Día de la Independencia en pandemia. 9 de julio a las 19 hs. Una vereda en Barrio Sur. 30 personas, distanciadas, con barbijos y al aire libre.
En ese contexto se desarrolló una performance titulada “El 9 de Julio de la Emergencia Cultural” realizada por las Sheguas del Apocalipsis.
La bienvenida estuvo a cargo de Jorge Pérez Lucena quien comentó las reglas y las razones del evento: cumplir estrictamente con el protocolo de salud y vivenciar una performance artística. “En tiempos en los que nadie parece saber muy bien qué hacer, nosotras/os estamos encontrando y proponiendo respuestas” expresó Pérez Lucena.
Entre la gente que rodeaba la vidriera aparecía cada cinco minutos Teresita Guardia, con rociador de alcohol en mano y un mensaje que recordaba el uso del barbijo y el no consumo de alcohol. Salustiano Zavalia y Nacho Enrique dentro de una suerte de pecera cantaron cuatro temas clásicos del rock nacional.
El cuadro de la performance se orquestaba junto a un televisor que comenzó mostrando las predicciones de Ludovica Squirru para el 2020, un video del programa de Pamela David de América.
“¿Qué pasó Ludovica?”, dice Salus al concluir el video.
El despliegue. Salustiano acompañó cada tema con un conjunto de movimientos, gestos y detalles propios del mejor music hall de cualquier ciudad. La tv incorporada al espacio nos recordó constantemente la diferencia entre una transmisión remota y un cuerpo presente en un acto artístico.
Ambas cosas sucedían en simultáneo frente a las personas paradas y distanciadas. La tv y los artistas estaban mediados por pantalla de vidrio, los vídeos fueron perdiendo atención mientras el cuerpo de Salustiano con una cabellera negra al estilo Cher de 1980, se hacía más presente, con cada tema el show se tornaba más sensual y desopilante.
Algunas personas que pasaban caminando por esa calle se quedaron mirando. La necesidad de presenciar algo que no sea un programa de tv o un vivo de instragram podría leerse en los ojos de todes. El aplauso se hizo agitando las manos en alto, para que las artistas pudieran vernos, ya que no podían escucharnos.
Una vidriera con música, una obra de teatro mini, un café concert pandémico, todo eso y un poco más fue este evento profundamente político y cultural.
Como sucede con otras áreas de una sociedad, la cultura está inmersa en una profunda crisis económica. Antes de terminar el show, tres efectivos de la policía se hicieron presentes. El asombro de los tres se hizo parte de la performance. Al concluir se acercaron a recordar que estaba prohibida la realización de eventos culturales.
Los protocolos de salud para prevenir la transmisión del Covid 19 parecen avanzar de modo dispar según la actividad de la que se hable. Subyace una vez más la idea de que las actividades culturales no son tan importantes como salir correr o juntarse con los seres queridos a almorzar. La etapa de distanciamiento social que se vive en la provincia no incluye aún a las salas teatrales y las distintas actividades artísticas que se desarrollaban en la provincia.
En Tucumán, cuna de la independencia, la actividad cultural genera trabajo a miles de personas. No es imposible pensar otras escenas, otros formatos ni otros protocolos para acompañar el inicio de las actividades para un sector que se encuentra en crisis y reclamando una ley de emergencia cultural. Las/os artistas encuentran, una vez más, la creatividad para demostrar que es posible la vuelta de los eventos culturales a la vida tucumana.
