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En las últimas semanas, tres casos de personas que atravesaban una crisis emocional o de salud mental terminaron con intervención policial. Dos de ellas murieron y otra terminó con una herida de bala y continúa internada.
Los casos
La madrugada del martes 13 de julio la Policía de Salta retuvo en el Parque San Martín a Matías Ruiz, un peluquero tucumano de 27 años que estaba desnudo en plena calle. A pesar del estado de Matías -desnudo, pidiendo ayuda en una madrugada fría de julio-, según los registros,los efectivos llamaron a una ambulancia una hora después. Cuando llegó la ambulancia, Ruiz estaba muerto.
El miércoles 21 a la noche, la pareja de Victoria Núñez llamó a la Policía de Entre Ríos por un episodio de crisis de salud mental de Nuñez, una joven trans de 27 años. Al llegar a la casa, seis policías la llevaron esposada al hospital San Martín en condiciones y actuaciones que aún se investigan. Ahí, Victoria murió.
El caso que mayor relevancia mediática tomó fue el de Chano Charpentier, músico y ex líder de Tan Biónica, quien estaba en un aparente brote psicótico, junto a su madre y a personal médico. Según contó la familia del músico en un comunicado, los profesionales de la salud intentaban trasladar a Chano a un centro médico. Como no podían controlarlo, llamaron a la Policía. Según la versión policial, Chano intentó atacar con un cuchillo a uno de los policías y éste le disparó en el abdomen. El músico está internado en terapia intensiva del hospital Otamendi y tiene afectados varios órganos. Está grave.
Lo que no hay que hacer
Si algo aprendimos de estos tres casos, es que no hay que llamar a la policía en un caso similar por que la situación puede terminar fatal. Pero, ¿qué hacer? Antes es importante conocer qué es un brote psicótico. Desde La Nota, le pedimos a la médica psiquiatra Érika Hansen que despeje algunas dudas y brinde información clara y certera sobre este tema.
Qué es un brote psicótico
Durante lo que llamamos episodio psicótico agudo o lo que conocemos más popularmente como “brote psicótico”, la persona que lo padece, básicamente, pierde el contacto con la realidad de forma temporal, por lo que no logra distinguir si lo que le sucede es real o ficticio.
Aquí resulta necesario remarcar que esta situación lo torna vulnerable y necesita ayuda.
La aparición de estos episodios o “brotes” se asocia a varios factores, lo que resultará relevante al momento del tratamiento en un centro de salud adecuado.
- Podemos organizar estos episodios psicóticos agudos en los que están inducidos por el uso de drogas o más precisamente sustancias psicoactivas, sean estas ilegales o legales (como las de prescripción médica). Tanto la intoxicación con algunas drogas como la abstinencia (o cese) del consumo de las mismas, pueden verse relacionadas con la aparición del episodio.
- También puede el episodio psicótico agudo estar asociado a alguna alteración en un órgano del cuerpo y ser una manifestación de una enfermedad del sistema nervioso (demencia, algunos tumores, infecciones), de alteraciones metabólicas por afección de órganos como el hígado, el riñón, entre otros.
- Puede surgir asociado a una experiencia traumática en la que una persona se ve desbordada y no puede afrontar la situación presente.
- O bien, puede ser la descompensación de cuadros psiquiátricos preexistentes (psicosis).
También puede ser una combinación de lo antedicho. Por ejemplo, que una persona con un padecimiento mental consuma drogas.
Signos y síntomas para detectar un episodio psicótico
Vamos a entender que un episodio psicótico agudo o “brote psicótico” es un conjunto de signos y síntomas que pueden durar horas o días. Puede que lo que más nos llame la atención es que observemos que el comportamiento de una persona se encuentra desorganizado, como que “hace cosas raras”, y no se logra comprender con que finalidad las lleva adelante. Ésta suele ser la razón principal por la que se suele llevar a la consulta a una persona que cursa un brote psicótico.
Además, puede presentar fluctuaciones en su estado de ánimo que van desde una intensa excitación o irritabilidad, al aislamiento e inhibición; tener dificultades para prestar atención y para concentrarse. Puede que su pensamiento y su lenguaje estén desorganizados, que no se logre comprender que es lo que dice porque sus ideas saltan de una a otra y no siguen un hilo directriz. Puede presentar alucinaciones a las que podemos entender como percepciones (escuchar, ver o sentir) de estímulos que no han ocurrido, ideas delirantes y pensamientos confusos.
En este estado resulta prácticamente imposible que una persona entienda que ella está teniendo un problema, lo que puede entender entre tanta confusión es que los problemas vienen de afuera y se sentirán vulnerables y las más de las veces en peligro e intentará defenderse. Esta forma de defenderse va a variar en las diferentes personas siendo algunas más combativas.
Qué hacer
Si estamos frente a una persona que tiene un comportamiento desorganizado, “hace cosas raras”, que dice cosas raras, que en apariencia habla con alguien o algo que no está presente, que presenta fluctuaciones en su estado de ánimo extremas, que impresiona estar confusa, que se encuentra perseguida, desconfiada, irritable; estamos en frente de una persona vulnerable que necesita ayuda.
Es vulnerable, porque al no lograr distinguir si lo que sucede es real o no, puede ponerse a sí mismo en riesgo, desde autoagredirse, exponerse a accidentes o a situaciones de violencia por parte de otros (lo más frecuente) o a veces en un intento de protegerse, puede agredir a los demás.
Resulta muy importante llamar al servicio de emergencias, y que pueda ser trasladada para evaluación, ya que como hemos visto las causas que pueden llevar a estos episodios son variadas y requieren de asistencia médica. Además, probablemente, en una institución de salud se sentirá más segura, suele ser un hospital mejor aceptado que una comisaría.
Se debe entender que es una persona que necesita ayuda, y que no necesariamente es mala o agresiva, ya que en las noticias se les suele presentar como peligrosos y que tienen la intención de producir daño.
Hasta la llegada del personal del servicio de emergencias se pueden tomar pequeñas acciones:
- Tener la idea clara de que es una persona que necesita ayuda y que si se siente en peligro puede intentar defenderse, por lo que se debe intentar generar un contexto de seguridad y tranquilidad.
- Debemos presentarnos y explicitar que se está intentando ayudarle.
- Debemos intentar buscar familiares, amigues, sobre todo a quienes nos indique la persona.
- No debemos abalanzarnos sobre la persona ni intentar agarrarlo, no debemos burlarnos, reírnos de lo que diga, hacer muecas o caras, no entrar en una confrontación.
- Debemos escuchar lo que dice y atender con seriedad por más que no entendamos lo que nos dice.
- Debemos hablar de manera calma, clara y concisa, con frases cortas que se puedan repetir y que ayuden a que esta persona tome elementos de la realidad, como por ejemplo nombrar elementos obvios que lo rodean: “hace frío”, “estás sin ropa”; brindar impresiones sobre su expresión facial: “pareces asustado”, “pareces cansado”, “pareces muy preocupado”; se pueden hacer referencias a su situación corporal: “estas en medio de la calle”, “estas caminando sin parar”, “estás tirado en el piso”.
- Se debe intentar acompañar (si no ha llegado un referente aún) hasta la llegada a la institución de salud.