El próximo sábado sigue el re-estreno de la obra “Ficción” en Galpón 20.99, dirigida por Alina Wainziger y Esteban Zelarayán y protagonizada por Silvia Lescano, Rodolfo Juárez y Cynthia Avellaneda, un trabajo donde los límites de “la realidad” se vuelven borrosos y despiertan preguntas de carácter ontológico.
Galpón 20.99 es un lugar de convergencia, un espacio de cruce y experimentación de lenguajes artísticos, contextualizado en el barrio Villa 9 de julio y alberga, en esta oportunidad, la segunda temporada de Ficción.
Silvia Lescano es actriz y docente teatral. Trabajó en varios grupos independientes como La Vorágine, The Pinken Clauden e Indigo, como así también en espacios educativos y de investigación. “¿Soy actriz o soy personaje?”, pregunta Silvia en medio de una entrevista para La Nota.
“Ficción cuestiona los modos de hacer teatro exponiendo una actuación que se acerca a lo que, en principio, cada actor y actriz es”, explicó Silvia. “Cualquier lugar puede ser un espacio escénico, es decir, ser habitado y vivido como una teatralidad. En este sentido, quisimos llevar el teatro a un lugar que no lo asociamos con el mismo. Incluso Ficción inaugura a Galpón 20.99 como espacio de teatro, siendo este un espacio que siempre fue asociado a las artes visuales. ¿Cómo hacer de este espacio uno teatral? El único modo que encontramos viable fue actuando allí, en el lugar tal y como es, debatiendo sobre los demás elementos que una y uno está acostumbrado a ver desde el teatro. En este sentido, uno de los mayores obstáculos que atravesamos fue cerrar el proceso de los ensayos y llegar al punto del estreno y creo que lo conseguimos gracias al trabajo en equipo, a la incorporación de Esteban Zelarayan y la ayuda de Javier Juárez y todo el grupo para ultimar los detalles de la puesta”, agregó.
Resignificar
“Alina (Wainziger) nos convocó con la premisa de hacer una obra de teatro que trate de teatro. Inicialmente fueron surgiendo preguntas como por qué hacemos teatro y hasta qué punto lo que hacemos en escena es teatro o no y cómo se manifiestan y entran en juego las características personales y particulares de cada una o uno. A partir de esta problemática fuimos escribiendo una bio-dramaturgia colectiva, donde Cynthia (Avellaneda), Rodolfo (Juárez) y yo contamos nuestros recorridos y vida atravesada por el teatro”, recordó.
Ficción comenzó a gestarse en agosto de 2015 y propició una intensa convivencia, encuentros y desencuentros entre todos y todas sus integrantes. “Creo que fue un proceso lento porque las construcción de los tres personajes era sobre nosotros mismos y ¡no es fácil!, porque cuestionamos abordajes, nociones y escuelas del ámbito académico tanto para la construcción de los personajes como para el ámbito escénico.
Los ensayos fueron –y son- contenidos y arduos, pero a la vez muy divertidos y generalmente desenlazan en reflexiones de cada uno sobre las prácticas teatrales. Los tres, como teatristas, llevamos marcas estéticas y técnicas muy diferentes porque nuestros orígenes dentro del teatro lo son también y, en cada ensayo o puesta, se ponen de manifiesto y se conjugan con el deseo de decir sobre nosotros mismos y mismas lo que queremos que sepan”, reflexionó.
La pregunta inicial de Silvia entra en juego y produce una tensión permanente a lo largo de la obra para los tres personajes. Silvia es Silvia, Cynthia es Cynthia y Rodolfo, Rodolfo. ¿Y fuera del escenario?
Ficción
“En nuestra sociedad tenemos una dualidad marcada como estructura de pensamiento: blanco/negro, hombre/mujer, etc. Nos preguntamos cómo se elabora esta dualidad de “verdad” y “ficción”. Como se construyen los pensamientos y estructuras en nuestra sociedad. Toda Ficción es verdadera y toda verdad es Ficción”, sostienen desde el equipo de trabajo de la obra.
Una vastísima cantidad de autores problematizaron -siguen aún- posibles abordajes alrededor de nociones como “verdad” en vinculación a “realidad” y en contraposición (o no) al término “ficción”. En este sentido, pretender un recorrido que se remonte a los aforismos de Aristóteles, hasta Nietzsche y Lacan desde la perspectiva de “la Historia” (o el progresismo historicista) implica, a partir del momento cero, un imposible. ¿Alguien tiene acceso a la Historia como verdad? ¿como descripción de la realidad? ¿qué es la realidad?
Friedrich Nietzsche dedicó harto tiempo de su vida a este berenjenal, pasando por disímiles posicionamientos, miradas y tantos otros tópicos como el olvido y la ciencia, que lo preocuparán desde el principio hasta el final de su obra y que irán desplegando distintas facetas, no siempre congruentes. De acuerdo a un análisis elaborado por el filósofo Juan Maresca, en “Sobre Verdad y mentira en sentido extra moral” (1873), a Nietzsche le inquietaba que al “animal-hombre” le surja el impulso de búsqueda a la verdad; “¿cómo en la esfera de este animal, ávido y voraz como todo lo viviente, condenado a luchar por la supervivencia y cuya consciencia no es más que un instrumento de engaño y disimulo al servicio de la conservación de la vida, puede haber surgido la ‘verdad’?”.
Una definición abordada en el mismo texto (insisto, la obra de Nietzsche, su cuerpo teórico, de sentido y posicionamiento son amplios), dice: “(…) por tanto, ¿qué es la verdad? Una multitud en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos; en una palabra, un conjunto de relaciones humanas que, elevadas, traspuestas y adornadas poética y retóricamente, tras largo uso el pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen y que ahora entran en consideración como metal, no como tales monedas”.
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