El pasado 17 de enero Netflix lanzó la segunda temporada de Sex Education (Educación sexual), la serie británica creada por Laurie Nunn y protagonizada por Asa Butterfield (The Boy in the Striped Pyjamas, Hugo), el escocés-ruandés Ncuti Gatwa y la franco-británica Emma Mackey (Summit Fever). A pesar de estar cargada de lugares comunes, Sex Education encuentra los giros necesarios de una serie sobre adolescentes acorde con las luchas dentro de nuestras actuales sociedades. Las relaciones y los conflictos que se exponen surgen con una naturalidad poco común dentro de este género e invita a la continua reflexión sobre nuestra propia adolescencia, a ensayar quizás, un flashback hacia aquello que fue nuestro propio despertar sexual y, sobre todo, hacia aquello que pudo haber sido si en nuestras realidades adolescentes (30, 20, incluso 10 años atrás) hubiéramos tenido las herramientas para interpretar el mundo en el que vivimos. Es decir, sin tanta creación y reproducción de un sistema patriarcal a través de las producciones culturales (por entonces, masivas) como las argentinas de Cris Morena, ya sea Rebelde Way (ahora también en Netflix, muy criticada en las redes desde una óptica 2020), Chiquititas o Casi Ángeles.
En Sex Education los personajes resuelven sus conflictos como nosotros (los mayores de ventitantos) no pudimos o no supimos, y declara un estado de las cosas que quedó obsoleto, empolvado, añejo y por suerte, retrógrado. La profundización sobre la conformación de la sororidad y de la concientización feminista como parte de una lucha en términos revolucionarios, abre el guión de un modo magnífico, en concreto cuando tratamos con un público (en su mayoría) adolescente.
En el 7mo episodio de la segunda temporada, seis de las jóvenes (entre 15 y 17 años) son “sancionadas” presuntamente por haber pintado en el espejo del baño una frase desagradable sobre la profesora. Ahora, a pedido de ella, deben quedarse en la biblioteca e idear una escena teatral en relación a algo que tengan en común pero, a simple vista, nada pareciera acercarlas. Luego de pasar tiempo pensando sustantivos en común o placeres compartidos, una de las muchachas rompe en llanto sorpresivamente: no puede subirse al colectivo. Las chicas se acercan y ella cuenta lo que todas sabemos: en el viaje al colegio, un hombre se masturbó detrás de ella, manchándole de semen su pantalón favorito y, desde entonces, no puede subirse al colectivo.
“¿No podés subir al colectivo porque pensás que ese hombre estará ahí?
No. Es que tenía un rostro muy amable. Lo recuerdo porque me sonrió… y no parecía un asesino, psicópata, masturbador… Entonces, si él pudo hacer algo así, cualquiera podría. Siempre me sentí segura antes y ahora no. Quizás suena estúpido.”
A partir de este momento, el episodio toma un giro total. El momento resolutivo de los diferentes conflictos de los personajes, adquiere una fuerza muy grande a través del diálogo de las jóvenes que, una a una, empiezan a relatar los abusos que han sufrido. “Creían que mi cuerpo era de ellos”, termina de relatar una de las chicas; “sí, como si fuera propiedad pública”, concluye la otra. Todas, sin discriminación de ningún tipo, habían padecido el acoso por parte de un hombre y, por primera vez, lo estaban compartiendo con otras mujeres que hasta ese momento eran indiferentes o “rivales” de secundaria. Más adelante, la profesora descubre que ellas no escribieron la frase en el espejo y las deja salir: “¿Qué tienen en común?”, la respuesta: “Aparte de los penes no consensuales, señorita, no mucho”. Pero no es tan así, en efecto, la relación entre las jóvenes cambia, se acercan, pueden “verse”, se hablan como no hicieron antes, se reconocen en la otra. Cambia no solo la percepción sobre ellas mismas o hacia las otras jóvenes, sino que se concreta la consciencia sobre la cosmovisión de un patriarcado que debe ser eliminado. Un gran episodio dentro de la serie que, además, logra un vuelco en las historias de Eric (interpretado por magnifico Ncuti Gatwa), de Otis (el ya conocido Asa Butterfield) y de Jean (la madre de Otis, interpretada por la chica de los Expedientes secretos X, Gillian Leigh Anderson).
Todavía no hubo confirmación de una 3ra temporada pero no caben muchas dudas, ya que Sex Education fue una de las diez series más vistas de la productora en el pasado 2019. Merecido.
Nota publicada en https://carladuimovich.site123.me/publicaciones/sex-education-sororidad-y-feminismo