FaceAPP|¿Por qué nos importan tan poco nuestros datos?

Con el boom de la app que calcula cómo se verá tu rostro cuando envejezcas o cómo era cuando eras joven, entre otras funciones, resurgen los cuestionamientos y advertencias sobre la información y los datos que brindan los usuarios al instalar y utilizar estas aplicaciones.

No es la primera vez que sucede que luego del boom de una aplicación para teléfonos móviles y tabletas, lluevan las advertencias sobre “los peligros” que ello conlleva.

Desde hace una semana, FaceApp, una aplicación que utiliza una forma de inteligencia artificial conocida como red neuronal para escanear el rostro y modificarlo según el filtro elegido, se popularizó entre usuarios de redes sociales, posicionándose en el puesto número uno de los rankings de diferentes países, entre ellos Argentina. Desde artistas hasta políticos, niños y niñas, estudiantes, profesionales, ciudadanos y ciudadanas que utilizan sus celulares para prácticamente todo en sus vidas, pudieron ver cómo se verían en 40 años, descubrir cómo serían si optaran por otro género, cambiar su color de pelo, entre otras posibilidades que brinda la aplicación de manera gratuita. O eso nos hacen creer.

“Desarrollamos una nueva tecnología que utiliza redes neuronales para modificar una cara en cualquier foto mientras la mantenemos fotorrealista. Por ejemplo, puede agregar una sonrisa, cambiar el género y la edad, o simplemente hacerlo más atractivo”, explicó el fundador y CEO Yaroslav Goncharov. La aplicación fue lanzada en 2017 y hace poco volvió a ser furor por la tecnología que utiliza.

Al usarla se acepta que la aplicación obtenga información que incluye: datos personales, correo electrónico, fotos, videos, comportamientos de navegación, para que puedan monitorear su teléfono o dispositivo y saber cuáles son sus visitas diarias. No menciona en la política de privacidad de esta aplicación nada sobre lo que sucede con los datos si se deja de usar el servicio o se elimina la cuenta.

De acuerdo con los términos de privacidad entregados por FaceApp a sus usuarios (y que nadie lee), cuando se utiliza, “nuestros servidores registran automáticamente cierta información del archivo de registro, incluida su solicitud web, la dirección del Protocolo de Internet (“IP”), el tipo de navegador, las páginas de referencia / salida y las URL, el número de clics y cómo interactúa con los enlaces en el Servicio, nombres de dominio, páginas de destino, páginas vistas y otra información similar”. Nótese la vaguedad del agregado final: otra información similar.

Si no fuera suficiente, las políticas de privacidad explican que, además, “cuando utiliza un dispositivo móvil como una tableta o un teléfono para acceder a nuestro servicio, podemos acceder, recopilar, monitorear, almacenar en su dispositivo y / o almacenar de forma remota uno o más “identificadores de dispositivo”. Los identificadores de dispositivo son archivos de datos pequeños o similares estructuras de datos almacenadas en o asociadas a su dispositivo móvil, que identifican de forma única su dispositivo móvil. Un identificador de dispositivo pueden ser datos almacenados en conexión con el hardware del dispositivo, datos almacenados en conexión con el sistema operativo del dispositivo u otro software, o datos enviados al dispositivo por FaceApp”.

El software que ahora está de moda puede “compartir el contenido del usuario y su información con empresas que forman el mismo grupo que FaceApp. (…) Podemos compartir tu información, así como información de cookies, archivos de registro y datos de ubicación con terceros que nos ayuden a proporcionar el servicio”. Otra vez la vaguedad en las políticas de privacidad.

Estamos entregando cada vez más datos e información a las empresas, y ni siquiera sabemos a cuáles. Esta información se utiliza para identificarnos y con eso recibimos la lluvia de anuncios publicitarios todo el tiempo, cada vez más específicos. Además, no hay que olvidarnos de los últimos casos de filtración de datos y demás problemas de privacidad que se han asociado con el uso de apps de terceros, como el caso de Cambridge Analytica.

FaceApp reserva todo un apartado para explicar que “no alquilaremos ni venderemos su información a terceros fuera de FaceApp (o el grupo de compañías del que FaceApp es parte) sin su consentimiento”, pero a la vez se guarda muchísimas excepciones.

Algunos analistas indican que al igual que sucede con otros “retos virales” como el #10YearsChallenge, detrás de estos movimientos pueden estar grandes empresas como Google, Apple o Facebook que utilizan todas estas imágenes para entrenar a sus algoritmos inteligentes de reconocimiento facial y capitalizar de manera más puntual (y escalofriante) los datos que el usuario voluntariamente decide entregar.

El reconocimiento facial se está convirtiendo rápidamente en uno de los elementos clave de la identidad digital y, por lo tanto, las personas deberían considerar la posibilidad de proteger su imagen facial de la misma manera que deberían proteger otros elementos de su identidad, como su fecha de nacimiento, número de contribuyente y demás”, advirtió David Vaile, presidente de la Fundación Australiana de Privacidad.

En tanto el consultor en seguridad informática Alexis Sarghel consideró que mediante esta aplicación, por ejemplo, “cualquier agencia de inteligencia podría estar actualizando sus bases de datos con datos actuales míos. Y hoy un software puede sacar mucho de una imagen, no solamente mi cara. Estoy brindando mucha información: ¿a cambio de qué? De entretenimiento, de ocio”.

“Estamos entrenando gratis inteligencia artificial, estamos alimentando gratis una base de datos de origen desconocido”, cuestionó.

Por su parte, la especialista en tecnología Kate O’Neill escribió en la reconocida revista Wired: “Las interacciones humanas son el núcleo de lo que hace que el Internet de las cosas sea interesante. Nuestros datos son el combustible que hace que las empresas sean más inteligentes y rentables. Debemos exigir que las empresas traten nuestros datos con el debido respeto, pero también debemos nosotros mismos tratar nuestros propios datos con respeto“.

Crear algoritmos tan complejos como el que usa FaceApp para convertir tu aspecto físico no es fácil ni barato y es bastante obvio que siendo un programa casi gratuito (tiene una versión ‘premium’ con ciertas mejoras) la rentabilidad hay que sacarla de otro lado. Una aplicación gratuita nunca lo es, porque de algo tendrá que sacar beneficio: del usuario. Mejor dicho, de los datos personales del usuario. 

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