Forman parte de los diez principales artículos desechados en las costas del Caribe. Los productos prohibidos son altamente contaminantes y demoran entre 400 y 500 años en degradarse.
El Caribe comenzó un 2019 con una medida que promete combatir la cantidad de desechos plásticos que son arrojados al océano.
Desde el 1º de enero, Jamaica, Belice, Bahamas, Barbados, Costa Rica, Granada y Trinidad y Tobago prohibieron la importación de cajas de plástico y poliestireno de un solo uso, materiales derivados del refinamiento del petróleo.
La decisión fue tomada tras la realización de una serie de informes, que indicaban que dichos objetos formaban parte de los diez principales artículos desechados en las costas del Caribe y suponían más del 50 por ciento del peso total de la basura que se recolecta en la zona.
Los productos prohibidos son altamente contaminantes y demoran entre 400 y 500 años en degradarse, ni siquiera desaparecer.
Al llegar a ríos y mares, estos materiales ponen en peligro la vida de aves y de cientos de especies submarinas, ya sea por su ingesta o por quedar atrapadas entre la masa de desperdicios.
Eventualmente, el desastre llega a la mesa del ser humano, pues nuestra alimentación depende de esos ríos, mares y ecosistemas que son contaminados con plásticos desde el siglo XX.
La ONU estima que el mundo consume anualmente 5 billones de bolsas de plástico, principalmente hechas de polietileno, por lo que es necesario implementar estas medidas para contrarrestar la contaminación.
La decisión de este grupo de países e islas con un largo litoral, que comparten el Mar Caribe como riqueza y frontera natural común, sigue la tomada en 2012 por Haití, en 2016 por Antigua y Barbudas y el año pasado por Aruba, Colombia, Guayana , Puerto Rico, San Vicente y Las Granadnas, Islas Turcas y Caicos.
Para combatir realmente la contaminación y sus graves efectos, otros países de la región, como EE. UU., México, Cuba, República Dominicana, Venezuela, Honduras, Nicaragua y Panamá – deben dar pasos similares hacia adelante.