Día Internacional de la Esclerosis múltiple

La Federación Internacional de EM indicó que alrededor de 2.300.000 personas en todo el mundo padecen esta enfermedad. Conocé de qué se trata, factores de riesgo, prevención, tratamientos y las prestaciones del servicio público de salud en Tucumán.

La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta al sistema nervioso central, puntualmente a la vaina de mielina; una sustancia que recubre y protege las neuronas. Cuando ésta se daña, los impulsos nerviosos que comunican al cerebro con la periferia -el resto del cuerpo-, disminuyen o se detienen, produciendo lo que se conoce como “desmilinzación”.

Si bien cada paciente presenta distintos síntomas -porque están sujetos a lugar del cuerpo donde ocurre la desmielinización-, los más comunes son escasa coordinación, fatiga, problemas de equilibrio y mareos, alteraciones visuales, dificultades en el habla, incontinencia y problemas cognitivos. No se trata de una patología hereditaria, sino que su aparición responde principalmente a factores externos, como por ejemplo, la ingesta de sodio, el tabaquismo, altos niveles de vitamina D y falta de descanso.

De acuerdo a la información habilitada por el FLENI, esta enfermedad afectó en el año 2016 a alrededor de 12.000 argentinos y fue la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, luego de los accidentes de tránsito.

La enfermedad desarrolla una condición inflamatoria, crónica y autoinmune desmielinizante. La mielina posibilita que un nervio transmita sus impulsos rápidamente para que el cuerpo pueda realizar movimientos suaves, rápidos y coordinados con poco esfuerzo consciente. Los sitios donde se pierde la mielina aparecen como áreas endurecidas o con cicatrices: En la esclerosis múltiple, estas cicatrices aparecen en diferentes momentos y en diferentes áreas del cerebro y la médula espinal. El término esclerosis múltiple significa “muchas cicatrices”.

esclerosis multiple

Tucumán y la EM

El servicio de Neurología del Hospital Padilla, a cargo de la doctora Alejandra Molteni, cuenta con una Unidad encargada de atender a las y los pacientes que presentan esta enfermedad en la provincia. Siguiendo lo mencionado anteriormente, los síntomas de la EM varían e incluyen visión borrosa, miembros débiles, sensación de hormigueo, inestabilidad y fatiga. Al respecto el doctor Gustavo José, neurólogo del staff del Servicio, explicó que la enfermedad afecta principalmente a pacientes jóvenes entre 20 y 40 años, es compleja y representa la primera causa de discapacidad no relacionada con accidentes en este grupo etario.

“Cuando inicia hay aparición de procesos inflamatorios, los pacientes por ejemplo como primer síntoma disminuyen la agudeza visual de un ojo y en semanas esa agudeza puede recuperarse. Esta secuencia de síntomas y recuperación se denomina Fenotipo Remitente-Recurrente”, sostuvo el especialista al tiempo que comentó que el proceso tiene lugar durante un tiempo luego del cual la enfermedad puede entrar en una segunda etapa marcada por cambios de carácter degenerativos, con pérdida progresiva de funciones. En la provincia la Unidad de Enfermedades Desmielinizantes del hospital atiende aproximadamente a 65 pacientes, de los cuales la mayoría presentan esclerosis múltiple. El diagnóstico se lleva a cabo a través de análisis de sangre, del líquido céfalorraquideo y Resonancia magnética.

Factores de riesgo

De acuerdo a la información habilitada por Universia Argentina, existen 5 hábitos y/o estados, que dañan nuestras neuronas y podrían exponernos a la EM. En ese sentido, para mantener las habilidades cognitivas del cerebro en todo su esplendor y evitar daños neurológicos en el futuro, conviene evitar lo siguiente:

1. No desayunar

Luego de un ayuno de 6 a 8 horas, el cerebro requiere energía para comenzar el día y llevar a cabo todas las funciones. Si no se le brinda la adecuada cantidad de proteínas, vitaminas y nutrientes, se estará generando daño estructural, lo que implica la muerte de neuronas por falta de energía y sobrecarga de trabajo. Recuerda incluir cereales, frutas y lácteos en tu primera ingesta.

2. Estrés

El estrés no solo mata neuronas, sino que también evita que se formen nuevas en el hipocampo. Según una investigación publicada en el Journal of Neuroscience, el estrés agudo sólo permite la supervivencia de nuevas neuronas por unos días.

3. No dormir bien y lo suficiente

La rutina de dormir pocas horas al día acelera la pérdida de células del cerebro. Además, los científicos han concluido que dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye el oxígeno, causando efectos adversos a nuestro cerebro. Para dormir las horas adecuadas, procura reducir el consumo de café, evitar cenar en exceso, realizar ejercicio físico durante el día y dormir en plena oscuridad para aumentar la producción de melotonina, la cual reduce los niveles de cortisol en sangre. El cortisol es conocida como la hormoda del estrés.

4. Consecuencias de fumar

Entre sus múltiples consecuencias negativas, fumar causa la disminución del tamaño cerebral y promueve la aparición del Alzheimer. Al respecto, un estudio de la Universidad de Northumbria revela que fumar origina la pérdida de memoria, lo cual se podría revertir al dejarlo.

5. Comer mucho y mal

El exceso de comida genera una circulación lenta y poco oxigenada al cerebro. Además, según un estudio publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease, si la dieta incluye demasiadas grasas saturadas y colesterol, el cerebro se inflama y la memoria de trabajo o memoria inmediata se verá reducida.

 

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