Conocida como “la película de Pampita”, cautivó la atención de Patricio Manzur Otaiza. En la nota, te cuenta por qué logró destacar y posicionarse dentro del repertorio del cine nacional.
Desearás al hombre de tu hermana (Diego Kaplan, 2017), “la película de Pampita” o aquella necesaria sátira sobre el cine argentino hipersexualizado (casi en la totalidad de sus ejemplos sin razón lógica, narrativa o estética alguna) de la época del Destape [1], con cimiento en las obras de Armando Bó y en los tropos habituales de las telenovelas y el soft porn más barato, ridiculizando conceptos recurrentes en un cine ya pasado y en ocasiones revisitado por directores como Lars Von Trier. Una burda burla a obras eróticas degradantes como 50 Shades of Grey ( E. L. James, 2011) caracterizadas por sus pretensiones de empoderante feminismo que caen estrepitosamente en el morbo porque sí.
Una película que ameritaba: 1) una cierta inteligencia de un público acéfalo y adormilado cuya opinión, profesada hasta el cansancio sin reflexión alguna, se forma con base en el criterio de los “periodistas” de turno—la mayoría ni siquiera críticos de cine— que se encargaron de defenestrarla en sus programas de chimentos por el simple hecho de ser “la película de Pampita”, cuando en realidad se encontraron frente a un filme con todas las convenciones características del cine de culto al que muchos recurren en una suerte de resistencia frente a las enormes producciones políticamente correctas; 2) un espectro humorístico superior al necesario en las insípidas “comedias” de Suar.
Una producción que sabe lo que es y no quiere ser más. Bella estética setentera, fotografía básica pero interesante y abarrotada de llamativos colores, apropiada selección musical y un inmersivo diseño de producción, montaje anticlimático en ocasiones y malas actuaciones, acartonadas empero plagadas de frases icónicas, en las que sólo destacan Mónica Antonópulos y Juan Sorini dentro del rango actoral (bajo, pertinente mencionarlo) que poseen.
No es sutil, todo lo contrario: plagada de excesos y ese bello absurdo que roza el ridículo identificable en el nicho ocupado por películas de culto como The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975) o The Room ( Tommy Wiseau, 2003) ; si se entra en el juego y el código que propone el filme desde la primera escena (el primer orgasmo de una niña de 7 u 8 años) es completamente disfrutable. Definitivamente no es una contemporánea Dressed to Kill (Brian de Palma, 1980) o Basic Instinct (Paul Verhoeven, 1992) , pero sí una creación que supo evidenciar la falta de razonamiento y criterio de aquellos quienes viven de los programas más vistos en la caja tonta y los medios de comunicación masivos, que establecen cuál será la valoración de sus descerebradas audiencias.
Imprescindible mencionar el magistral marketing que tuvo, cuya tagline la ofrecía como “la película erótica de Pampita” y su gimmick consistía en sembrar la falsa esperanza en los morbosos espectadores expectante por ver algo de la modelo. En palabras de la crítica de cine Vanesa Fognani, «[…] a la mitad de la película esos hombres [maduros que buscaban saciar su sed cinéfila viendo los cuerpos sensuales de Carolina Ardohain, Mónica Antonópulos y Andrea Frigerio] movilizados al cine por una suerte de libido se levantaron horrorizados y huyeron despavoridos del cine. Porque el humor, más la narración del placer en la voz de una mujer genera pudor, especialmente en el macho alfa que no puede entender ciertas focalizaciones cinematográficas y menos que la mujer sea la que se haga la “croqueta”. »
Cuidado, hombres que busquen una porno sin más, sólo encontrarán desnudos frontales de negros y una inteligente película feminista, novedosa y obligatoria en el repertorio del cine nacional.
Hay que reconocer cuando la máquina de hacer ( y comprar) chorizos en que se transformó Netflix en los últimos tiempos concibe un logro, y el hecho de que Desearás al hombre de tu hermana esté en su catálogo es uno muy grande. De no ser por la plataforma, la posibilidad de acceso al film estaría relegado a medios no-santos de internet (páginas piratas o uTorrent ) o, en el mejor de los casos, a CINE.AR .
[1] [1] Ese fenómeno del cine posdictadura exportado desde España ( con directores como Jesús Franco) en que un aluvión de bellas mujeres estaban predispuestas a mostrar la totalidad de sus cuerpos desnudos en cámara gracias a la abolición de la censura tan presente en los años del peronismo, con persecuciones, prohibiciones, desapariciones que la historia de los vencedores desconoce y largas listas negras que no se limitaban sólo a las producciones eróticas, sino a todas aquellas que hubieran implicado salvar a la ciudadanía de la ignorancia. Prohibido olvidar ese tiempo pasado pero siempre latente. Dicha tradición estuvo muy arraigada a un cine aun anterior perteneciente al sexplotation argentino de Armando Bó (1914 – 1981) y sus películas, protagonizadas por Isabel “la Coca” Sarli (1929 – 2019) , siendo El trueno entre las hojas (1957 , hoy clásico y película de culto) la primera en la historia argentina en poseer escenas de desnudez.
Excelente crítica, las comparaciones me parecen muy acertada y gracias a la reseña pude cambiar mi perspectiva sobre la pelicula, ya no me parece una exageración sin trama, sino una sátira muy inteligente