La interna del Frente de Todos está más viva que nunca. La urgencia por encontrar un candidato con buena imagen se interrumpe por la insistencia de Alberto Fernández de volver a presentarse, sumada a la proscripción de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la condena en la causa vialidad.
“No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta”, dijo Cristina Kirchner el 6 de diciembre pasado tras haber recibido una condena del Tribunal Oral N° 2 a seis años de prisión y estableció su inhabilitación perpetua para ejercer cargos público por la causa Vialidad La persecución judicial que señala en su contra le hizo tomar la decisión de no presentarse el 2023.
El Frente de Todos atraviesa una crisis política plagada por los “off” y “on” del kirchnerismo. Es que el desempeño de Alberto Fernández en materia económica con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional lo pusieron en jaque con el sector más progresista que integra el FDT.
La pandemia
La pandemia de COVID 19 en 2020 y 2021, sumado a la guerra de Rusia y Ucrania, crearon un escenario hostil para gobernar. Fernández pudo sobreponerse a algunos obstáculos, pero el saldo dañino que dejó el “vacunatorio vip” gestionado por el ex ministro Ginés Gonzáles García y el cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yañez, en la Quinta de Olivos, crearon un descrédito a la figura presidencial.
A esto se le puede agregar el dato no menor de que ningún presidente de la pandemia ha sido reelegido. Se puede nombrar a Jair Bolsonaro y al ex primer ministro Boris Jonson como casos testigos.
Sin dudas la pandemia ha tenido un impacto significativo en la política y en la economía de muchos países. Ha provocado cambios en la forma en que los gobiernos manejan sus asuntos y ha creado nuevos desafíos para los líderes políticos.
Es importante señalar que la reelección de un presidente también depende de muchos otros factores, pero si la gestión de la pandemia y el acuerdo con el FMI fueron los hechos más altisonantes, entonces el análisis de estos se debe tener en cuenta.
Democracia y participación en el marco de la violencia política
Otro punto a analizar es el crecimiento de los liberales que no pasa desapercibido para la política argentina. La exclusión de grupos outsider que no entran en el sistema rígido de partidos políticos en nuestro país provocó el crecimiento de sectores que pretenden cuestionar los derechos obtenidos como la trayectoria internacional en materia de derechos humanos, el reconocimiento de los derechos para las personas trans, matrimonio igualitario y acceso de mujeres y cuerpos gestantes a la interrupción legal del embarazo.
Podríamos decir que la tercera ola de la obtención de estos derechos (la primera fue durante los gobiernos de Perón con derechos laborales, sufragio femenino, divorcio y patria potestad; la segunda con la vuelta a la democracia y el juicio a la junta y la tercera podríamos nombrarlos con los gobiernos del matrimonio Fernández de Kirchner) están siendo cuestionados por estos grupos en donde la propuesta política es la violencia. La traducción de esto fue el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner en noviembre pasado y, en menor escala, los ataques de odio a las comunidades LGTBIQ y feministas.
Algunos de los que se oponen al avance de derechos están distribuidos entre Juntos por el Cambio y las fracciones libertarias. Quizás exista una porción grande de jóvenes que no se siente representado por el sistema de partidos porque ni siquiera los mira, ni los mide. Como hecho curioso en menos de dos meses, con 30 años recibí dos encuestas telefónicas. Sí, telefónicas, solo porque me interesa la política la respondo, pero cualquier millenial o centennial no las responde.
Los jóvenes están interesados en la política, pero el vaciamiento de la formación histórica es un problema. Los argentinos son uno de los países latinoamericanos que más tiempo pasa tiempo en redes sociales, casi 8 horas al día. El algoritmo está tan afinado en nuestro país que hasta podrías no haberte enterado del atentado contra Cristina o creer que era “algo armado”.
En ese escenario juega la democracia con la mayor líder política proscripta por un fallo y un electorado de juventudes que no se mide. Están en otra.
“A un Presidente no se le compite en las PASO”
El kirchnerismo fue claro en su reunión en Merlo. “Si Fernández se postula a presidente no iremos a competir a las PASO”. De un día para otro se establecen mandatos como que ningún gobernador de Buenos Aires puede ser presidente o como “si ganas la Matanza ganas la elección”. Ya sea por gobernabilidad o por mantener las relaciones con el peronismo, el sector K fue determinante.
Fernández recibió fuertes críticas en esa mesa del Frente de Todos y quieren llevar a que decline su candidatura, pero ¿para que Cristina sea la candidata?
Mientras tanto, la proclama a la “candidata natural” continúa en la calles bajo el lema “Proscripción un carajo, Cristina 2023”. Debe señalarse que la actual vicepresidenta es la que más mide en el Frente de Todos, podría llegar a un balotaje, pero el escenario es confuso en esa instancia. La última vez que el kirchnerismo fue a un balotaje (2015), perdió aunque la figura era Scioli y no una mujer que fue dos veces presidenta, senadora y líder política del espacio más emergente en los últimos años.
A Fernández ni los gobernadores pareciera que le brindan el apoyo que esperaba. Juan Manzur (Tucumán) habría dicho en “off” que se presentaría a elecciones presidenciales y referentes como Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Jorge Capitanich (Chaco) acompañaron las posturas del kirchnerismo en la mesa del FDT.
El presidente está en un laberinto barroso, pero si logra salvarse o termina por hundirse aún más, solo lo dirá el tiempo.