Razones para adoptar un felino sobran. Gatitos esperando por ello, también

El Día Internacional del Gato, celebrado por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal, fue implementado con el fin de recordar los cuidados y fomentar la adopción de esta especie, puesto que mejora la calidad de vida de quienes la incorporan en sus hogares.

Tras la decisión del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, los felinos domésticos poseen tres celebraciones en el año y una de ellas tiene lugar cada 8 de agosto, cuyo objetivo es homenajearlos, recordar los cuidados que merecen y fomentar la adopción de los mismos.

En efecto, la cantidad de gatos adoptados como mascotas crece año a año en el mundo, posiblemente, porque diversos estudios científicos aprecian cada vez más beneficios a la hora de incluirlos activamente en los hogares.

A su vez, millones de publicaciones anuales en Instagram, y redes sociales, dan cuenta del estrecho vínculo que establecen las personas con sus mascotas felinas. Tal es el caso de la fotógrafa Sofía Flores Blasco, cuya buena parte de su producción fotográfica en casa es protagonizada por su gata “Nube” y “Futuro”, su cría. “Nube es mi compañera fiel, una pequeña extraterreste que me hace muy feliz cada mañana al despertar, aunque también me arrastra a quedarme más tiempo en la cama”, indica Sofía, entre risas, para La Nota.

La población de felinos supera a la de perros. Un censo del año 2018 arrojó que en el mundo existen aproximadamente 600 millones de gatos domésticos a lo largo y ancho de los cinco continentes, pero ¿dónde se domesticaron los primeros gatos?

¿Cuáles son lo beneficios de tener un gato como mascota?

El Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades reconoce que uno de los mayores beneficios de tener un gato como mascota es su capacidad para calmar cualquier sentimiento de soledad. Su presencia cuando cruzamos la puerta nos recuerda que siempre hay alguien emocionado por vernos.

En esta línea, investigadores de las Universidades de Miami y Saint Louis, señalan que las mascotas pueden cumplir las necesidades sociales de una persona al igual que la compañía de otros humanos. “Mi Nube me recibe todos los días -luego de largas jornadas- con un largo sermón pero acompañado de una sesión de masajes en la espalda y tiernos ronroneos”, agrega Flores Blasco.

Numerosos estudios señalan que el ronroneo de los gatos ayuda a reducir el estrés del dueño, así como su tensión arterial. Además, los gatos pueden producir vibraciones de entre 20 y 140 hertz al ronronear; una frecuencia considerada beneficiosa para una gran variedad de enfermedades, según la Scientific American.

También, distintos estudios afirman que los gatos contribuyen al mejor funcionamiento del sistema inmunológico; los niños que crecen con gatos tienen menos días de enfermedad que aquellos que no.

Por otro lado, los gatos pueden ayudar a las personas a recuperarse más rápido de un trauma emocional, como el fallecimiento de un ser querido, sumado a que la relajación de acariciar a un gato no sólo apacigua el estrés, sino que también mejora el estado de ánimo y sirve como distracción positiva para los que luchan contra los trastornos de la depresión.

Más allá de su compañía, las mascotas contribuyen a seguir una rutina, mantener la responsabilidad y la actividad social en días que costaría más hacerlo. Además, son animales cariñosos, tienen un gran carácter y mucha independencia, por lo tanto, necesitan menos cuidados que otras mascotas.

Mascotas “auto-domesticadas”

Al igual que todos los animales domésticos, el gato fue originalmente un animal salvaje. El linaje del gato doméstico (Felis catus) ha divergido presuntamente hace 3,4 millones de años en los desiertos y bosques densos de la cuenca mediterránea.

En el año 2007 se llevó a cabo un estudio molecular sobre 979 individuos por el que se estima que el gato doméstico se habría separado del gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) hace alrededor de 130.000 años.

Los primeros descubrimientos paleontológicos situaron los focos de domesticación del gato en Egipto hacia el 2000 a. C., pero un descubrimiento en el año 2004, de los restos de un gato al lado de los de un humano en una tumba en Chipre, aplaza el inicio de esta relación de 7500 a 7000 años a. C. 

Existe una hipótesis alrededor de la idea de que los felinos se “auto-domesticaron”, a diferencia de los demás animales (caballos, vacas, cerdos o el propio perro), que sí fueron domesticados por la humanidad, en la medida que conoció el sedentarismo. Esta teoría sostiene que a través de la agricultura -que trajo consigo el almacenaje de granos y con ello una fuerte proliferación de roedores- los mininos se acercaron a las primeras ciudades de Oriente Medio, para cazar y alimentarse de éstos.

En este sentido, es conocida la adoración que tuvieron en el Antiguo Egipto por los gatos; papiros y jeroglíficos revelaron escenas de la vida cotidiana de esta civilización, en las que se aprecian numerosas representaciones de dicho animal. Además, veneraban a Bast, la diosa de la familia y la fertilidad, quien tenía cabeza de gato.

Desde esta región los gatos se esparcieron a través de Asia y Europa para llegar a América y Australia con los primeros barcos que llevaban gatos a bordo para controlar a los roedores.

Características que debes conocer si nunca tuviste un gato:

Tacto: tienen almohadillas plantares en las patas, muy sensibles, para percibir vibraciones en el suelo o la textura de los objetos. La piel de su nariz le permite detectar el frío y el calor. Los bigotes (vibrisas) son receptores que detectan corrientes de viento u objetos en la oscuridad.
Oído: tiene mejor capacidad auditiva que el perro y oye sonidos ultrasónicos.
Olfato: es inferior al del perro, pero superior al del humano. Tiene un órgano vomeronasal -entre la nariz y la boca-, que le sirve como memoria para recordar situaciones de peligro.
Lenguaje corporal: amasar significa placer. Es un reflejo aprendido desde que nacen para estimular la leche de su madre.
Ronronear: revela que se siente confortado y cómodo. También lo hace para apaciguarse.
Revolcarse en el suelo: es señal de sumisión y solo lo hace con quien se siente tranquilo. Mostrar la panza es señal de confianza.
Mover la cola: es un signo de que comienza a molestarse.
Gruñir y bufar: lo hace para intimidar, como un acto de defensa.
Llevar animales muertos: suelen llevar las presas a sus amos como una ofrenda.
Maullido: puede ser señal de que pide o se queja de algo. Con el tiempo se aprende a reconocer los sonidos, como por ejemplo, si tiene hambre.

¿Dónde puedes encontrar un gato para adoptar?

En Tucumán existen varias organizaciones no gubernamentales que gestionan hogares y cuidados a las mascotas abandonas, tal es el caso de S.O.S. Felinos Tucumán y Gatitos en adopción Tucumán. Razones para cuidar de un felino sobran, y gatitos y gatitas esperándote, también.


Las fotografía son de la autoría de Sofía Flores Blasco

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