pudimos escuchar sus palabras en la radio pidiendo a los parlamentarios que nunca más haya una presa por el prejuicio de una sociedad ante un evento obstétrico adverso o por la falta de libertad de elegir sobre sus cuerpos.

Dos años antes del tratamiento en el Congreso del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), en abril, Belén fue condenada a 8 años de prisión por un tribunal compuesto por tres hombres. El Poder Judicial de Tucumán convirtió un aborto espontáneo en un homicidio sin pruebas. Desde que pisó la guardia de ese hospital nunca la escucharon ni su médico, ni el fiscal, ni su defensora, ni los jueces que la sentenciaron. No importaba cuantas veces dijera “yo no hice nada”. Hasta que pudo encontrarse con profesionales feministas, con el movimiento de mujeres, organizaciones de derechos humanos y con cada persona que se veía reflejada en la injusticia patriarcal que ella vivía en su propio cuerpo. Producto de una lucha social, jurídica y mediática, la Corte Suprema de Justicia revisó el fallo condenatorio para primero ponerla en libertad y luego absolverá.

Este año, en noviembre, el reencuentro con esta mujer de 30 años que cambió después de todo lo ocurrido desde 21 de marzo de 2014, fue nuevamente en CABA, en un día de enorme emoción porque finalmente se presentaba el libro “Somos Belén”. En una entrevista con la Agencia de Prensa Alternativa contó que sintió un gran alivio con esta publicación. “Ya hablando, escribiendo y releyendo el libro me saque una mochila grande. Cierro una etapa y  una puerta a quienes hablaron sin escucharme y sin conocer lo que pasó”, reflexiona más tranquila.

Ana Correa es la autora del libro. Reconstruyó la historia de Belén a partir largas conversaciones con ella en un puesto de ropa ubicado en una legendaria estación de trenes porteños que no llegan hasta las provincias del noroeste argentino. Pero la recolección de relatos y el trabajo de investigación no terminó ahí. Ana también habló con muchas de las personas que pusieron el cuerpo a la lucha para liberarla: abogadas, periodistas, militantes, actrices, escritoras, referentes sociales y políticas, organizaciones de derechos humanos y hasta llegó respetuosamente a la familia de la joven que optó por un seudónimo para resguardar su identidad. Además en sus páginas volcó con su propia vivencia las sensaciones que se perciben en los escenarios de esta historia que conmovió al mundo: el hospital, la cárcel, las calles de la capital provincial, los tribunales tucumanos, etc.   

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Presentación de “Somos Belén” en Facultad de Derecho UBA

Eligieron el día 15 del penúltimo mes de este año para dar a conocer este texto. Las dos, autora y protagonista, estaban nerviosas y se prepararon para llegar temprano al monumental edificio de  la Facultad de Derecho de UBA en la avenida Figueroa Alcorta. Belén repetía que todo le recordaba al día que salió de la unidad penitenciaria para mujeres de Tucumán. “Mientras más se acerca el momento del inicio, más me crece un nudo en el estómago. Tengo la misma ansiedad de cuando salí en libertad”. Llegamos juntas unas siete mujeres al solemne salón de actos. Los pañuelos verdes, que ya son símbolos de una lucha por derechos en todo el mundo, estaban ubicados así como las máscaras blancas. Belén eligió donde sentarse para que no la identificaran; en un costado, ni muy atrás, ni muy adelante.

En ese momento la invitaron a una sala detrás del escenario. Allí se encontró con las oradoras que contaron sus impresiones sobre el libro y leyeron algunos pasajes. Estaban Ingrid Beck, la conocida periodista que moderó la palabra; Soledad Deza, la abogada que llevó adelante la defensa del caso junto a un equipo, y Claudia Piñeiro, la reconocida escritora argentina. Para alegría de Belén, también llegaron Dolores Fonzi, la primera actriz que se pronunció por su libertad públicamente, y Gonzalo Heredia, su actor favorito. Él hace mucho se sumó al compromiso de hacer visible lo vivido por la tucumana. No faltaron las risas y la emoción de estar cerca. Entre abrazos cada una de la personas que la saludaba destacaban la fortaleza de Belén. Cuando llegó Nelly Minyersky, o Pila, como muchas la conocen, una abogada que con sus noventa años pinta más que sabiduría y es una de las fundadoras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, Belén le hizo una reverencia al saludarla. Saltaron las lágrimas entre quienes presenciaron la escena en la que se unieron las dos.

Pero las emociones no terminaban. Cuando ya habían hablado la mayoría de las expositoras, Belén, camuflada entre el público, vio que entraba Alberto Fernández, el reciente presidente electo de Argentina. Fue un gesto fuerte. Por primera vez se pronunciaba un primer mandatario a favor de que el aborto dejará de ser delito en nuestro país. “Avalo lo que dijeron. Eso explica por qué estoy acá. Y avalo lo que planteas en tu libro -le dijo a Correa- que es un hecho que debe darnos vergüenza como sociedad y no tenemos que seguir pasando vergüenza”, concluyó Fernández.

Luego, entre solamente unas pocas personas, llegó el encuentro entre la protagonista y Fernández. “Cumplió mis expectativas la conversación con Alberto. Fue con mucha emoción después de todo lo que pasé, su abrazo fue sincero”. Con lágrimas contenidas, aprovechó para pedirle que ayude a que el aborto sea ley y que no se repita nunca más un caso como el suyo. “Me pidió disculpas aunque él no tuvo responsabilidad directa en lo que me ocurrió. Nos dijo que hagamos una lista con los pedidos de derechos que no se cumplen en Tucumán para que pudiera hablar con Manzur”. Al otro día los titulares de los principales medios de comunicación levantaron este gesto presidencial.

De vuelta en Tucumán 

Hace tres años que Belén no pisaba suelo tucumano. Llegó acompañada por su pareja, Ana Correa, Ingrid Beck y amigas. El exilio que vive fue producto de los prejuicios patriarcales, las persecuciones mediáticas y la falta de oportunidades laborales.  

Cuando llegó a su casa, dejó una pila de libros para repartir. Se reencontró con los brazos de su sobrina, su abuela, sus hermanas y sus padres. También volvieron los recuerdos. Abrió la caja que todavía conserva con las cartas que llegaron de todas partes del mundo gracias a la “acción urgente” que había declarado Amnistía Internacional cuando aún estaba presa. “Guardé en el bolso de vuelta ‘El país de las Mujeres’ (de Gioconda Belli) y otros libros que me ayudaron en el encierro. También me llevo una biblia muy especial que me regaló una amable mujer”, narraba Belén.

Esta vez dudaba si podría estar sentada en el aula de Derecho de Tucumán, en la segunda presentación. Pero cuando llegó la tarde de 22 de noviembre, se sintió rodeada por los suyos, que también tuvieron la oportunidad de ver un auditorio colmado de personas. “La diferencia fue que estaba mi pilar, mi familia y mis amigas”.

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Presentación del libro “Somos Belén”. Facultad de Derecho UNT

Sabía lo importante que era que se escuchara en esta provincia la historia contadas con sus propia voz, ya no era un expediente judicial, ni una crónica policial, tampoco una historia clínica. “Lo que me gusta del libro es que está muy bien redactado, es muy cuidadoso y respetuoso con mi familia. Pero sobretodo muestra a la Belén que llegó hasta aquí. Ya no frágil, sino fuerte. La que soy ahora, la que se para ante cada desafío que se me presenta”. Ella diferencia esto del recorte de las escenas a contraluz de la película “Que sea ley” donde la muestran “sólo cuando lloró”.

Una de sus partes favoritas en las presentaciones fue escuchar las palabras que ella misma escribió para finalizar el libro: Hoy, soy una mujer plantada a cada decisión. Ya no soy esa mujer débil quebrantada por un patriarcado que hace tres años me condenó a ocho años de prisión por un delito que yo no cometí. Ahora soy esa Belén fuerte con los brazos en alto pidiendo que no haya una presa más por aborto o que esté presa injustamente. A tres años de mi libertad grito muy fuerte: vamos las pibas que el patriarcado se va a caer”.

Hoy espera conseguir un buen trabajo, vivir con sueldo mayor al que hoy cobra y con el que no llega a cubrir la canasta básica. Le gustaría que el Estado tucumano le pida disculpas como lo hizo Fernández, pero no guarda muchas esperanzas. Ya no cree en las promesas: “No espero nada de nadie”. Lo que tiene en claro es que sus vivencias tienen que servir para que nunca más haya presas, muertas o mutiladas por aborto. Le pidió cara a cara a un presidente que ayude a que sea una realidad la legalización de la Interrupción del embarazo. Mientras preparaba su regreso a la provincia de Buenos Aires, con la valija más llena de recuerdos y con menos ropa de la que trajo, se pregunta si serviría que la ley lleve el nombre de Belén para que nadie olvide que hubo una mujer presa injustamente, porque quisieron castigarla basados en prejuicios por la sola posibilidad de que no hubiera querido cumplir el mandato de maternar. Sin ley que garantice el aborto seguro y gratuito en Argentina, todavía hay un manto de sospecha sobre las personas gestantes, todas podemos ser acusadas de asesinas, por eso todas Somos Belén.

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