El Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad publicó el “Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción”, en el que se sostiene las mujeres representan el 64 % de la población de menores ingresos.
La desigualdad de género es un factor principal de la feminización de la pobreza en Argentina. Las mujeres están sobrerrepresentadas en los deciles de menores ingresos. En ese sentido, se observa que 6 de cada 10 mujeres se ubican en los estratos bajos (deciles del 1 al 4), cuando en el caso de los varones dicha proporción resulta de 4 de cada 10.
El informe precisa que el decil de menores ingresos está compuesto casi en un 64% por mujeres, mientras que son minoría en el decil de mayores ingresos, con el 36% del total.
Las condiciones más desfavorables para las mujeres en cuanto al acceso al empleo y la permanencia en él se ven reflejadas en la brecha de ingresos: las mujeres perciben ingresos que, en promedio, son un 28,1% menores que los de los varones, lo que significa una reducción de 1,4 puntos porcentuales con respecto al mismo trimestre de 2021.
Esta brecha se amplía al 34,6% en el caso del empleo asalariado informal (sin descuento jubilatorio), mientras que se reduce al 23,9% en el caso del empleo asalariado registrado.
Además, la tasa de desocupación es del 7,8 % para las mujeres y del 6,1 % para los varones. A esto se suma que las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.
En tanto, la tasa de actividad para la población de 14 años y más, presenta un comportamiento diferencial por género: el 51,7% corresponde a mujeres y el 70,1% a varones, lo que significa que las mujeres participan menos en el mundo laboral, con una brecha de 18,4 puntos porcentuales.
El dato positivo es que respecto a este último punto la brecha se redujo en 2,3 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior.
La feminización de la pobreza y la falta de independencia económica de mujeres y LGBTI+ son factores claves para la reproducción de las violencias por motivos de género. Además, las situaciones de violencia y acoso por motivos de género producidas dentro y fuera del ámbito del trabajo, el empleo y la producción son esenciales para comprender estas barreras que enfrentan mujeres y LGBTI+ en sus trayectorias laborales y de vida.
Segregación
El informe también pone sobre la mesa quelLas mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder a puestos de dirección y de toma de decisiones en el mundo del trabajo, el empleo y la producción, fenómeno conocido como segregación vertical o “techo de cristal”. Solo el 5,1% de las mujeres ocupadas acceden a cargos de dirección o jefatura, mientras que el 8,4% de los varones ocupan ese tipo de cargos.
Al analizar la composición de la ocupación según rama de actividad, existe una marcada segregación horizontal, fenómeno conocido como “paredes de cristal”. Las mujeres son mayoría en los sectores de servicio doméstico (97,2%), salud (72,3%) y educación (71,5%), actividades que se encuentran socialmente asociadas a trabajos de cuidado. De hecho, casi 4 de cada 10 mujeres ocupadas se insertan en alguno de estos tres sectores. Por el contrario, los varones son mayoría en los sectores de la industria (64,5%), transporte (85,8%) o construcción (96,8%).
La tasa de actividad para personas de entre 25 y 60 años que son jefes/as de hogar y cónyuges se reduce notoriamente en las mujeres a medida que aumenta la cantidad de personas menores de 10 años en el hogar, mientras que se incrementa en el caso de los varones, reflejando el fenómeno de la desigual distribución del trabajo de cuidados no remunerado.