Diseñar vínculos a través de la artesanía

La artista y docente, Alejandra Mizrahi, viajó recientemente a Japón para brindar un taller de randa a personas con diversidad funcional, fruto del antecedente de un trabajo similar en BienalSur el año pasado. Para la docente, la experiencia implicó un fuerte cuestionamiento y desacralización de algunas prácticas dentro del arte, el diseño y la artesanía, fundamentalmente en materia de pedagogía.

Por Alejandra Mizrahi

El año pasado tuve la oportunidad de trabajar en el proyecto Turn del artista Katsuhiko Hibino dentro del marco de BienalSur. Turn se realiza hace unos años en diferentes lugares del mundo y se enmarca dentro de las acciones para los futuros juegos paraolímpicos de Japón 2020. Hibino, artista y decano de la Facultad de Artes de Tokyo, ideó y lleva adelante este proyecto. El mismo consiste en una idea renovadora sobre la relación del arte y las artesanías. Tomando como puntapié una técnica artesanal tradicional, el proyecto vincula a artistas con “comunidades vulnerables” en un ida y vuelta alrededor de las técnicas artesanales tradicionales, considerándolas instrumentos para la construcción de nuevos vínculos.

En este marco trabajé con la técnica de la randa y adolescentes de la Fundación Brincar por un Autismo Feliz. Hace algunos años que vengo investigando sobre esta técnica. Trabajarla en esta ocasión ha suscitado una nueva forma de pensarla y abordarla. Establecer un vínculo con esta comunidad a partir de una técnica tradicional fue una experiencia que reconfiguró el rol de las artesanías y el arte en relación a la sociedad.
La lógica de construcción de la randa ha funcionado como guía y diseño del vínculo generado con los chicos y chicas con TEA (Trastorno del Espectro Autista). La técnica fue la forma a través de la cual nos relacionamos y construimos juntos un modo inédito de tejer y bordar. La randa se sometía a modificaciones que eran demandadas por la misma experiencia del hacer y a su vez, nosotros nos íbamos adaptando a las reglas que esta proponía. Cambio de escala del hilo, sustitución de ciertas herramientas, trabajos en dúos, todas estas situaciones transformaron la técnica y nuestros modos de relacionarnos.

Lo conocido

Hace algunos años me encuentro trabajando en los límites entre el arte, el diseño y la artesanía. El trabajo que vengo realizando desborda lo teórico para formular una práctica que dialoga entre estos tres espacios de significación, llevando y trayendo, cual traficante, los objetos entre estos campos. La producción, circulación y consumo de los objetos es no sólo distinta en cada campo, sino que construye objetos y relaciones particulares en cada uno. Desde la artesanía hacia el arte y el diseño, desde el arte al diseño, desde el diseño al arte, todas las combinaciones han sido probadas y experimentadas por muchos artistas, artesanos y diseñadores a lo largo de la historia. Aunque estas categorizaciones no tienen mucho sentido en el mundo contemporáneo en el que prima la contaminación de las disciplinas, siguen existiendo artesanos, artistas y diseñadores; artesanías, obras y objetos funcionales, y sus mundos muchas veces son inconmensurables. La situación descripta se aplica al mundo occidental, aunque cuando nos referimos a ciertas comunidades orientales esto es totalmente distinto.

La randa es una técnica de encaje a la aguja que se desarrolla en Tucumán y con la cual he frecuentado este viaje entre los distintos campos. Este encaje ha pasado de ser un tapete artesanal ornamental, para pasar al cuerpo y ser vestido y luego a un dechado enmarcado en la pared o conviviendo con otras técnicas en un caballete. En cada una de las propuestas ha tenido distintos circuitos de producción, circulación y consumo. Para realizar cualquiera de estos objetos con randa me he puesto en contacto con una comunidad de tejedoras: las randeras. Ellas sostienen y transmiten este saber de generación en generación hace siglos en la provincia. Las randeras tienen su propio modo de ser, producir y relacionarse. Las cuarenta mujeres que hoy producen en El Cercado, no solo han seguido tejiendo este encaje sino que construyen y sostienen lo que una randa es y lo que no, el cómo se teje, qué es una randa tradicional y hasta donde pueden estirarse los límites de ésta. He participado en muchas de estas discusiones con algunas de ellas, alrededor de los materiales, la morfología, la paleta de color, etc. Con el paso del tiempo me di cuenta que lo más interesante de la randa, más allá de su exquisita factura, es la lógica de construcción del tejido y de la comunidad que lo teje.

La randa se realiza con hilos de algodón y se teje con agujas muy finas, una de las cuales determina la apertura y la regularidad de la malla que será la base de los futuros bordados. Estos bordados se realizan una vez finalizada la malla y consisten en dibujos geométricos, simétricos o radiales -cuando se trata de una randa circular-. Entre estos puntos existen el punto lluvia, la esterilla, las florcitas, el panal de abejas, las espiguitas, etc. Estos conforman los dibujos que observamos en las randas acabadas, generalmente luego del almidón.

Reconfigurar

En 2017 y 2018 participé del proyecto Turn. El contacto y conocimiento de este proyecto han modificado mi modo de entender las relaciones entre el arte, el diseño y la artesanía, y me ha empujado a trabajar en un todo continuo en donde las premisas tienen que ver con la posibilidad de comunicación y redefinición en función de las necesidades y posibilidades del otro.

TURN es un proyecto artístico dirigido principalmente por el artista japonés Katsuhiko Hibino y cuestiona los distintos marcos de diferencia naturalizados en la sociedad. El proyecto pone de relieve las diferencias creando encuentros entre personas diversas con distintos bagajes y atributos, incluyendo la discapacidad, las edades, el genero, la nacionalidad y los distintos medios ambientes. Es un proyecto artístico cuya materialidad se ha desplazado de los objetos a las relaciones entre las personas, transmitiendo, a partir de estas, el valor de la diferencia. El proyecto propone un proceso interactivo de encuentros entre artistas y personas de instituciones sociales de bienestar, reconociendo las cualidades humanas de uno y otro. Turn postula un proyecto artístico pero también un nuevo sistema de valores que guía este tipo de actividades.

Las instituciones sociales de bienestar con las que articula Turn son, en su mayoría, comunidades de personas discapacitadas. Entiéndase aquí la discapacidad no como algo inherente a la persona sino a la relación de la persona con el contexto específico. Estas comunidades van desde discapacidades motrices hasta mentales, pasando por todo el rango de complejidad combinatoria. El proyecto no trata de incluir socialmente a las personas discapacitadas a un mundo normado, sino buscar nuevas formas de relacionarnos a través de las inéditas posibilidades que propone el encuentro de los diferentes bagajes y experiencias.

Arte participativo

Cada una de estas experiencias, dentro del proyecto Turn, provocó un doble o triple alejamiento de la randa como objeto y me acercó a seguir pensando en su lógica y en la manera en la que a través de esta podemos construir vínculos. La asociación del tejido con esta idea es histórica, sobre todo relacionada a la práctica femenina. No obstante, haber traducido primero la randa de una escala a otra y luego generado un espacio de ejercicio con ella, me abrió un nuevo modo de entender la práctica artesanal tradicional.

Al finalizar ambas experiencias de talleres, en el caso de Buenos Aires, BienalSur, el museo que albergó esta experiencia y la de cuatro artistas e instituciones más, fue Muntref sede Caseros. En Tokio los dispositivos de trabajo se montaron en el Museo Metropolitano de Tokio junto con treinta artistas de distintas disciplinas y un montón de instituciones involucradas. Los ejercicios se desplegaron en el espacio de los museos para que toda la gente que asista pueda participar, continuar los tejidos, bordados, tejer unos nuevos, bordar las mallas con dibujos, seguir proponiendo motivos, etc. Lo que habíamos comenzado en las instituciones a puertas cerradas, ahora se volvía público. Clare Bishop propone pensar la idea de participación de la siguiente manera: en el sentido más estricto, la participación anula la idea tradicional de espectaduría y sugiere un nuevo entendimiento del arte sin audiencias, en el cual todos son productores. Si bien Turn project no tiene sus fundamentos en la tradición occidental de las relaciones de arte y pedagogía, en la cual tenemos referentes como Joseph Beuys, Lygia Clark o Luis Camnitzer, podríamos observar cómo en este proyecto la idea beuysiana del “todos somos artistas” y la creatividad como una facultad de todos para poder modificar la sociedad, también encuentra asidero.

Considero la práctica artística, la pedagogía y la investigación como un continuo en el trabajo de muchos artistas hoy. En palabras de Bishop: Los artistas parecen estar poniendo en movimiento una práctica “relacional”. Su objetivo dominante parecía ser la producción de una experiencia dinámica para los participantes, mas que la producción de formas artísticas complejas.Turn project articula diferentes agentes formulando una serie de problemas epistemológicos en torno a la educación, la discapacidad, la práctica artística y la investigación. El proyecto genera preguntas alrededor del rol del arte en la sociedad, su utilidad y sobre la existencia de un arte personal y otro social. Preguntas disparadas en cada una de sus etapas de realización del proyecto y que impactan en los modos de hacer y entender el arte hoy.


Sobre Alejandra Mizrahi

San Miguel de Tucumán, 1981. Doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Docente de la Tecnicatura Universitaria en Diseño de Indumentaria y Textil de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán. Co-Autora del libro “Randa: tradición y diseño tucumanos en diálogo”. Docente del Seminario de Arte Textil de la Licenciatura en Artes de la Universidad del Museo Social Argentino. Becaria del Programa Investiga Cultura del Ministerio de Cultura de la Nación en el Museo Na-cional de Historia del Traje. En 2017 y 18 participó del Proyecto Turn de Katsuhiko Hibino en Buenos Aires y Tokio. Recientemente co-curó junto a Aldo Ternavacio, la muestra de Gely González denominada “Mi mundo es todo el mundo”, en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán. Residencias artísticas: Curadora, San José del Rincón, Santa Fe (2014) y Savvy Contemporary en Berlín (2016). Exposiciones: Motivo, Rusia galería, Tu-cumán (2012), Supernova, Fondo Nacional de las Artes, Bs As (2014), Covers, Centro Cultural Casa de Pepino, Córdoba (2016), El ardid del tiempo, sobre el paradigma textil contemporáneo, Museo de Bellas Artes de Salta (2016), y el mar venía hacia nosotros mientras te adentrabas en él, Piedras, Bs As (2017).

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