Proyecto Huellas presentó su onceava edición y algunos artistas y participantes ofrecieron su opinión para La Nota.
Una vez más la memoria colectiva, de la mano de varios artistas, hizo eco en cientos de personas en el marco de Huellas 11: Reafirmación y Construcción de la Memoria Colectiva en pos del bien común, el pasado viernes 23 de marzo, durante la vigilia del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en la Casa del Bicentenario.
Proyecto Huellas, Estéticas Contemporáneas en Relación a los Derechos Humanos, es un evento colectivo que se realiza cada año, desde 2008, en co-producción con la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. En esta edición, el evento contó con más de 800 espectadores/participantes.
Fotografías de Andrés Herrera
Algunos de los y las participantes del proyecto de este año expresaron reflexiones sobre su experiencia y las implicancias sociales y artísticas que se pusieron en juego en esta edición:
“Me ha quedado una huella indeleble en el cuerpo. Una huella en la memoria, en la mente y el corazón.
Abrazar al otro es abrazar su tristeza y darle alegría. Abrazarnos a una idea, la de una patria justa y soberana, sin fronteras entre los pueblos libres que aman la diversidad cultural. Cada herida necesita una reparación y la herida social necesita resarcimiento. Sanar lleva tiempo. Lo mejor es hacerlo juntos porque sellar la herida social requiere el compromiso de muchos Y muchas. Y ya sabemos que aquellos pueblos que olvidan su pasado vuelven a repetir la historia. Huellas es una marca, en las voces que atraviesan las células del cuerpo colectivo, en las imágenes que ingresan por la retina y llegan a las neuronas para insistir en la lucha contra el olvido. En mi caso he dejado un camino transitado junto a Qoqi Méndez, un camino, una memoria que hicimos al andar, juntos, con muchos y muchas compañerxs artistas. Planeo seguir marchando, como cada 24 de marzo.
Acompañar a los organismos de derechos humanos y a los pueblos originarios en su lucha contra el olvido es como iluminar la oscuridad para dar esperanza. Es como mirar hacia dentro para no olvidarnos quiénes somos. Mirar hacia el otro que es espejo y abrazarlo en su dolor y en su lucha hasta hacerla carne, hasta hacerla Huella.
Marcos Bauzá, artista participante
“El éxito de Huellas en su onceava edición consistió en la multiplicidad participativa y el interés que mostró el público, el cual es parte consciente de cada “performance”. El modo que encontramos, para que las heridas vayan doliendo menos, es compartir entre mucha gente que, sin haber vivido esa década oscura, va tomando consciencia y generando, a su vez, un efecto dominó que lleva a más personas cada año a conocer estas heridas en sanación. Gracias Huellas”.
Silvano Frutos, artista participante
“Desde la producción de Huellas 11, tuve el placer de vivenciar la creación de cada artista, su engranaje en lo colectivo y el desafío de integrar al público en cada una de sus obras. Con la gran convocatoria que tuvimos, siento que seguimos contribuyendo para la construcción colectiva de la Memoria con Verdad y Justicia a través del arte. Considero fundamental destacar además, el valioso aporte de los técnicos de la Dirección de Cultura.
Huellas es un proyecto producido desde un marco familiar y me siento afortunada de formar parte del mismo desde hace 11 años, donde en cada edición estuvieron y están presentes los 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas.
Ainhoa Cormenzana Méndez, productora
“Al Huellas 11 lo sentí como un encuentro donde la Memoria se manifiestó, se transformó en acción, en sanación; un espacio de convergencia del pasado y sus huellas dolorosas/amorosas con el presente y el ímpetu de lucha/resistencia. Huellas es energía circundante, fusión de presencias de 30.000 compañeros que revivimos en cada intervención, con los participantes que completan el proceso de creación sin fin. Todes integramos una parte necesaria del entretejido que forma la inmensa RED que es la verdad, donde el Olvido no tiene posibilidad de ingreso, donde aprehendemos nuevas maneras de militar la historia que también es presente y futuro, donde las huellas se profundizan marcando el camino a las próximas generaciones.
Huellas es un espacio de construcción colectiva para la trascendencia y convergencia amorosa de la Memoria, y que tuve el placer de integrarlo, por lo que estoy profundamente agradecida y conmovida”.
Taty Barranco, artista, militante de los Derechos humanos y feminista
“Según mi determinación, éste es un año de expansión y así sucedió con Huellas 11, que se expandió en el espacio real (?), en el espacio virtual, en el simbólico y en el cósmico. En el Ahora, el tiempo no existe: pasado y presente en el mismo nivel simbólico de la Memoria. Evaluar la realización de la vigilia del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia me produce cierta ambivalencia porque, por un lado, está el pasado que vuelve al presente; los rostros de los 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas, que causan nostalgia y dolor. Por otro lado, está el bienestar que me produce formar parte de lo que significa Proyecto Huellas en su totalidad y de la performance colectiva, porque es lo colectivo lo que brilló en la vigilia y en la madrugada del 24 de marzo. Las familias, los niños, algunos miembros de la comunidad de Tafí del Valle y Amaicha y su integración con la biblioteca La Randa, el inmenso grupo de artistas visuales, músicos, los Hijos e Hijas buscando su identidad e implorando por la memoria individual y colectiva. Fue un momento mágico, que afirmó que la convivencia entre distintas manifestaciones es completamente posible y hasta necesaria. Florece, entonces, esa ambivalencia, ambivalencia que dejó huellas en el arte tucumano y que tienen su germen en la solidaridad y el sentido de lo colectivo que profesaba la generación del setenta”.
Qoqi Méndez, directora y curadora de Proyecto Huellas
